Una pregunta que muchos hacen cuándo se busca conocer a una nueva persona es cuál es su color favorito y la respuesta la mayoría de las ocasiones suele ser el azul, lo cual podría ser una coincidencia, pero la ciencia tiene una respuesta de por qué parece que todos lo aman.
Esto no significa que sea el único color preferido de las personas o que no exista quien lo odie, pero desde que los estudios del color comenzaron a principios de la década de 1920, los investigadores lo encontraban como el favorito por mucho.
Tener un color especial o preferido forma parte de la personalidad y puede formarse desde la cultura, el contexto en el que se crece y más.
LOS ESTUDIOS SOBRE EL AZUL
Uno de los primeros estudios que se puede encontrar respecto a las preferencias del color se realizó en 1941, cuando 30 mil personas de 100 países diferentes señalaron que su color favorito eran los tonos azules incluso algunos verdes.
En investigaciones más recientes, cuando se preguntó a 330 niños entre los 4 y 11 años cuáles eran sus colores favoritos, eligieron el color azul para dibujar a los personajes que les parecían más agradables, mientras que eligieron al negro para pintar a sus menos favoritos.
Si desde la infancia se marca la tendencia para este color, la respuesta puede encontrarse en la relación que hacemos del mismo con las cosas que nos rodean.
Stephen E. Palmer y Karen Schloss en un estudio realizado en 2010 señalaron que la preferencia por un color estaba determinada por el promedio de cosas que le gustan a esa persona de todos los objetos que asocia con ese color.
“Resulta que, si observas todas las cosas asociadas con el azul, en su mayoría son positivas”, señaló Schloss, quien es profesora asistente de psicología en la Universidad de Wisconsin. “Es muy difícil pensar en cosas azules negativas. Muchas cosas que consideramos azules y malas, en realidad no son tan azules”.
Con el azul casi todas las cosas que se relacionan a él terminan por ser positivas como son el cielo, el mar y si se es varón en muchas culturas es probable que fuera el color que más vistieron y que pueden recordar. De esta forma, tampoco la ubicación geográfica de la persona sería un impedimento para que alguien elija al azul como su color favorito ante los aspectos de la naturaleza que lo rodean.
“No importa en qué parte del mundo te encuentres, si es un día claro y soleado cuando es agradable estar afuera, el cielo es azul, y el agua que es clara va a ser azulada”, siguió en su explicación la investigadora. “Eso no quiere decir que no haya diferencias culturales, porque las hay, pero esta prevalencia de cosas azules positivas parecer ser algo consistente”.
Para otras vertientes el color azul suele ser visto como aquel que evoca sentimientos de calma o serenidad, como un signo de estabilidad y confiabilidad, además de ser uno que se relaciona con cosas conservadoras y tradicionales.
Estudios del marketing señalan que las habitaciones azules ayudan a la productividad por la relajación que significa. En los alimentos es en los pocos aspectos donde no se relaciona de buena manera, ya que por su cercanía al verde y su ausencia en muchos productos naturales la presencia del azul suele significar un signo de veneno o de deterioro.
¿POR QUÉ TENEMOS UN COLOR FAVORITO?
Stephen E. Palmer y Karen Schloss tienen como estudio principal algo que nombraron como la teoría de la valencia ecológica (EVT por sus siglas en inglés), en donde señalaron que un color determinado puede gustar o disgustar a alguien por los objetos que están asociado con el color.
Para demostrar su idea, realizaron un estudio donde un grupo de participantes vieron algunos objetos relacionados con los colores rojo y verde. Con el rojo primero recibieron estímulos positivos como las fresas y rojas, mientras que al ver el verde el impulso fue negativo con cosas como el vómito y la mucosidad. El otro grupo vio lo contrario, estímulos positivos para el verde y cosas negativas con el rojo.
“Lo que descubrimos es que pudimos aumentar significativamente las preferencias de las personas por los colores asociados con las cosas positivas que vieron”, comentó Schloss. “Si vio cosas rojas positivas, podría aumentar significativamente su preferencia por los colores rojos, entonces si vio cosas verdes positivas”.
Sus pruebas también encontraron que las preferencias de color pueden cambiar según la época del año, de forma que en el otoño los colores favoritos pueden ser los amarillos o marrones, además de los tonos oscuros.
“Creo que la noción de un ‘color favorito’ hace que parezca que podría ser un rasgo estable en un individuo”, concluyó la investigadora Karen Schloss. “Lo que estamos encontrando es que sí, puede haber algunos aspectos estables de las preferencias de color. Pero, también son estas cosas dinámicas que reflejan cambios en las preferencias de las personas y las cosas que tienen en mente en un momento dado”.
De esta forma, la próxima vez que te pregunten tu color favorito y menciones al azul solo recuerda todas las cosas positivas que relacionas a este y podrás explicar porqué es tu preferido, lo mismo sí es que alguno más que no es el azul es el mejor para ti.