/ martes 21 de abril de 2020

Oportunidad ante la crisis

La plaga no está hecha a la medida del hombre, por lo tanto el hombre se dice que la plaga es irreal, es un mal sueño que tiene que pasar. Pero no pasa y de mal sueño en mal sueño son los hombres los que pasan. Nuestros conciudadanos continuaban haciendo negocios, planeando viajes y teniendo opiniones. ¿Cómo hubieran podido pensar en la peste que suprime el porvenir, los desplazamientos y las discusiones? Se creían libres y nadie será libre mientras haya plagas

La peste, de Albert Camus

La aceptación es el primer paso para avanzar en la solución de un problema. Es muy común que ante una situación de dificultad recurramos a la negación, a la evasión o a buscar culpables de lo que sucede a nuestro alrededor y en ocasiones en nuestras propias vidas. La crisis que hoy vivimos se puede vivir desde la preocupación, la angustia y la incertidumbre o se puede vivir desde la aceptación, la apertura y la actitud proactiva de salir adelante. Es decir, hacer aquello que está a nuestro alcance independientemente de las amenazas propias de esta realidad. Una vez aceptada, el reto es poner manos a la obra e identificar lo que sí podemos hacer con verbos como re-flexionar, re-inventar, re-nacer, re-lanzar, re-surgir, re-tomar, re-componer, re-lacionar, re-encontrar, entre otros, cuyo prefijo “re”proviene del latín y significa dar un paso hacia adentro. En este sentido, lo primero es revisarnos internamente para identificar que queremos, que podemos, que hacemos y que sabemos. Igual de importante es voltear a ver a nuestros cercanos, especialmente a la familia, amigos y finalmente identificar nuevas formas de relacionarnos de manera colaborativa con los demás, especialmente en temas que podamos influir desde lo privado en lo público. Hay una gran área de oportunidad para recuperar desde la sociedad las grandes causas colectivas. En suma, esta crisis apareja una gran oportunidad que está en nuestras manos el poder aprovechar.

Albert Einstein afirma respecto a la crisis “No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar 'superado'. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla." Estas palabras del genio que podrían sonar duras pueden ser una invitación a ponernos en acción. Una vez identificada y aceptada, lo que nos queda es poner medios para estar del lado correcto de la crisi. Con una actitud resiliente, hoy tenemos la oportunidad de revisar que prioridades tenemos y como nos podemos ordenar para trabajarlas. También es una oportunidad para dejar de lado todo aquello que nos estorba y que nos damos cuenta qué no necesitamos para vivir. De ahí la importancia que enlistemos lo que es obligatorio, para atenderlo o sí o sí (comida, necesidades básicas, entre otras) y en seguida identificar que resuena en nosotros como motivo de vida para invertir adecuadamente el tiempo con el que ahora contamos para qué a través de la lectura, un curso en línea, compartir lo que sabemos, identificar lo que nos anima, comencemos a dar pasos en crecer desde nosotros hacia los demás. Es decir, es una gran oportunidad para preguntarnos qué onda con nuestra vida. De igual manera, es una gran oportunidad para ver a nuestra familia (con la que vivíamos pero poco convivíamos) con otra mirada. Platicar, convivir, organizar y hasta planear lo que vendrá después de esta cuarentena en familia puede resultar de gran crecimiento para nosotros y nuestro primer círculo. Lo mismo aplica con nuestros amigos, que mucho queremos pero poco atendemos. Hoy es momento de compartir e intercambiar aún en la distancia. Darnos tiempo para escribir, chatear o llamar y preguntar cómo se encuentran y platicar de aquello que poco platicábamos por estar en la vorágine del día a día. Esta es una oportunidad para re-encontrarnos con personas especiales para nosotros y demostrarles nuestra amistad. Y otra área que representa una gran área de oportunidad es identificar con qué causas vibramos para que ubiquemos perfiles que estén en la misma frecuencia y de manera colectiva sumarse a muchas de las iniciativas que ya comienzan a surgir y que seguramente marcarán la pauta de un nuevo orden social en donde el gobierno no sea el que tenga la última palabra.

Por otra parte, el filósofo Leonardo Boff en su libro “La crisis como oportunidad de crecimiento” invita a reflexionar sobre la realidad del ser humano en todas sus dimensiones: relacional, profesional, espiritual... Revelando todas las oportunidades que la crisis conlleva, el autor apunta caminos de crecimiento, salidas que contribuyen a hacer al ser humano más digno, más realizado y, por tanto, más feliz. Esta debe ser la finalidad última de lo que nos está tocando vivir. Estar dispuestos a hacer nuestra parte con la esperanza de que aún en circunstancias adversas, la actitud con la que actuemos es la que nos determinará.

En sánscrita, crisis viene de kir o kri que significa purificar y limpiar. De kri viene también crítica que es un proceso por medio del cual nos damos cuenta de los presupuestos, de los contextos, del alcance y de los límites sea del pensamiento, sea de cualquier fenómeno. De kri se deriva además crisol, utensilio químico con el cual se limpia el oro de las gangas y, finalmente, acrisolar que quiere decir depurar y decantar. Entonces, la crisis representa la oportunidad de un proceso crítico, de depuración de lo esencial; sólo queda lo verdadero; lo accidental, sin sustentación, cae.

En conclusión está en nuestras manos re-descubrir nuestro potencial, dejar de lado lo que nos estorba y decidir cómo queremos, podemos hacemos y sabemos sacar partida de lo que estamos viviendo para que cuando la cuarentena pase, se sienten las bases de una versión de nosotros mismos renovada y que sea el comienzo de la nueva etapa que como humanidad nos estará tocando vivir. El todo será la suma de las partes. Busquemos ser nuestra mejor versión.

La plaga no está hecha a la medida del hombre, por lo tanto el hombre se dice que la plaga es irreal, es un mal sueño que tiene que pasar. Pero no pasa y de mal sueño en mal sueño son los hombres los que pasan. Nuestros conciudadanos continuaban haciendo negocios, planeando viajes y teniendo opiniones. ¿Cómo hubieran podido pensar en la peste que suprime el porvenir, los desplazamientos y las discusiones? Se creían libres y nadie será libre mientras haya plagas

La peste, de Albert Camus

La aceptación es el primer paso para avanzar en la solución de un problema. Es muy común que ante una situación de dificultad recurramos a la negación, a la evasión o a buscar culpables de lo que sucede a nuestro alrededor y en ocasiones en nuestras propias vidas. La crisis que hoy vivimos se puede vivir desde la preocupación, la angustia y la incertidumbre o se puede vivir desde la aceptación, la apertura y la actitud proactiva de salir adelante. Es decir, hacer aquello que está a nuestro alcance independientemente de las amenazas propias de esta realidad. Una vez aceptada, el reto es poner manos a la obra e identificar lo que sí podemos hacer con verbos como re-flexionar, re-inventar, re-nacer, re-lanzar, re-surgir, re-tomar, re-componer, re-lacionar, re-encontrar, entre otros, cuyo prefijo “re”proviene del latín y significa dar un paso hacia adentro. En este sentido, lo primero es revisarnos internamente para identificar que queremos, que podemos, que hacemos y que sabemos. Igual de importante es voltear a ver a nuestros cercanos, especialmente a la familia, amigos y finalmente identificar nuevas formas de relacionarnos de manera colaborativa con los demás, especialmente en temas que podamos influir desde lo privado en lo público. Hay una gran área de oportunidad para recuperar desde la sociedad las grandes causas colectivas. En suma, esta crisis apareja una gran oportunidad que está en nuestras manos el poder aprovechar.

Albert Einstein afirma respecto a la crisis “No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar 'superado'. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla." Estas palabras del genio que podrían sonar duras pueden ser una invitación a ponernos en acción. Una vez identificada y aceptada, lo que nos queda es poner medios para estar del lado correcto de la crisi. Con una actitud resiliente, hoy tenemos la oportunidad de revisar que prioridades tenemos y como nos podemos ordenar para trabajarlas. También es una oportunidad para dejar de lado todo aquello que nos estorba y que nos damos cuenta qué no necesitamos para vivir. De ahí la importancia que enlistemos lo que es obligatorio, para atenderlo o sí o sí (comida, necesidades básicas, entre otras) y en seguida identificar que resuena en nosotros como motivo de vida para invertir adecuadamente el tiempo con el que ahora contamos para qué a través de la lectura, un curso en línea, compartir lo que sabemos, identificar lo que nos anima, comencemos a dar pasos en crecer desde nosotros hacia los demás. Es decir, es una gran oportunidad para preguntarnos qué onda con nuestra vida. De igual manera, es una gran oportunidad para ver a nuestra familia (con la que vivíamos pero poco convivíamos) con otra mirada. Platicar, convivir, organizar y hasta planear lo que vendrá después de esta cuarentena en familia puede resultar de gran crecimiento para nosotros y nuestro primer círculo. Lo mismo aplica con nuestros amigos, que mucho queremos pero poco atendemos. Hoy es momento de compartir e intercambiar aún en la distancia. Darnos tiempo para escribir, chatear o llamar y preguntar cómo se encuentran y platicar de aquello que poco platicábamos por estar en la vorágine del día a día. Esta es una oportunidad para re-encontrarnos con personas especiales para nosotros y demostrarles nuestra amistad. Y otra área que representa una gran área de oportunidad es identificar con qué causas vibramos para que ubiquemos perfiles que estén en la misma frecuencia y de manera colectiva sumarse a muchas de las iniciativas que ya comienzan a surgir y que seguramente marcarán la pauta de un nuevo orden social en donde el gobierno no sea el que tenga la última palabra.

Por otra parte, el filósofo Leonardo Boff en su libro “La crisis como oportunidad de crecimiento” invita a reflexionar sobre la realidad del ser humano en todas sus dimensiones: relacional, profesional, espiritual... Revelando todas las oportunidades que la crisis conlleva, el autor apunta caminos de crecimiento, salidas que contribuyen a hacer al ser humano más digno, más realizado y, por tanto, más feliz. Esta debe ser la finalidad última de lo que nos está tocando vivir. Estar dispuestos a hacer nuestra parte con la esperanza de que aún en circunstancias adversas, la actitud con la que actuemos es la que nos determinará.

En sánscrita, crisis viene de kir o kri que significa purificar y limpiar. De kri viene también crítica que es un proceso por medio del cual nos damos cuenta de los presupuestos, de los contextos, del alcance y de los límites sea del pensamiento, sea de cualquier fenómeno. De kri se deriva además crisol, utensilio químico con el cual se limpia el oro de las gangas y, finalmente, acrisolar que quiere decir depurar y decantar. Entonces, la crisis representa la oportunidad de un proceso crítico, de depuración de lo esencial; sólo queda lo verdadero; lo accidental, sin sustentación, cae.

En conclusión está en nuestras manos re-descubrir nuestro potencial, dejar de lado lo que nos estorba y decidir cómo queremos, podemos hacemos y sabemos sacar partida de lo que estamos viviendo para que cuando la cuarentena pase, se sienten las bases de una versión de nosotros mismos renovada y que sea el comienzo de la nueva etapa que como humanidad nos estará tocando vivir. El todo será la suma de las partes. Busquemos ser nuestra mejor versión.