En Puebla, seis de cada 10 personas de 55 años de edad o más no tienen acceso a las tecnologías digitales, quedando sin la posibilidad de aproximarse a nuevas formas de conocimiento e interacción, ahorros de tiempo o simplemente contar con otras formas de entretenimiento.
Académicos indicaron que son diversos factores los que influyen en que este fenómeno siga afectando principalmente a las personas de esos rangos de edades, entre ellos la falta de ingreso económico o la complejidad de la interacción virtual.
También coincidieron en que la poca presencia de este sector de la población en el ciberespacio restringe a sus miembros de hacer alguna gestión de manera inmediata, así como tener nuevos conocimientos que les permitan mejorar su integración social.
Sin embargo, el lograr que este sector de la población acceda a las herramientas digitales no es un tema sencillo, pues las personas deben disponer de recursos económicos, disponibilidad e intención de querer aprender.
De igual manera, el círculo cercano de las personas juega un papel importante para enseñarles a usar internet. Mientras que los tres niveles de gobierno y la iniciativa privada deben trabajar en conjunto para crear proyectos o políticas públicas que acerquen la tecnología de manera segura a personas de 55 años y más.
En internet no están en todos
Aunque las herramientas digitales han representado la posibilidad de acceso a nuevos beneficios en un sector de la población, hay otra proporción de personas que no han incorporado el uso de internet en su vida cotidiana por diversas razones, tal es el caso de los ciudadanos de 55 años y más en Puebla.
Del millón 14 mil personas de ese rango de edad en adelante que radican en la entidad, únicamente 419 mil 763 tuvieron acceso a internet en 2022, lo que se traduce en 41.3 por ciento. Esto significa un incremento apenas de 11.5 por ciento respecto al 2021, cuando ingresaron a la red 376 mil 325.
La Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2022, elaborada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), estimó que el año pasado, en territorio poblano, 4 millones 206 mil habitantes de seis años y más tuvieron acceso a internet.
Dicho número revela que, del total, únicamente el 9.9 por ciento eran personas de este grupo de edad, destacando por ser un conjunto con menos usuarios.
¿Por qué no utilizan internet las personas mayores?
Si bien la encuesta no especifica los motivos por los cuáles las personas de 55 años y más que radican en la entidad poblana no son usuarios de internet, los especialistas consultados por esta casa editorial coincidieron en que la falta de recurso económico, el desinterés y la complejidad de la interacción virtual son las principales causas.
Jorge Luis Coronel Fuentes, maestro en Mercadotecnia Digital, opinó que la exclusión digital no se limita a la edad, pues también involucra el contexto social en el que este sector poblacional se desenvuelve, su interés, así como la existencia de un acercamiento previo con herramientas digitales y el resultado de su experiencia.
En entrevista, el también catedrático del Tecnológico de Monterrey advirtió que, aunque el objetivo de la tecnología es ser intuitiva y fácil de utilizar, la realidad es que al tener un abanico de opciones que hacer dentro del ciberespacio, la experiencia se convierte más compleja y confusa para algunas generaciones.
“No sólo es la edad el detonador de la brecha digital, también el tener acceso a internet de forma económica y el nivel educativo, pues de manera indirecta da apertura a que las personas tengan esa curiosidad intelectual y busquen elementos en otras plataformas más novedosas (…) Las personas entre más edad tengan, son más cerradas a probar nuevas cosas y eso es algo que de manera conductual ayuda a que esa brecha digital se haga más grande”, compartió.
Coronel Fuentes agregó que el entorno de accesibilidad también es un factor negativo. Aunque a nivel local existen puntos de conexión de internet gratuito, la mayoría no son seguros y se presta para hackeo de equipos o robo de identidad, situación que acrecienta la brecha.
Guillermo Espinosa García, director de Tecnologías de Información y Comunicación de la Universidad Iberoamericana campus Puebla (IBERO), respaldó estos motivos y agregó que son las experiencias de los usuarios las que motivan a continuar adaptándose a la tecnología, pero al no tener referentes resulta complicado lograr un acercamiento o dominio de lo digital.
“Al no tener referentes, les resulta difícil usar estos dispositivos para diferentes propósitos, no tienen el dominio de lo digital y lo que pasa es que se ven limitados en su uso; ellos mismos generan esa resistencia porque lo encuentran difícil, a menos de que exista un detonante o razón de peso que los haga cambiar de opinión”, dijo.
Desde su perspectiva, el que un sector de la población no sea un internauta es sinónimo de negación de derecho, además de dejarle sin la posibilidad de informarse y conocer más allá de su contexto social.
“Es segregar a la población, realmente el acceso a la información de las plataformas tecnológicas es un derecho como ciudadano que se les está negando, les quitas la oportunidad de conocer más allá de su contexto local (…) El recurso económico es importante porque eventualmente tenemos que pagar por servicio de internet”, declaró.
Otros académicos, como el director tecnológico en Sistema Universitario de Modalidades Alternativas (SUMA), de la Universidad Autónoma de Puebla (UPAEP), José González Torreblanca, enfatizó que la actitud de este sector de la población es un factor determinante para que sean o no usuarios de internet.
“Depende mucho la parte actitudinal, conocemos a adultos mayores que se niegan a este tipo de capacitaciones, actualizaciones, los conocimientos que tienen prefieren conservarlos, no reforzarlos y no actualizarse”, declaró.
María Sofía es una mujer de 65 años que se dedica a las labores de su hogar. Aunque cuenta con un dispositivo móvil inteligente, reconoce que no sabe utilizar todas sus funciones, ya que se limita a contestar llamadas y enviar mensajes de texto, debido a que considera que el aprender e incluir nuevas herramientas tecnológicas a su vida cotidiana puede ser un proceso complicado.
Explicó que es su nieta, de 11 años, quien se encarga de ayudarla para realizar sus gestiones cotidianas, pues por más que le enseñan a usar esta herramienta, no logra retener los conocimientos.
“Me siento mal, mi hijo me regaña y me dice que debo actualizarme, pero le digo que yo ya me voy a morir que para qué, aunque me insiste en que debo de estar actualizada, pues la verdad es que no le tomo interés, prefiero mi tiempo de antes que el de ahora”, comentó.
Sobre este tema, consideró importante que las autoridades estatales y municipales pongan en marcha cursos de capacitación para adultos mayores porque no todas las personas tienen financiamiento para acudir a un taller.
Una situación idéntica vive Guillermo, un hombre de 70 años, quien también cuenta con un dispositivo móvil que sólo utiliza para realizar llamadas y mandar mensajes, mientras que su hija se encarga de hacerle gestiones bancarias, citas médicas u otras actividades cotidianas.
Para él, navegar en el ciberespacio sería necesario únicamente si en su centro de trabajo se lo solicitan, pero la realidad es que, al estar jubilado, no lo considera indispensable, toda vez que tiene familia que lo asesora.
Guillermo ha intentado aprender a usar algunas herramientas mediante la asesoría de su nieto de ocho años, pero al repetir el mismo cuestionamiento más tarde, el menor se desespera y no lo vuelve a repetir.
Reconoció que es en la sucursal bancaria donde más le han insistido para que adopte las nuevas tecnologías y puso como ejemplo la banca móvil. Aunque la tiene instalada, dijo que en diversas ocasiones ha solicitado ayuda a alguna empleada para acceder a su cuenta o pide a su hija acompañarlo a la sucursal.
“Yo uso el celular para lo más elemental, hacer llamadas, mandar mensajes y hacer lo básico, la realidad es que tengo quien me ayude, pues me confío”, precisó.
José Mendoza y Guadalupe son una pareja de adultos mayores de origen poblano que radican en el extranjero, pero su situación es la misma que la de María y Guillermo. De visita en la capital poblana, el hombre platicó que su hija es quien se encarga de comprarle boletos de avión, así como gestionar sus reservaciones de hotel, pues él no sabe cómo hacerlo.
En su caso, es el desinterés la razón que lo ha alejado de convertirse en un internauta, aunque, al igual que los casos anteriores, cuenta con un dispositivo móvil pero que solamente utiliza para comunicarse a través de llamadas o mensajes de texto.
La función clave del entorno familiar
Las personas mayores que no usan internet también se quedan sin la posibilidad de hacer alguna gestión de manera inmediata, pues tienen que recurrir al método tradicional y hacerla de forma presencial o apoyarse de algún familiar para que le realicen sus actividades, señaló González Torreblanca.
Desde su perspectiva, la falta de accesibilidad para grupos de la población que no tienen la misma condición que el resto desemboca en que se queden sin la posibilidad de realizar gestiones sanitarias o sociales (citas, consultas médicas, registros, etc.), así como gestiones administrativas, bancarias, compras, entre otros.
“Un adulto mayor es un tanto difícil que se encargue de buscar una alternativa, ellos prefieren lo convencional, como acercarse a una ventanilla de banco, hacer cosas de manera personal o pedir ayuda a algún familiar; el plan b del adulto mayor siempre ha sido regresar a lo cotidiano, que es regresar a lo manual, incluso desde el transporte público”, compartió.
Por su parte, Coronel Fuentes, experto en marketing digital, añadió que las afectaciones también se reflejan en el aislamiento social y la desinformación, pues generalmente los integrantes del entorno familiar sí son usuarios de estas herramientas, por lo que las conversaciones giran en torno a información disponible en el ciberespacio que, en ocasiones, no se replica en otros medios de comunicación.
“Los temas de conversación cambian, entonces su inclusión social es más complicada, es decir, tienen una perspectiva de lo social e informativo más reducido de lo que podría tener otro sector de la población y eso afecta a la hora de tener interacción social”, expuso.
Ante este panorama, los académicos dijeron que el círculo cercano de la persona adulta, como hijo o nieto, tiene un papel importante para reducir la brecha digital, pues al tener un mayor contacto con las herramientas digitales puede apoyar en la enseñanza.
Espinosa García consideró que las personas deben estar dispuestas a conocer y aprender, tener tiempo y dinero debido a que eventualmente se debe pagar el servicio de conexión a internet.
“Las experiencias de los usuarios son las que hacen que la gente siga con estas adopciones de tecnología, lo que también veo es el contexto familiar, si la familia es cercana a la tecnología y los menores se dan el tiempo de enseñar a los mayores, entonces es mucho más sencillo”, consideró.
González Torreblanca, académico de UPAEP, expuso que aquellas personas que entienden el uso de herramientas digitales pueden asumir un papel de guía de la gente adulta que no tiene algún tipo de acercamiento con ellas.
“Los familiares juegan un papel fundamental para transmitir el conocimiento a los adultos mayores; como sociedad debemos entender que los adultos mayores requieren de aquellos que sí sabemos utilizar un poco más este tipo de herramientas tecnológicas. Tanto jóvenes como adultos, que entendemos estas tecnologías, no nos queda más que transmitir, apoyar e incluso tomar este papel y hacernos un poco más responsables electrónicamente de las cosas que ellos necesitan”, opinó.
Aunque Coronel Fuente coincidió con estas posturas, también declaró que las personas adultas con mayor poder adquisitivo, tiempo y espacio son más propensas a aprender a usar las herramientas digitales.
“Hay una relación de que, entre mayor poder adquisitivo tengan estas personas, aunque no tengan el dominio, tienen el tiempo y espacio para poder encontrar otro tipo de utilidades, pero sin duda tener gente joven que te muestre los nuevos usos y genere interés es lo que lo detona que tengan un mayor motivación”, compartió.
Sobre las responsabilidades del gobierno para atender esta problemática, el académico del Tecnológico de Monterrey campus Puebla consideró que autoridades a nivel nacional, estatal y municipal deben de trabajar en conjunto para generar políticas públicas que contemplen recurso económico, humano e infraestructura para poder implementarlas.
“Debe de existir coherencia y coordinación de esas políticas para que se implementen, porque desarrollar proyectos es muy fácil. El reto está en la aplicación, en poder hacerlas realidad porque requiere recurso económico, humano, infraestructura y se vuelve difícil la relación entre las tres órdenes de gobierno para que se lleve a cabo”, manifestó.
Finalmente, para Guillermo Espinosa es primordial que el gobierno en turno incluya entre sus prioridades el acceso a internet, al mismo nivel que la salud y la educación. No obstante, reconoció que planear y ejecutar un proyecto que lleve conexión digital a todos los sectores de población no es sencillo, por lo que consideró importante que la iniciativa privada trabaje de la mano con autoridades.
“No es nada sencillo llevar internet a lugares lejanos, no es sencillo dotar de equipos de cómputo a personas, tampoco es barato este tipo de tecnologías, por eso es importante aplicar proyectos para llevar el internet a todos lados y también capacitar a las personas a usarlo, eso también se debe de tomar en cuenta”, concluyó.