El 26 de noviembre 1985 abordo del Transbordador Atlantis, el Dr. Rodolfo Neri Vela se convirtió en el primer mexicano en viajar al espacio. Se cumplen 35 años del primer astronauta de México.
LA SELECCIÓN
En enero de 1985, la Secretaria de Comunicaciones y Transportes (SCT) publicó las convocatorios para la selección de un astronauta mexicano y para los experimentos a realizar en el espacio. Los aspirantes debían tener al menos cinco años de experiencia científica, buena salud, un buen expediente clínico, hablar inglés, disposición para viajar a Estados Unidos y tres meses posteriores al vuelo espacial para rendir informes y conferencias.
Rodolfo Neri Vela de 32 años vio lejana la posibilidad de ser astronauta, pero sus amigos y familiares lo animaron a postularse y quedó junto a mil aspirantes más.
Día a día la lista disminuía, hasta terminar en 5 aspirantes. En mayo, los cinco viajaron al Centro Espacial Johnson en Houston, Texas, para las pruebas físicas, psicológicas y practicar en los simuladores.
El 3 de junio se dio el esperado anuncio, el Dr. Rodolfo Neri Vela representaría a México en el espacio.
Como primera asignación, el 17 de junio el Dr. Neri viajó al Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral, Florida, para atestiguar el despegue del Transbordador Discovery, con el satélite Morelos I. Aquel fue un momento emotivo para él, pues sabía que en cinco meses él mismo protagonizaría el viaje al espacio.
En las siguientes semanas el Dr. Neri completó su entrenamiento en la NASA, estudió la operación de los Transbordadores y experimentó las simulaciones de gravedad cero. En septiembre vivió la angustia de no poderse comunicar con sus familiares tras el sismo de 1985. Sin embargo, su misión debía continuar. Las telecomunicaciones se habían cortado en México y la pronta puesta de los satélites mejorarían la infraestructura de nuestro país, ahora cobraba una nueva dimensión su viaje al espacio.
EL VUELO
Con apenas un mes de haber entrado en operaciones, se designó al Atlantis para el vuelo de noviembre de 1985, el más nuevo de los transbordadores.
Y el día esperado llegó. Los siete astronautas y todo México estaban ansiosos del pronto viaje espacial. A las 18:29 hora del centro de México del 26 de noviembre de 1985, el Transbordador Atlantis encendió sus motores, levantó el vuelo y rompió las ataduras de la gravedad terrestre. Alcanzó la increíble velocidad de 12 km/s. En ocho minutos llegó a los 100 km de altura, a la órbita terrestre y siguió ascendiendo, hasta los 352 km.
Después de adaptarse al espacio y superar los mareos que todos sufren, los astronautas fueron a las ventanillas superiores. Ahí el Dr. Neri vio en primera persona al planeta Tierra, el color de los continentes y el espléndido y embriagante azul de los océanos.
Siete horas después se liberó al satélite Morelos II y encendió sus motores para subir a su órbita geoestacionaria, a 36 mil km de altura.
LOS EXPERIMENTOS
Después del lanzamiento de tres satélites, de México, Australia y Estados Unidos, iniciaron los experimentos. Entre los de México estaban: La transportación de los nutrientes en las plantas, propuesto por Miguel Angel Cevallos Cos, Humberto Martin Sain Posada e Iván Ortega Blake, del Instituto de Física de la UNAM. La electropuntura en el Espacio, propuesto por Fernando Ramirez y Escalona. La influencia y relación de la ingravidez y la radiación visible sobre los movimientos geotrópicos en la germinación de semillas, propuesto por Alfonso Vilches Peluyan del Instituto Nacional del Consumidor. Observar los cambios en el crecimiento y reproducción de los bactoriófagos, propuesto por la estudiante de bachillerato Silvia Estrada Flores. Además, el Dr. Neri debía fotografiar México para los investigadores.
Todos los experimentos aportaron nuevos conocimientos pero uno tuvo un resultado inesperado. Entre las semillas abordo se encontraban las de amaranto (amaranthus hypocondriacus). Aunque esta planta formaba parte de la dieta de los aztecas y desde la década del 70 la NASA lo considera uno de los alimentos del futuro por su alto contenido proteínico, en el México moderno era visto como un dulce. A raíz del viaje del Dr. Neri al espacio, el conocimiento del amaranto se expandió y surgieron empresas que se dedican a la producción y elaboración de productos derivados del amaranto.
Hubo otra feliz consecuencia del viaje del Dr. Neri, quien junto a todo México, dejaron una huella en los viajes al espacio de la NASA y nada volvió a ser como antes.
Gracias al Dr. Neri, en la NASA conocieron las tortillas. Cada astronauta escoge sus platillos a consumir en la órbita, el Dr. Neri escogió huevos rancheros, tacos y otros, todo acompañado con tortillas. Los astronautas consumían pan, pero el pan generar migajas, las cuales flotan y pueden entrar en los aparatos o ser respiradas por los astronautas. Viendo que las tortillas no tienen migajas y sirven de envoltorio comestible para los alimentos, en la NASA optaron por cambiar el pan por las tortillas mexicanas. Hoy, la NASA prepara unas tortillas con un mayor índice proteínico y permiten a los astronautas comer sus alimentos sin derramarlos.
Seis días y 21 horas después, el Atlantis regresó a la Tierra. Terminó así, la odisea espacial del primer astronauta mexicano.
Feliz 35 aniversario de su viaje al espacio Dr. Neri Vela, lo recordamos con gusto. german@astropuebla.org