/ jueves 29 de febrero de 2024

Año bisiesto y empoderamiento femenino

Hoy 29 de febrero y en vísperas del Día Internacional de la Mujer, quiero mencionar una creencia muy vieja que tiene que ver con un tema muy actual. Sabemos que la brecha de género es muy amplia y que hay que acortarla, pero con verdaderas acciones y no simulaciones, lo cual sucede desgraciadamente con otros temas de la vida nacional. También hay que decir que buena parte de la población ignora los conceptos auténticos de los diversos feminismos, porque no existe uno solo, es más, la creadora del feminismo moderno, Simone de Beauvoir todavía no es conocida de un modo general, cuando es la precursora de muchos de los movimientos de hoy.

La violencia política de género es algo que se debe evitar, eso es indudable, el problema es que algunas aspirantes a cargos públicos usan esto como una especie de escudo, para así impedir que se les pueda señalar sus errores o corruptelas. No es nuevo en la historia que, bajo causas muy loables, se escondan los intereses más perversos, teniendo presente que, tanto varón como dama, tienen la misma capacidad de ser corruptos.

Considero que el empoderamiento femenino se debe orientar al fortalecimiento de las aptitudes, capacidades y acciones que realice una fémina en diferentes campos, donde se pueda desenvolver exitosamente, sin que haya prejuicios o limitaciones por su género. Desgraciadamente la idea del empoderamiento se ha desvirtuado y algunas personas asumen que se trata de una especie de desquite o aversión a lo masculino, lo cual es incorrecto porque todos pertenecemos a una misma especie y la convivencia entre los géneros, que puede resultar maravillosa, es lo que conjuga el crisol de pluralidad, convivencia y perpetuación de la humanidad.

En este sentido podemos encontrar las relaciones afectivas, las cuales inician con un coqueteo que, en nuestro país, surge generalmente de los varones, esto es asumido como parte de la caballerosidad, recordando que hay una línea muy delgada entre ésta y el machismo, es decir, pagar la cuenta, abrir la puerta, ceder el asiento, entre otras cosas, son acciones que parten de los conceptos patriarcales que tanto se critican, pero que siguen siendo aceptados y hasta deseados por muchas. Esta es una contradicción que hay que hacer notar, porque los problemas de la mujer parten, en buena medida, de una idiosincrasia que es fomentada, no sólo por los masculinos, sino también por otras mujeres.

Ahora bien, creo que una fémina tiene el derecho a invitar un café, lo cual debe significar sólo eso, una invitación a charlar, en este sentido tenemos una tradición irlandesa, surgida en el Siglo V, cuando algunas mujeres, cansadas de que nos les pidieran matrimonio, pudieran hacerlo. No hay una exactitud, pero algunos datos señalan que fue Santa Brígida quien le dijo a San Patricio que hiciera algo al respecto, con lo cual se les permitió a las féminas el declararse un 29 de febrero o cualquier día del año bisiesto.

En el primer mundo es muy común que una dama invite a un caballero y que éste no tenga una actitud insistente, ya que esto porque se considera acoso u hostigamiento. Bien vale la pena hacer reflexionar y entender que una forma de empoderamiento es que una dama pueda expresar sus sentimientos e intenciones, sin miedo a la crítica o malas interpretaciones, sin embargo, aún estamos muy lejos de ello y seguimos viendo un modelo en el cual el varón debe tomar la iniciativa forzosamente, lo cual corta el absoluto derecho a la búsqueda de la felicidad.

No hay que buscar una tradición o fecha que legitime una acción personal, recordemos que amor que no se dice no existe, además de que una declaración mujer-varón no daña derechos de terceros, así que hay que verla como legítima y legal, además de que expresa sentimientos sumamente lindos y plausibles que le pueden robar un suspiro a quien sea. Hasta la próxima.

@vicente_aven

Hoy 29 de febrero y en vísperas del Día Internacional de la Mujer, quiero mencionar una creencia muy vieja que tiene que ver con un tema muy actual. Sabemos que la brecha de género es muy amplia y que hay que acortarla, pero con verdaderas acciones y no simulaciones, lo cual sucede desgraciadamente con otros temas de la vida nacional. También hay que decir que buena parte de la población ignora los conceptos auténticos de los diversos feminismos, porque no existe uno solo, es más, la creadora del feminismo moderno, Simone de Beauvoir todavía no es conocida de un modo general, cuando es la precursora de muchos de los movimientos de hoy.

La violencia política de género es algo que se debe evitar, eso es indudable, el problema es que algunas aspirantes a cargos públicos usan esto como una especie de escudo, para así impedir que se les pueda señalar sus errores o corruptelas. No es nuevo en la historia que, bajo causas muy loables, se escondan los intereses más perversos, teniendo presente que, tanto varón como dama, tienen la misma capacidad de ser corruptos.

Considero que el empoderamiento femenino se debe orientar al fortalecimiento de las aptitudes, capacidades y acciones que realice una fémina en diferentes campos, donde se pueda desenvolver exitosamente, sin que haya prejuicios o limitaciones por su género. Desgraciadamente la idea del empoderamiento se ha desvirtuado y algunas personas asumen que se trata de una especie de desquite o aversión a lo masculino, lo cual es incorrecto porque todos pertenecemos a una misma especie y la convivencia entre los géneros, que puede resultar maravillosa, es lo que conjuga el crisol de pluralidad, convivencia y perpetuación de la humanidad.

En este sentido podemos encontrar las relaciones afectivas, las cuales inician con un coqueteo que, en nuestro país, surge generalmente de los varones, esto es asumido como parte de la caballerosidad, recordando que hay una línea muy delgada entre ésta y el machismo, es decir, pagar la cuenta, abrir la puerta, ceder el asiento, entre otras cosas, son acciones que parten de los conceptos patriarcales que tanto se critican, pero que siguen siendo aceptados y hasta deseados por muchas. Esta es una contradicción que hay que hacer notar, porque los problemas de la mujer parten, en buena medida, de una idiosincrasia que es fomentada, no sólo por los masculinos, sino también por otras mujeres.

Ahora bien, creo que una fémina tiene el derecho a invitar un café, lo cual debe significar sólo eso, una invitación a charlar, en este sentido tenemos una tradición irlandesa, surgida en el Siglo V, cuando algunas mujeres, cansadas de que nos les pidieran matrimonio, pudieran hacerlo. No hay una exactitud, pero algunos datos señalan que fue Santa Brígida quien le dijo a San Patricio que hiciera algo al respecto, con lo cual se les permitió a las féminas el declararse un 29 de febrero o cualquier día del año bisiesto.

En el primer mundo es muy común que una dama invite a un caballero y que éste no tenga una actitud insistente, ya que esto porque se considera acoso u hostigamiento. Bien vale la pena hacer reflexionar y entender que una forma de empoderamiento es que una dama pueda expresar sus sentimientos e intenciones, sin miedo a la crítica o malas interpretaciones, sin embargo, aún estamos muy lejos de ello y seguimos viendo un modelo en el cual el varón debe tomar la iniciativa forzosamente, lo cual corta el absoluto derecho a la búsqueda de la felicidad.

No hay que buscar una tradición o fecha que legitime una acción personal, recordemos que amor que no se dice no existe, además de que una declaración mujer-varón no daña derechos de terceros, así que hay que verla como legítima y legal, además de que expresa sentimientos sumamente lindos y plausibles que le pueden robar un suspiro a quien sea. Hasta la próxima.

@vicente_aven