La semana pasada comenzamos a describir algunos “programas mentales” tales como el complejo de inferioridad, el miedo a estar solo o la desconfianza, los cuales se instalan desde la infancia, lastran intensamente nuestra vida y comprometen la capacidad de ser felices. Por ello, con esta ayuda práctica podrás identificar los tuyos y comenzar a desactivarlos.
4. PRIVACIÓN EMOCIONAL
“Nadie me ha querido de verdad”. Crees que necesitas más amor y atención de los que tienes, sientes que en el ámbito emocional no conectas ni siquiera con las personas más próximas a ti, pero te comportas de forma distinta e inaccesible y te sientes atraído por parejas frías a las que no muestras tu vulnerabilidad, sentimientos ni necesidades.
Orígenes de la trampa. Es probable que tu madre fuera poco cariñosa, que no empatizara con tus necesidades, que no te dedicara el tiempo necesario o que no te tranquilizara de forma adecuada.
Para superar el patrón:
- Siente al niño con carencias que hay en tu interior.
- Entra en contacto con tus necesidades de afecto y empatía.
- Revisa tus relaciones pasadas y observa los patrones que se repitan. Escribe aquello que debes evitar a partir de ahora.
- Evita las parejas frías y distantes y da una oportunidad a las que sean emocionalmente generosas.
- Habla a tu pareja de tus necesidades, comparte con ella tu vulnerabilidad y tu intimidad.
5. LA DEPENDENCIA
“¡Quiero que venga mi mamá!”. Te sientes más como un niño que como un adulto cuando tienes que enfrentarte a las responsabilidades de la vida diaria. Piensas que no haces nada bien, no confías en tu propio juicio, por lo que cuando tienes que tomar una decisión pides consejo a los demás, cambias de opinión y dudas constantemente, esto en el marco de un proceso que te deja confuso y exhausto.
Orígenes de la trampa:
- Sobreprotección de tus padres, quienes probablemente te trataban como si fueras un bebé, te resolvían todo, toman por ti decisiones, te evadían o evaden de responsabilidades, critican tus actos y opiniones, te dan excesivos consejos y quizás te han transmitido muchos miedos.
- Falta de protección: tus padres no te han dado la suficiente guía y has tenido que tomar decisiones solo durante muchos años. Has tenido que ser como un adulto en tu familia, incluso cuando en tu interior todavía te sientes como un niño.
Para superar el patrón:
- Entiende y trabaja esa dependencia infantil.
- Haz una lista de situaciones y tareas en las que dependes de otros.
- Haz una lista de los cambios que has evitado por miedo.
- Esfuérzate en tomar decisiones, hacer tareas y emprender cambios sin pedir ayuda. Empieza por lo más sencillo.
- Reconoce y alégrate por tus méritos y no te desesperes por tus fallos.
6. LA VULNERABILIDAD
“Me va a pasar algo malo”. Siempre tienes la sensación de que algo malo va a ocurrir: que te ataque un ladrón, enfermarte, perder a un ser querido, quedarte en bancarrota, viajar solo; además, te dan ataques de pánico por tu preocupación ante cualquier tipo de situación amenazante y temes perder el control en público o volverte loco.
Orígenes de la trampa. Aprendiste a sentirte vulnerable de niño: tus padres te sobreprotegieron en temas de peligro o enfermeda, y te hacían sentir incapaz de enfrentarte a temas cotidianos, o bien no te protegieron adecuadamente y tu entorno infantil no parecía seguro, pudiste estar muy enfermo en la infancia o viviste algún acontecimiento grave o traumático, como un accidente de coche, y el mundo empezó a parecerte peligroso.
Para superar el patrón:
- Intenta comprender los orígenes de tu patrón de vulnerabilidad.
- Haz una lista de todos tus miedos específicos y situaciones temidas de mayor a menor.
- Habla con las personas a las que quieres o recurre a un apoyo profesional para afrentar tus miedos.
- Analiza la probabilidad de que tengan lugar los sucesos que temes.
- Practica técnicas de relajación y visualización.
7. LA IMPERFECCIÓN
“No merezco ser amado”. Uno de tus mayores miedos es que tus errores sean descubiertos, porque crees que nadie podría aceptarte ni quererte si te conociera de verdad, sientes que vales por lo que haces, no por lo que eres. Sientes que interiormente eres imperfecto, con defectos e indigno de amor, y que fue culpa tuya que tus padres no te quisieran así como eras; tenías que hacer cosas extras para sentirte amado, por eso escondes tu forma de ser y actúas de forma falsa. Con todo, cuando las personas parecen quererte infravaloras tus cualidades positivas y te avergüenzas de ser como eres.
Orígenes de la trampa. En tu niñez alguien de tu familia fue demasiado crítico contigo, exigente o te castigaba por lo que decías o por tu comportamiento. O bien tus padres te hicieron sentir que no eras como ellos deseaban, o uno de tus padres o ambos te rechazaron o no te quisieron; así lo percibiste, no es que fuera verdad. O siempre te culpaban por las cosas que iban mal en tu familia. O tu padre te repetía que eras malo e inútil, te compararon desfavorablemente con tus hermanos, o uno de tus padres se marchó de casa y te culpaste por ello.
Para superar el patrón:
- Entiende tu infancia de imperfección y siente al niño herido de tu interior.
- Enumera las conductas que utilizas para afrontar tus creencias sobre tu imperfección.
- Intenta evitar estas conductas, que solo has diseñado para escapar o contraatacar cuando te sientes herido.
- Enumera tus defectos y tus cualidades que crees poseer en tu infancia, adolescencia y actualmente.
- No permitas que nadie te trate mal.
- Procura ser más genuino y espontáneo en tus relaciones.
- Acepta el amor de las personas cercanas sin cuestionarlo.
Bueno, hasta acá llevamos 7 de las 11 trampas mentales que nos impiden funcionar más felices. No te pierdas la próxima semana las otras 4 trampas para que puedas identificar cuáles son las tuyas y de ahí empezar a trabajarlas.
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