Alexis, Carlos y Camilo son tres chicos que han puesto en pausa su sueño de convertirse en bailarines profesionales, la pandemia paró sus clases de danza y al mismo tiempo, afectó la economía de sus familias. Por esta situación, han decidido salir a las calles a mostrar su talento, con el objetivo de seguir practicando y para ayudar económicamente a sus padres, así como hermanos.
Si viven en la capital de Puebla y transitan el bulevar 5 de Mayo de seguro los han visto, estos chicos llaman la atención por realizar el “Baile de los Machetes de Nayarit”, que se caracteriza por bailar y al mismo tiempo utilizar machetes de manera sincronizada. Los jóvenes aprovechan el semáforo rojo para mostrar su talento y más de un conductor los graba, les aplaude y les da dinero por su acto.
Alexis Rivera tiene 19 años y aprendió a bailar en un instituto que se dedica al aprendizaje y enseñanza de las disciplinas artísticas. Hoy en día, sale a las calles sin pena, ya que sabe que lo que hace lo aprendió en un salón y no sólo está improvisando. Además, que esto será un granito de arena para su hogar.
“Sacándole provecho a nuestra pasión que es el baile pues salimos a las calles a compartir un poco de arte, queremos llevar alegría, pero también tiene que ver con la pandemia, es para llevar dinero a la casa y ayudar, aunque sea con algo para la despensa, por eso salimos a bailar”, comentó.
Camilo Martínez lo hace para ayudar en su casa, pero también quiere guardar dinero para comprar material y poder bailar de manera más profesional, explicó que el “Baile de los Machetes de Nayarit”, lleva un vestuario particular, pero que la renta es muy cara y hoy en día, no tiene recursos para adquirirlo. “A veces no tienen monedas para darnos y lo entendemos, pero los que sí tienen y se dan el tiempo para felicitarnos queremos agradecerles de todo corazón, no saben la ayuda que nos hacen”, dijo.
Carlos Pérez cree que ellos pueden ser motivo de inspiración y que los niños que lo ven pasar por la calle y que gustan de las artes pueden interesarse en esta disciplina al verlos en los cruceros. Al igual que sus compañeros cree que la pandemia no puede frenar sus sueños y deben de buscar una alternativa para seguir mostrando su talento.
Sus familias están enteradas de que salen a bailar en los cruceros, les dicen que tengan cuidado, que no se expongan y que esperan que muchas personas lo apoyen. Aceptaron que no es fácil, ya que hay muchos conductores que son groseros o que pasan muy rápido, pero tratan de ser precavidos y dar lo mejor de sí mismos.
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