/ jueves 4 de abril de 2024

¿Por qué una persona es asesinada?

Desgraciadamente fue noticia la muerte de la candidata a la alcaldía en Celaya; la muerte de una pareja que salía de un gimnasio, aquí en Puebla el día de ayer; y los ciudadanos que son ultimados por resistirse a un asalto, situaciones que se ha replicado, en todo el país, desde hace ya varios sexenios y que no se ve por dónde pueda parar.

No voy a hacer una crítica a alguna administración gubernamental, simplemente hablaré en términos de derecho penal y criminología, para así expresar algunos lineamientos que pueden resultar útiles y así podamos entender y prevenir estos hechos que afectan a las personas directamente involucradas y a la sociedad.

En primer lugar, debemos entender que la culpabilidad de un homicidio es, al 100%, del homicida mismo, ya sea el autor intelectual o el material, eso no está a discusión, pero lo interesante es analizar un concepto que ya he mencionado muchas veces en distintas editoriales: el “iter criminis” o camino de la víctima, es decir, la serie de pasos que ésta debe pasar para llegar un desenlace fatal. Estos términos tienen mucho tiempo de existir y se enseñan en todas las facultades de derecho, criminología o carreras afines al tema, es decir, no estoy descubriendo el “hilo negro” o el “agua tibia”, como los muchos y muchas que hoy profieren soluciones mágicas a graves problemas, lo cual sólo conduce al engaño y al fracaso.

En este sentido el “iter criminis” nos plantea la posibilidad de que una persona realice ciertas acciones que lo conducen a un mayor riesgo, como puede ser el caminar por un barrio con índice delincuencial alto por la noche, evidentemente ese sujeto tiene el derecho constitucional para pasear por donde sea, pero esa prerrogativa no lo salvará de ser atracado.

En el caso de quienes son sujetos pasivos de un robo y éste termina en un asesinato, evidentemente ahí la víctima no realizó acción alguna más que salir de su casa y eso no debe considerarse como algo imprudente, todos tenemos que salir a ganarnos la vida.

Sin referirme a alguien en específico, tenemos el caso de algunos políticos, quienes se asocian con quien sea para llegar al poder, incluyendo a los delincuentes organizados, situación que puede tener un rompimiento que conduce a desenlaces fatales; o también se da el caso de funcionarios honestos, quienes se niegan a colaborar con la delincuencia y de la forma más injusta son privados de la vida.

De igual manera los particulares que se dedican a hacer algún tipo de negocio ilícito y se involucran con criminales, como pueden ser narcomenudistas o tratantes, lo cual también tiene un alto riesgo de desembocar en un asesinato, repito lo dicho al principio, la culpabilidad es del homicida al 100%, pero no podemos ser ingenuos y asumir que estas lamentables ejecuciones surgen de la nada.

Igualmente hemos visto a profesionales de distintos ámbitos que se dedican a defraudar, quienes quizá ya tienen “medido” el riesgo y salen adelante en un juicio, pero eso no los libra de una venganza letal. También puedo mencionar la gran cantidad de crímenes pasionales originados por factores emocionales que cada día son más frecuentes.

El alto índice de impunidad que tiene nuestro país hace que se incrementen los homicidios, ya que el asesino sabe que tiene buenas posibilidades de no ser castigado debido a la situación actual, que data de hace ya décadas.

Cualquier muerte es lamentable, pero el hecho de morir asesinado no significa que el fallecido haya sido buena o ejemplar, pero también debemos recordar que ningún asesinato deba considerarse como justo.

Desgraciadamente la violencia está llegando a niveles incontrolables y debemos entender que el problema es complejo y no tiene exclusivamente un culpable, así que habría que empezar a reconocer la problemática y así empezar a intentar solucionarlo, lo cual tardará años desgraciadamente. Hasta la próxima.

@vicente_aven


Desgraciadamente fue noticia la muerte de la candidata a la alcaldía en Celaya; la muerte de una pareja que salía de un gimnasio, aquí en Puebla el día de ayer; y los ciudadanos que son ultimados por resistirse a un asalto, situaciones que se ha replicado, en todo el país, desde hace ya varios sexenios y que no se ve por dónde pueda parar.

No voy a hacer una crítica a alguna administración gubernamental, simplemente hablaré en términos de derecho penal y criminología, para así expresar algunos lineamientos que pueden resultar útiles y así podamos entender y prevenir estos hechos que afectan a las personas directamente involucradas y a la sociedad.

En primer lugar, debemos entender que la culpabilidad de un homicidio es, al 100%, del homicida mismo, ya sea el autor intelectual o el material, eso no está a discusión, pero lo interesante es analizar un concepto que ya he mencionado muchas veces en distintas editoriales: el “iter criminis” o camino de la víctima, es decir, la serie de pasos que ésta debe pasar para llegar un desenlace fatal. Estos términos tienen mucho tiempo de existir y se enseñan en todas las facultades de derecho, criminología o carreras afines al tema, es decir, no estoy descubriendo el “hilo negro” o el “agua tibia”, como los muchos y muchas que hoy profieren soluciones mágicas a graves problemas, lo cual sólo conduce al engaño y al fracaso.

En este sentido el “iter criminis” nos plantea la posibilidad de que una persona realice ciertas acciones que lo conducen a un mayor riesgo, como puede ser el caminar por un barrio con índice delincuencial alto por la noche, evidentemente ese sujeto tiene el derecho constitucional para pasear por donde sea, pero esa prerrogativa no lo salvará de ser atracado.

En el caso de quienes son sujetos pasivos de un robo y éste termina en un asesinato, evidentemente ahí la víctima no realizó acción alguna más que salir de su casa y eso no debe considerarse como algo imprudente, todos tenemos que salir a ganarnos la vida.

Sin referirme a alguien en específico, tenemos el caso de algunos políticos, quienes se asocian con quien sea para llegar al poder, incluyendo a los delincuentes organizados, situación que puede tener un rompimiento que conduce a desenlaces fatales; o también se da el caso de funcionarios honestos, quienes se niegan a colaborar con la delincuencia y de la forma más injusta son privados de la vida.

De igual manera los particulares que se dedican a hacer algún tipo de negocio ilícito y se involucran con criminales, como pueden ser narcomenudistas o tratantes, lo cual también tiene un alto riesgo de desembocar en un asesinato, repito lo dicho al principio, la culpabilidad es del homicida al 100%, pero no podemos ser ingenuos y asumir que estas lamentables ejecuciones surgen de la nada.

Igualmente hemos visto a profesionales de distintos ámbitos que se dedican a defraudar, quienes quizá ya tienen “medido” el riesgo y salen adelante en un juicio, pero eso no los libra de una venganza letal. También puedo mencionar la gran cantidad de crímenes pasionales originados por factores emocionales que cada día son más frecuentes.

El alto índice de impunidad que tiene nuestro país hace que se incrementen los homicidios, ya que el asesino sabe que tiene buenas posibilidades de no ser castigado debido a la situación actual, que data de hace ya décadas.

Cualquier muerte es lamentable, pero el hecho de morir asesinado no significa que el fallecido haya sido buena o ejemplar, pero también debemos recordar que ningún asesinato deba considerarse como justo.

Desgraciadamente la violencia está llegando a niveles incontrolables y debemos entender que el problema es complejo y no tiene exclusivamente un culpable, así que habría que empezar a reconocer la problemática y así empezar a intentar solucionarlo, lo cual tardará años desgraciadamente. Hasta la próxima.

@vicente_aven