/ domingo 22 de abril de 2018

Puebla Segura

Dice un dicho de la sabiduría popular que “más vale tarde que nunca” y tal parece que hoy, estamos en esa lógica quienes hacemos política, de por fin entender que los problemas que aquejan a la sociedad no tienen soluciones únicas sino que, son tareas que dependen de múltiples factores para encontrar soluciones. A nivel nacional vivimos un gran reto que ha tomado dimensiones no observadas, me refiero a la inseguridad, y desafortunadamente Puebla no está fuera de esta realidad; de acuerdo al INEGI, sabemos que siete de cada 10 poblanos se siente inseguro en nuestra entidad. Una vista rápida al problema quizá haría pensar que la solución a este problema debería pasar por los elementos encargados de nuestra seguridad, y creo que es algo que hay que revisar pero, no es la única línea a seguir si queremos incidir de fondo en este flagelo social.

Desde mi perspectiva una visión integral del problema debe incluir desde el territorio hasta las adecuaciones necesarias a la ley para, homologar procesos en el territorio y asegurar la aplicación de la misma. El Ordenamiento Territorial es una pieza fundamental para hacer frente a la inseguridad ya que, es a través de este instrumento que podemos dar certeza jurídica a las personas sobre la tierra además de asegurarles una forma equitativa de acceder a las oportunidades de empleo en el territorio; es también a través de éste que podemos impulsar el concepto de ciudadanía, que es clave para sociedades seguras, fomentando la mezcla de clases en el territorio.

A la par de este proceso que llevará tiempo, se debe observar la forma en que hasta hoy se ha organizado la seguridad publica en los municipios, en el Estado y las atribuciones que tienen, así como la manera en que se vinculan. Sin duda es necesario empoderar a los cuerpos policiacos en sus diferentes ámbitos con mejores salarios, seguros de vida y capacitación pero, esto debe ser complementado con alguna herramienta ciudadana que permita seguir el actuar de estos elementos y sobre todo lleve a cero tolerancia a las irregularidades de altos mandos; la ciudadanía hoy debe ser el mejor fiscal para lograr esa comunión entre policías y ciudadanos. Los mandos policiacos locales y estatales deben respetar su ámbito de actuación y deben de mantener protocolos de actuación cuando el nivel de delito sea de los considerados de alto impacto y del ámbito federal; en este caso la coordinación con las instancias federales será fundamental. En Puebla tenemos un grave problema con el llamado huachicol (robo de gasolina) y este ha incitado a los grupos delictivos a expandir actividades por lo que, es necesario atacarlo de raíz y se requiere, una estrategia coordinada con PEMEX para que aumente la tecnología e infraestructura en sus ductos y se evite el problema. Esto es algo viable si parte de una propuesta real ya que, el costo del robo del combustible no se compara, ni mínimamente, con lo que habría que invertirse para evitar el robo.

Finalmente la observancia de la ley es algo que debe reforzarse para no dar incentivos a quienes la infringen; hay que revisar el Sistema Penal Acusatorio y hay que mejorarlo además de, instalar instancias ministeriales municipales y comunitarios para desahogar los problemas de dichos ámbitos. Si de verdad queremos seguridad en Puebla debemos de realizar muchas tareas en diferentes ámbitos pero, el esfuerzo valdrá la pena si logramos que los poblanos se sientan seguros.

Dice un dicho de la sabiduría popular que “más vale tarde que nunca” y tal parece que hoy, estamos en esa lógica quienes hacemos política, de por fin entender que los problemas que aquejan a la sociedad no tienen soluciones únicas sino que, son tareas que dependen de múltiples factores para encontrar soluciones. A nivel nacional vivimos un gran reto que ha tomado dimensiones no observadas, me refiero a la inseguridad, y desafortunadamente Puebla no está fuera de esta realidad; de acuerdo al INEGI, sabemos que siete de cada 10 poblanos se siente inseguro en nuestra entidad. Una vista rápida al problema quizá haría pensar que la solución a este problema debería pasar por los elementos encargados de nuestra seguridad, y creo que es algo que hay que revisar pero, no es la única línea a seguir si queremos incidir de fondo en este flagelo social.

Desde mi perspectiva una visión integral del problema debe incluir desde el territorio hasta las adecuaciones necesarias a la ley para, homologar procesos en el territorio y asegurar la aplicación de la misma. El Ordenamiento Territorial es una pieza fundamental para hacer frente a la inseguridad ya que, es a través de este instrumento que podemos dar certeza jurídica a las personas sobre la tierra además de asegurarles una forma equitativa de acceder a las oportunidades de empleo en el territorio; es también a través de éste que podemos impulsar el concepto de ciudadanía, que es clave para sociedades seguras, fomentando la mezcla de clases en el territorio.

A la par de este proceso que llevará tiempo, se debe observar la forma en que hasta hoy se ha organizado la seguridad publica en los municipios, en el Estado y las atribuciones que tienen, así como la manera en que se vinculan. Sin duda es necesario empoderar a los cuerpos policiacos en sus diferentes ámbitos con mejores salarios, seguros de vida y capacitación pero, esto debe ser complementado con alguna herramienta ciudadana que permita seguir el actuar de estos elementos y sobre todo lleve a cero tolerancia a las irregularidades de altos mandos; la ciudadanía hoy debe ser el mejor fiscal para lograr esa comunión entre policías y ciudadanos. Los mandos policiacos locales y estatales deben respetar su ámbito de actuación y deben de mantener protocolos de actuación cuando el nivel de delito sea de los considerados de alto impacto y del ámbito federal; en este caso la coordinación con las instancias federales será fundamental. En Puebla tenemos un grave problema con el llamado huachicol (robo de gasolina) y este ha incitado a los grupos delictivos a expandir actividades por lo que, es necesario atacarlo de raíz y se requiere, una estrategia coordinada con PEMEX para que aumente la tecnología e infraestructura en sus ductos y se evite el problema. Esto es algo viable si parte de una propuesta real ya que, el costo del robo del combustible no se compara, ni mínimamente, con lo que habría que invertirse para evitar el robo.

Finalmente la observancia de la ley es algo que debe reforzarse para no dar incentivos a quienes la infringen; hay que revisar el Sistema Penal Acusatorio y hay que mejorarlo además de, instalar instancias ministeriales municipales y comunitarios para desahogar los problemas de dichos ámbitos. Si de verdad queremos seguridad en Puebla debemos de realizar muchas tareas en diferentes ámbitos pero, el esfuerzo valdrá la pena si logramos que los poblanos se sientan seguros.