Hola queridos lectores, gracias nuevamente por abrirme las puertas de sus hogares en este último sábado del mes de mayo. En esta ocasión les voy a compartir la historia del primer fraccionamiento de lujo que se construyó en la ciudad, la elegante y bella colonia La Paz, un espacio habitacional que simbolizó los más grandes cambios en la historia de Puebla y que en estas fechas celebra su setenta y cinco aniversario.
La ciudad de Puebla, al igual que todo el país, a principios del siglo XX sufre uno de los dos capítulos más trágicos en la historia; el primero, en sus dos primeras décadas, el inicio, avance y consolidación de la Revolución Mexicana y el segundo, la Guerra Cristera. Ambos acontecimientos dejaron muy serias secuelas en las familias mexicanas y Puebla no salió muy bien librada que digamos, pero esto termina al inicio de la tercera década del siglo, la década de los treintas.
A partir de 1931 la ciudad se consolida como una localidad de provincia muy bella, por la tranquilidad que significó para las familias poblanas; se estabilizan la economía, el crecimiento industrial, comercial y turístico de la ciudad y el estado se fortalece de una manera muy exitosa; esto trajo como consecuencia el crecimiento del nivel de vida de la población. La clase baja disminuye y esto se refleja en el aumento de las clases media y alta, que forman parte del motor principal de la economía local.
Los niños de la clase baja llegan a ocupar puestos de dirección en las industrias poblanas, se integran a la nueva clase media, crece el número de niños en las familias, se recupera así la población fallecida en los treinta años anteriores y esto da origen a la nueva necesidad de tener una casa habitación mas grande, con más recámaras.
Se construye en la ciudad un gran número de edificios de departamentos con dos, tres y hasta cuatro recámaras; los niños crecen, al igual que las necesidades de espacio y al inicio de la década de los cuarentas se requiere una habitación para el nuevo integrante de la familia, el automóvil y por consiguiente surge la necesidad de una casa sola con cochera.
¿Y esto qué es lo que da por resultado?, el surgimiento de conjuntos habitacionales alrededor del Centro Histórico de Puebla: al norte la colonia Santa María, al nororiente el fraccionamiento San Francisco, al sur el nuevo barrio del Carmen, al sur-poniente el enorme Barrio de Santiago.
Pero la necesidad de las nuevas familias jóvenes aumenta y estos fraccionamientos ya no llenan las aspiraciones de esta clase de poblanos, que ahora desean una casa con un gran traspatio, e incluso se desea copiar el estilo de vida californiano de la postguerra: las casas con alberca para la familia.
Es en este momento, 1947, cuando un póker de eminentes poblanos, don Francisco Rodríguez Pacheco, don Rómulo O’Farril, padre e hijo, don Ramón Recasens y el americano y poblano por adopción, don Oscar Guillermo Jenkins, encuentran la respuesta a las necesidades de estos ciudadanos ambiciosos.
Este cuarteto de visionarios le encargan el diseño de un fraccionamiento de súper lujo, con todas las comodidades de la vida moderna, pero con las facilidades necesarias para su adquisición, a un grupo de arquitectos, de entre los que destacan Ricardo de la Parra, en el área de planos; Jorge Ramírez Fernández, en el diseño del Monumento a la Bandera que corona el cerro de San Juan y Jorge Díaz Bayona, quien se encarga de la fuente de la rotonda de la esquina de Avenida de la Paz y carretera a Atlixco.
El nuevo fraccionamiento de La Paz inicia sus ventas, contando en su ceremonia de inauguración con la asistencia del presidente de la república, Miguel Alemán Valdez, en mayo de 1947, cuando pone en funcionamiento la casa de bombas al pie del Puente de México, piedra angular que marcó el éxito de la colonización del fraccionamiento, pues su principal ofrecimiento fue agua en abundancia. ¿Y cómo fue que lograron esto?, pues canalizando agua potable desde la bajada de la zona montañosa del Popocatépetl hasta su casa de bombas. Fue tal el éxito, que para los años sesenta casi la mitad de las casas contaba con alberca propia.
Hoy en día, a setenta y cinco años de su inauguración, la colonia La Paz se consolida como una de las zonas comerciales con mas alta plusvalía de toda la ciudad. Las familias que la fundaron ya emigraron a otras colonias, los herederos se adaptaron a los tiempos modernos y ya no buscaron comodidad y espacio, sino satisfacer sus aspiraciones emprendedoras, estableciendo desde muy pequeños comercios, hasta grandes centros comerciales y bancarios.
¿Y qué esperaban?, pues ya estamos en el siglo XXI y como decía mi abuelo, “renovarse o morir”. Agradezco por este medio la colaboración de mi amigo don Jorge Rodríguez Pacheco por proporcionarme toda esta valiosa información, mil gracias.
Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez, el Barón Rojo. Nos leemos el próximo sábado.
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