/ miércoles 17 de enero de 2024

Noticias, verdad o ficción

Pareciera que el periodismo de investigación está en extinción o el oficio periodístico muy dañado por la velocidad de las redes sociales que si no se revisa la fuente de una información dudosa se toma como aseveración y pagan justos por pecadores.

Hoy en día no es desconocido que aquellos días, en que los reporteros cargaban grandes cámaras, libreta y se tomaban el tiempo en revisar la veracidad de su información, están lejanos. Basta observar cualquier rueda de prensa programada o banquetera, para ver que hasta con transmisiones en vivo se hacen mayormente todo mediante un teléfono inteligente o si acaso una tableta, de la mano de un estabilizador y tomando notas de voz, porque la gran mayoría de las noticias se muestran en imágenes y videos orgánicos, tal y como se les determina a los conocidos como caseros o espontáneos.

Este artículo no es en crítica hacia los reporteros sino a manera de hacer una reflexión sobre las grandes ventajas que existen hoy en en dia con las herramientas tecnológicas, pero también la gran responsabilidad que implica compartir una información con el sustento y objetivamente, porque el fin de un trabajo periodístico es informar de manera imparcial sobre los temas de interés público; acá no hablo de chismes o programas de entretenimiento.

Y todo lo anterior porque conforme nos acercamos al mes de junio y se comienzan a viralizar más y más los temas de postulaciones políticas, es evidente que las notas periodísticas, artículos, entrevistas y puntos de opinión, serán más y más frecuentes. Lo cual no está mal desde mi punto de vista, porque nos brinda más ángulos sobre los personajes que aspiran gobernar. Lo que se pone en tela de juicio es la información que se vierte, porque lo que nos interesa en el fondo es qué mueve a cada personaje para estar buscando participar.

Y ya entrado en el fondo, ninguna motivación está mal o esta bien, lo que sí está muy mal es que se disfracen y pretendan hacer que la gente se chupa un dedo como dicen, lo cual precisamente por tanta información certera o no ya dificulta el saber lo que es cierto y no. Pero si exponemos a los aspirantes en un ejercicio de igualdad y escuchamos de su voz en el mismo acto y frente a los mismos medios cosas tan concretas como el qué los mueve a postularse o de dónde nace el deseo de participar, permitirá observar quién dice la verdad o quién simplemente está encaprichado por tener un espacio público y algún coto de poder desde donde lo que busque sea meramente un interés personal o de grupo.

Ahora bien, esto es aplicable por igual a sectores económicos, educativos o culturales. Asegurar o denostar implica una responsabilidad que hoy en día pocos están dispuestos a asumir. Y es que en el terreno político pasa lo mismo, desde el instante en que se levantan encuestas o dichos de los personajes, se está supuestamente dando una información.

La invitación es general y no exclusiva del medio periodístico, uno mismo hoy en día con las redes sociales pasa esto, en los grupos de vecinos, escuelas o de cualquier índole. Hablar de los demás requiere asumir hablar de lo que nos consta y cuando se emita una opinión, ser claros y decirlo, que es una opinión basada en dichos, como asegurar que una obra artística es falsa o verdadera mediante una fotografía. Perdón que me ría pero sí es increíble cómo puede llegarse a generar una controversia con un dicho a la ligera. Mejor digamos dichos referentes a lo espectacular que es nuestro estado, nuestra gente, es decir, dediquemos nuestras energías y medios de comunicación a enfatizar las virtudes reales y si es necesario denostar, hacerlo con fundamentos y sobre todo un fin de impacto social, no personal.

Bueno pues, noticias, chismes o dichos, hagamos lo propio por igual reporteros y ciudadanos porque el principio básico de respeto es demostrar lo que no se cree, no solo decir.

@serdan.mx

Es Puebla

Pareciera que el periodismo de investigación está en extinción o el oficio periodístico muy dañado por la velocidad de las redes sociales que si no se revisa la fuente de una información dudosa se toma como aseveración y pagan justos por pecadores.

Hoy en día no es desconocido que aquellos días, en que los reporteros cargaban grandes cámaras, libreta y se tomaban el tiempo en revisar la veracidad de su información, están lejanos. Basta observar cualquier rueda de prensa programada o banquetera, para ver que hasta con transmisiones en vivo se hacen mayormente todo mediante un teléfono inteligente o si acaso una tableta, de la mano de un estabilizador y tomando notas de voz, porque la gran mayoría de las noticias se muestran en imágenes y videos orgánicos, tal y como se les determina a los conocidos como caseros o espontáneos.

Este artículo no es en crítica hacia los reporteros sino a manera de hacer una reflexión sobre las grandes ventajas que existen hoy en en dia con las herramientas tecnológicas, pero también la gran responsabilidad que implica compartir una información con el sustento y objetivamente, porque el fin de un trabajo periodístico es informar de manera imparcial sobre los temas de interés público; acá no hablo de chismes o programas de entretenimiento.

Y todo lo anterior porque conforme nos acercamos al mes de junio y se comienzan a viralizar más y más los temas de postulaciones políticas, es evidente que las notas periodísticas, artículos, entrevistas y puntos de opinión, serán más y más frecuentes. Lo cual no está mal desde mi punto de vista, porque nos brinda más ángulos sobre los personajes que aspiran gobernar. Lo que se pone en tela de juicio es la información que se vierte, porque lo que nos interesa en el fondo es qué mueve a cada personaje para estar buscando participar.

Y ya entrado en el fondo, ninguna motivación está mal o esta bien, lo que sí está muy mal es que se disfracen y pretendan hacer que la gente se chupa un dedo como dicen, lo cual precisamente por tanta información certera o no ya dificulta el saber lo que es cierto y no. Pero si exponemos a los aspirantes en un ejercicio de igualdad y escuchamos de su voz en el mismo acto y frente a los mismos medios cosas tan concretas como el qué los mueve a postularse o de dónde nace el deseo de participar, permitirá observar quién dice la verdad o quién simplemente está encaprichado por tener un espacio público y algún coto de poder desde donde lo que busque sea meramente un interés personal o de grupo.

Ahora bien, esto es aplicable por igual a sectores económicos, educativos o culturales. Asegurar o denostar implica una responsabilidad que hoy en día pocos están dispuestos a asumir. Y es que en el terreno político pasa lo mismo, desde el instante en que se levantan encuestas o dichos de los personajes, se está supuestamente dando una información.

La invitación es general y no exclusiva del medio periodístico, uno mismo hoy en día con las redes sociales pasa esto, en los grupos de vecinos, escuelas o de cualquier índole. Hablar de los demás requiere asumir hablar de lo que nos consta y cuando se emita una opinión, ser claros y decirlo, que es una opinión basada en dichos, como asegurar que una obra artística es falsa o verdadera mediante una fotografía. Perdón que me ría pero sí es increíble cómo puede llegarse a generar una controversia con un dicho a la ligera. Mejor digamos dichos referentes a lo espectacular que es nuestro estado, nuestra gente, es decir, dediquemos nuestras energías y medios de comunicación a enfatizar las virtudes reales y si es necesario denostar, hacerlo con fundamentos y sobre todo un fin de impacto social, no personal.

Bueno pues, noticias, chismes o dichos, hagamos lo propio por igual reporteros y ciudadanos porque el principio básico de respeto es demostrar lo que no se cree, no solo decir.

@serdan.mx

Es Puebla

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