El pretendido debate entre candidatos a la presidencia municipal de Puebla se tambalea por un conflicto de pesos y centavos.
Si se contaba usted entre las personas o los electores que esperaban con ansias ver un encontronazo entre Claudia Rivera Vivanco y Eduardo Rivera Pérez, a instancias de este tipo de ejercicios importantísimos para el desarrollo democrático de cualquier comunidad, olvídelo. Los actores involucrados en el asunto no han podido ponerse de acuerdo en un punto fundamental y muy probablemente no lo harán en lo que resta de la contienda.
Los representantes de los ocho contendientes a la alcaldía de la capital se mostraron motivados y presurosos en las primeras pláticas sostenidas de carácter informal para esbozar lo que sería el encuentro, hasta que la gente del Instituto Electoral del Estado les informó que deben ser los partidos los que paguen por la celebración del ejercicio y que ese dinero tiene que ser incluido en los montos reportados como gastos de campaña.
Ahí se desinfló el interés.
El lineamiento para la realización de debates públicos contenido en los reglamentos del organismo electoral asienta lo siguiente:
“ARTÍCULO 21. COSTOS. El Instituto realizará las gestiones necesarias, a fin de apoyar a los partidos políticos, y/o coaliciones, y/o candidaturas comunes o independientes a la Gubernatura, en su caso con los costos que se generen por la realización del debate; asimismo, éstos podrán ser sufragados de manera proporcional por los partidos políticos, y/o coaliciones, y/o candidaturas comunes o independientes, a los que pertenezcan quienes participen en los mismos.
“Para el caso de los debates entre candidaturas a diputaciones y presidencias municipales, los costos deberán ser sufragados de manera proporcional por los partidos políticos, y/o coaliciones, y/o candidaturas comunes o independientes, a los que pertenezcan quienes participen en los mismos.”
Ese fue el texto que ahuyentó el ánimo en la gran mayoría de los contendientes por la presidencia municipal y que está cerca de dejar sin debate no solo a los ocho candidatos, sino a los electores que esperaban ver un ejercicio de esta naturaleza para reafirmar, cambiar o definir su voto.
La valoración económica más modesta puesta sobre la mesa para organizar el encuentro fue de un millón de pesos; las demás se fueron muy por arriba de ese monto.
La reglamentación electoral del estado no obliga al árbitro de las contiendas por las alcaldías de Puebla a realizar debates entre candidatos, pero le recomienda considerarlos y llevarlos a cabo si al menos uno de los aspirantes, en cualquiera de las demarcaciones, le hace la solicitud formal y por escrito.
Eso ya ocurrió en el caso del municipio capital.
La candidata de Morena y el PT a la (re)elección, Claudia Rivera, presentó la petición ante el consejo municipal electoral de Puebla, con el objetivo de que, antes de la fecha de celebración de los comicios, los electores tuvieran la posibilidad de contrastar sus propuestas y oferta de gobierno con las del panista Eduardo Rivera, el rival a vencer.
Hizo además pública la invitación a su oponente.
El aspirante de PAN, PRI, PRD, PSI y CPP ya había dicho que sí, que con mucho gusto le entraba, siempre y cuando fuesen incluidos todos los candidatos.
Parece que eso ya no será posible.
No por lo menos de la mano del Instituto Electoral.
La alternativa que les queda a los interesados es que alguna otra institución, quizá una universidad o las cámaras empresariales, convoque por su cuenta a la confrontación de ideas, con el riesgo, siempre presente, de que acudan solo los que quieran y lo consideren pertinente para sus intereses.
El único debate en realidad importante sería uno sostenido entre los dos Rivera, pero ese no se verá, fundamentalmente por la advertencia de Eduardo, que ha expresado que sin los otros seis contendientes no participará en ningún foro de estas características.
Descarte entonces la confrontación y siga pendiente de lo que cada uno haga por su lado.
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