El insomnio se ha presentado como un problema recurrente durante el confinamiento, y es que el cambio de rutina, que se suma a la angustia por la crisis económica, la falta de trabajo o la alimentación poco sana, han hecho que las personas tengan dificultad para conciliar el sueño.
De acuerdo con Esperanza Ordaz Moreno, especialista en Desarrollo Humano, la falta de sueño responde a diversas causas que pueden ser de índole psicológico (estrés, ansiedad, depresión), fisiológico (padecimientos orgánicos, metabólicos, hormonales) o ambiental (sedentarismo, abuso de sustancias, alteración de rutina). En época de confinamiento las más importantes son el estrés, la mala alimentación y el cambio en nuestra rutina.
“Los cambios que hemos vivido en los últimos meses y la incertidumbre que se ha mantenido a lo largo de los días, han causado agotamiento emocional. Esto hace que nuestro organismo se mantenga en una tensión constante a nivel físico y mental, facilitando la aparición del insomnio”, advierte.
Refiere que con el confinamiento es común el desorden en los horarios, como levantarse más tarde o dormir muy poco; cuando esto sucede también alteramos la calidad del sueño. Los cambios en la alimentación y las alteraciones en el horario de comida también juegan un papel importante para conseguir un sueño reparador y continuado.
CÓMO AFECTA LA CALIDAD DE VIDA
Enfatiza que para conservar todas las funciones vitales en buenas condiciones, los organismos vivos tienen un ciclo de actividad y otro de reposo. Los humanos somos seres diurnos, así que el periodo de descanso suele darse por la noche. Cuando alteramos la rutina de sueño-vigilia, alteramos también las funciones de nuestro organismo y se generan efectos perjudiciales para nuestro bienestar y salud.
Apunta que, cuando dormimos, nuestro cuerpo se restaura y restablece la energía tanto física como mental que necesitamos para funcionar adecuadamente. “En una expresión coloquial, dormir es algo así como ‘cargar pila’: descansamos, reponemos fuerzas, se organizan nuestras funciones mentales superiores (aprendizaje, memoria, concentración), se reparan nuestros órganos y tejidos, nuestro sistema inmunológico se regenera, nuestro estado de ánimo aumenta y nos permite ser menos vulnerables al estrés y a los estados depresivos”.
Por lo tanto asegura que, si no dormimos lo suficiente, afectamos nuestra calidad de vida, pues aumenta la vulnerabilidad a sufrir enfermedades, alteraciones digestivas, cardíacas, psicológicas; puede disminuir nuestra productividad y, principalmente, puede afectar nuestras relaciones sociales, pues debido al cansancio podemos tener problemas de atención y concentración, estar más irritables y ser menos tolerantes.
RECOMENDACIONES
Para dormir bien es necesario un estado de relajación que permita la llegada gradual del sueño, hay que preparar al cuerpo para ello. Para lograrlo debemos considerar lo siguiente:
Promover conductas que nos sirven para mejorar la calidad del sueño:
- Mantener un horario regular para acostarse y levantarse
- Dormir tiempo suficiente (un promedio saludable son 7.5 horas)
- Tener el dormitorio en condiciones adecuadas en cuanto temperatura, ventilación e iluminación
- Evitar el uso de celulares, TV, laptop antes de dormir
- Realizar ejercicio aeróbico matutino diariamente, al menos 30 minutos
- Evitar consumir alimentos o sustancias estimulantes en las últimas horas del día (café, alcohol, bebidas energéticas)
Relajar los signos vitales como ritmo cardíaco, respiración, tensión muscular, de manera que se tengan condiciones fisiológicas adecuadas para el sueño:
- Tomar un baño de agua tibia-fresca antes de dormir
- Hacer ejercicios de respiración (lenta, profunda y abdominal) y de relajación muscular
- Utilizar musicoterapia o aromaterapia
Generar un estado interior de calma y paz, que muchas veces es interferido por pensamientos recurrentes o emociones que causan malestar:
- Practicar meditación
- Realizar alguna actividad relajante mentalmente en las últimas horas del día (leer, practicar yoga, dibujar, hacer manualidades)
- Vaciar la mente: antes de dormir, haz una lista de pendientes o preocupaciones para gestionarlas al día siguiente, puede acompañarse de una lista de agradecimientos para generar un estado mental positivo
- Evita forzar el sueño, ya que obsesionarse con la idea de “tengo que dormir” puede ocasionar el efecto contrario. En estos casos es preferible distraer a la mente con otros pensamientos emocionalmente “neutros”, como: cálculos matemáticos, letras del abecedario, etc.
- Dirigir la atención hacia imágenes mentales que nos sitúen en un estado de paz y tranquilidad
“Si el insomnio es persistente evita la tentación de auto medicarte, ya que podría resultar contraproducente. Cada caso es particular por lo cual es preferible acudir con un profesional de la salud que pueda darte la orientación y tratamiento apropiados”, concluye.
- Para dormir bien es necesario un estado de relajación que permita la llegada gradual del sueño, debemos preparar al cuerpo para ello
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