/ jueves 11 de enero de 2024

La Mina de Plata: Una cantina con pasado español y ruso | Clásicos Poblanos

Lomo de Rana y Vuelve a la Vida son sus dos bebidas más populares y la especialidad de La Mina de Plata

La Mina de Plata, ubicada en la 3 Norte 802 del Centro Histórico de Puebla, es una cantina que ha dejado una huella en la ciudad desde su fundación en 1925 por Santos Venancio Díaz Fernández, un inmigrante español. Este lugar, que originalmente vendía bebidas en vitroleros, ha sido testigo de numerosas historias y anécdotas a lo largo de su existencia. Sus bebidas más populares hasta la fecha son Lomo de Rana y Vuelve a la Vida, ambas hechas a base de licor de hierbas.

Antes de ser adquirida por Santos, la cantina era atendida por un individuo de origen ruso, Constantino Niconoff, quien preparaba bebidas que, según cuentan testigos, eran ideales para curar las resacas de sus comensales. Además de que previamente vendía aguas frescas en los portales del Zócalo. Llegó a Puebla huyendo de la revolución rusa en 1917.

Sin embargo, en 1925, Santos llegó a México debido a la Guerra Civil en su país natal y decidió comprar el establecimiento. Su experiencia previa en el negocio cervecero, gracias a su tío, fue un factor clave para abastecer la cantina con una variedad de bebidas.

“Mi suegro se vino a Puebla, ya que estaba la Guerra Civil en España, él tenía un tío que tenía una cervecera, entonces parece que le ayuda a comprar este lugar, que por cierto estaba a cargo de un ruso que vendía bebidas en vitroleros”, comenta Elena Lara Brito, quien actualmente está a cargo de la cantina.

Mercado de La Victoria

Durante muchos años, La Mina de Plata contó con el apoyo de la clientela del Mercado de la Victoria, ubicado en las cercanías. Muchas personas que acudían al mercado en busca de flores, frutas, verduras y otros productos aprovechaban la oportunidad para disfrutar de una copa en la cantina. Este flujo constante de clientes contribuyó al éxito del lugar.

“Era puro ambulante, permitían que las personas tomaran en esta zona, entonces muchos clientes se confundían con gente del mercado, venían personas de todas partes de Puebla, ya que venían a comprar sus cosas”, recuerda Elena.

Sus bebidas

Desde sus inicios y hasta el día de hoy, La Mina de Plata ha destacado por la venta de bebidas como anís, tejocote, rompope, jerez y licores de hierbas. Sin embargo, dos especialidades se han convertido en el estandarte del lugar: el Lomo de Rana y el Vuelve a la Vida, ambos elaborados a base de licor de hierbas digestivas. Estas creaciones únicas han cautivado el paladar de los visitantes y se han convertido en una parte fundamental de la identidad de la cantina.

“Desde siempre las personas vienen a curarse la cruda aquí o simplemente si se sienten mal del estómago vienen a tomarse una bebida, son muy efectivas, tan así son que nos hemos mantenido por casi 100 años”, afirma la encargada.

Uno de los trabajadores del lugar señala que tienen un ritual tradicional cuando llega una persona por primera vez, el cual nombran como el “Bautizo” ya que le dan de probar una ronda de todas las bebidas que venden: “La gente ya sabe, llegan con alguien y dice ‘es nuevo, bautizalo por favor’”, expresa.

La Mina de Plata es un testigo vivo de la historia de Puebla Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Incendio del establecimiento

La historia de La Mina de Plata no ha estado exenta de desafíos. Hace casi 30 años, el establecimiento fue víctima de un incendio provocado por personas desconocidas. Aunque el fuego causó daños en el interior, la imagen de la Virgen de Guadalupe, presente en el lugar, permaneció intacta. Este suceso inquietante llamó la atención de los propietarios y agregó un elemento místico a la historia de la cantina.

“No sabemos por qué la imagen no se quemó si todo lo demás sí. Hasta la fecha no sabemos quién fue, pero de inmediato nos levantamos, la volvimos a echar a andar, todo sigue intacto desde hace 99 años, todo es exactamente lo mismo, ya que si cambiábamos algo le quitamos el sabor al lugar, son como reliquias, rescatamos lo más que se pudo”, destaca.

Actualmente La Mina de Plata luce decorada, como lo estuvo desde hace más de 9 décadas, contando con botellas, cajas de sal de uvas picot, caja registradora, teléfono, placas de salubridad y artículos que les han llevado conforme han ido pasando los años.

Futuro para La Mina de Plata

Hoy en día, La Mina de Plata está a cargo de Elena, esposa del hijo del fundador, José Antonio Díaz Camacho, quien falleció hace unos años. La encargada dice sentirse orgullosa de dirigir una cantina con una rica historia y que recibe visitantes de diferentes partes del mundo, atraídos por las especialidades de la casa.

Lamentablemente para ella y para los amantes de estas bebidas alcohólicas, el futuro del establecimiento parece incierto, ya que es probable que Elena sea la última generación en mantener viva la tradición de La Mina de Plata. Sus hijos tienen otros proyectos en mente y es posible que el legado de la cantina llegue a su fin.

“Es interesante, yo no pensé llevar el negocio, cuando falleció mi esposo tuve que ponerme a cargo, ha sido difícil, sobre todo por la pandemia, pero continuamos, por la tradición y el cariño que le tienen. No quiero pensar cuando se cierre, pero se ve difícil que continúe, ya que mis hijos no están en México, están haciendo su vida. Quien sabe lo que pase en los próximos años”, indica, además de que invita a las personas a que acudan al lugar, ya que no se sabe hasta cuándo estará en el local de la 3 Norte.

La Mina de Plata es un testigo vivo de la historia de Puebla y un reflejo de la evolución de la sociedad a lo largo del tiempo. Cada visita a esta se puede sumergir al pasado. Aunque su futuro pueda ser incierto, el legado de La Mina de Plata perdurará en las personas que han tenido la oportunidad de probar sus bebidas hechas a base de alcohol.


La Mina de Plata, ubicada en la 3 Norte 802 del Centro Histórico de Puebla, es una cantina que ha dejado una huella en la ciudad desde su fundación en 1925 por Santos Venancio Díaz Fernández, un inmigrante español. Este lugar, que originalmente vendía bebidas en vitroleros, ha sido testigo de numerosas historias y anécdotas a lo largo de su existencia. Sus bebidas más populares hasta la fecha son Lomo de Rana y Vuelve a la Vida, ambas hechas a base de licor de hierbas.

Antes de ser adquirida por Santos, la cantina era atendida por un individuo de origen ruso, Constantino Niconoff, quien preparaba bebidas que, según cuentan testigos, eran ideales para curar las resacas de sus comensales. Además de que previamente vendía aguas frescas en los portales del Zócalo. Llegó a Puebla huyendo de la revolución rusa en 1917.

Sin embargo, en 1925, Santos llegó a México debido a la Guerra Civil en su país natal y decidió comprar el establecimiento. Su experiencia previa en el negocio cervecero, gracias a su tío, fue un factor clave para abastecer la cantina con una variedad de bebidas.

“Mi suegro se vino a Puebla, ya que estaba la Guerra Civil en España, él tenía un tío que tenía una cervecera, entonces parece que le ayuda a comprar este lugar, que por cierto estaba a cargo de un ruso que vendía bebidas en vitroleros”, comenta Elena Lara Brito, quien actualmente está a cargo de la cantina.

Mercado de La Victoria

Durante muchos años, La Mina de Plata contó con el apoyo de la clientela del Mercado de la Victoria, ubicado en las cercanías. Muchas personas que acudían al mercado en busca de flores, frutas, verduras y otros productos aprovechaban la oportunidad para disfrutar de una copa en la cantina. Este flujo constante de clientes contribuyó al éxito del lugar.

“Era puro ambulante, permitían que las personas tomaran en esta zona, entonces muchos clientes se confundían con gente del mercado, venían personas de todas partes de Puebla, ya que venían a comprar sus cosas”, recuerda Elena.

Sus bebidas

Desde sus inicios y hasta el día de hoy, La Mina de Plata ha destacado por la venta de bebidas como anís, tejocote, rompope, jerez y licores de hierbas. Sin embargo, dos especialidades se han convertido en el estandarte del lugar: el Lomo de Rana y el Vuelve a la Vida, ambos elaborados a base de licor de hierbas digestivas. Estas creaciones únicas han cautivado el paladar de los visitantes y se han convertido en una parte fundamental de la identidad de la cantina.

“Desde siempre las personas vienen a curarse la cruda aquí o simplemente si se sienten mal del estómago vienen a tomarse una bebida, son muy efectivas, tan así son que nos hemos mantenido por casi 100 años”, afirma la encargada.

Uno de los trabajadores del lugar señala que tienen un ritual tradicional cuando llega una persona por primera vez, el cual nombran como el “Bautizo” ya que le dan de probar una ronda de todas las bebidas que venden: “La gente ya sabe, llegan con alguien y dice ‘es nuevo, bautizalo por favor’”, expresa.

La Mina de Plata es un testigo vivo de la historia de Puebla Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Incendio del establecimiento

La historia de La Mina de Plata no ha estado exenta de desafíos. Hace casi 30 años, el establecimiento fue víctima de un incendio provocado por personas desconocidas. Aunque el fuego causó daños en el interior, la imagen de la Virgen de Guadalupe, presente en el lugar, permaneció intacta. Este suceso inquietante llamó la atención de los propietarios y agregó un elemento místico a la historia de la cantina.

“No sabemos por qué la imagen no se quemó si todo lo demás sí. Hasta la fecha no sabemos quién fue, pero de inmediato nos levantamos, la volvimos a echar a andar, todo sigue intacto desde hace 99 años, todo es exactamente lo mismo, ya que si cambiábamos algo le quitamos el sabor al lugar, son como reliquias, rescatamos lo más que se pudo”, destaca.

Actualmente La Mina de Plata luce decorada, como lo estuvo desde hace más de 9 décadas, contando con botellas, cajas de sal de uvas picot, caja registradora, teléfono, placas de salubridad y artículos que les han llevado conforme han ido pasando los años.

Futuro para La Mina de Plata

Hoy en día, La Mina de Plata está a cargo de Elena, esposa del hijo del fundador, José Antonio Díaz Camacho, quien falleció hace unos años. La encargada dice sentirse orgullosa de dirigir una cantina con una rica historia y que recibe visitantes de diferentes partes del mundo, atraídos por las especialidades de la casa.

Lamentablemente para ella y para los amantes de estas bebidas alcohólicas, el futuro del establecimiento parece incierto, ya que es probable que Elena sea la última generación en mantener viva la tradición de La Mina de Plata. Sus hijos tienen otros proyectos en mente y es posible que el legado de la cantina llegue a su fin.

“Es interesante, yo no pensé llevar el negocio, cuando falleció mi esposo tuve que ponerme a cargo, ha sido difícil, sobre todo por la pandemia, pero continuamos, por la tradición y el cariño que le tienen. No quiero pensar cuando se cierre, pero se ve difícil que continúe, ya que mis hijos no están en México, están haciendo su vida. Quien sabe lo que pase en los próximos años”, indica, además de que invita a las personas a que acudan al lugar, ya que no se sabe hasta cuándo estará en el local de la 3 Norte.

La Mina de Plata es un testigo vivo de la historia de Puebla y un reflejo de la evolución de la sociedad a lo largo del tiempo. Cada visita a esta se puede sumergir al pasado. Aunque su futuro pueda ser incierto, el legado de La Mina de Plata perdurará en las personas que han tenido la oportunidad de probar sus bebidas hechas a base de alcohol.


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