Bibiana Ortiz de 28 años tiene una enfermedad degenerativa que se llama queratocono en ambos ojos. Cuando la diagnosticaron, le dijeron que en algún momento iba a necesitar trasplante de córnea ya que iba avanzando su padecimiento y fue perdiendo la vista. El ojo izquierdo empeoró al grado de que dejó de ver y se sumó el dolor. Fue así que se inscribió al proceso para estar en la lista de espera.
Para ella, su donación significó volver a ver la luz en sus vidas y desde ese momento, invita a la ciudadanía a ser donadores, ya que así, les están regalando más años de calidad. “Pueden salvar vidas y dar esperanza la verdad es que yo ya le cambié la forma de pensar varios amigos, ya que no eran donadores. Mucha gente dice que es su cuerpo y se lo van a llevar a la tumba, pero también es importante pensar en alguien más”, opinó.
Han pasado tres meses desde que fue intervenida y desde ese momento ha visto mejoría, ya no le duele el ojo y su vista poco a poco ha ido mejorando. Hoy, exhorto a toda la ciudadanía a donar en caso de que uno de sus familiares fallezca o a ser donantes voluntarios y notificarlo a sus familiares, ya que es el mayor acto de amor entre los seres humanos.
Otra historia es la del señor Hugo Méndez, quien tiene diabetes y derivado de esa enfermedad se complicaron sus cataratas. Acudió al oftalmólogo, lo operaron, pero tuvo desprendimiento de retina, lo volvieron a operar y a los cuatro meses le notificaron que su cornea estaba dañada al 100 por ciento. Fue ahí cuando acudió al IMSS y le dijeron que necesitaba un trasplante.
“Me inscribí y al poco tiempo, no más de un año me dijeron que ya estaba mi córnea donada. Me prepararon y el 30 de mayo del año pasado me intervinieron, desde esa fecha tengo revisiones mensuales y mi calidad de vida mejoró”, en este momento Hugo comenzó a llorar, admitió que tuvo miedo, pues antes de llegar al IMSS le dijeron que ya había perdido su ojo, pero hoy tiene una oportunidad más.
“Doy gracias a Dios y a la familia y a la persona que tuvieron la amabilidad de donarnos la córnea. Me cambió todo, ya veo mejor, aun no al 100 por ciento porque todo lleva un proceso, el médico me dice que es poco a poco y es cierto, me volví más disciplinado, más cuidadoso y mes con mes vengo para que siga viendo por muchos años. Ya puedo platicar con alguien y ver sus rostros, sus sonrisas, es una gran bendición”, externó.
No conocí a la familia de mi donante
Angela Luna es una mujer que se enfermó del riñón y por seis años tuvo que ser dializada ya que no encontraban un riñón compatible para ella. Ni uno de sus familiares fue candidato y por un momento creyó que iba a morir, pero cuando estuvo a punto de tirar la toalla, le notificaron que ya tenían donante.
Su intervención se realizó hace 10 años en IMSS de San José y desde ese momento, cambió su vida. “Antes era muy difícil, no podía comer muchas cosas, me limitaban el líquido y ahora con el trasplante puedo tomar agua y no sabía que era lo mejor que puedes sentir, tomar agua hasta donde yo quiera”, resaltó.
Con su nueva vida lo que más disfruta es comer, aunque aprendió a ser más disciplinada y a elegir alimentos más sanos. Y también con el trasplante aprendió a sentirse libre, ya que cuando recibía las hemodiálisis, se sentía atada a la máquina.
No conoció a la familia de su donante y no sabe el nombre de la persona que le regaló “un pedazo de vida”, pero si pueden leerla, Angela quiere que sepan que su vida estaba muy deteriorada y que, gracias a este órgano, renació.
“Gracias a la familia que me dio la oportunidad de recibir el riñón, no es fácil que se deshagan de ellos, quiero agradecerles por tenerlo, me dieron una nueva vida como paciente y hoy ya tengo 46 años, cuando creí que no iba a llegar a los 40. Gracias”, concluyó.
Según las cifras anuales del Cenatra, en el 2023 se realizaron 118 trasplantes de córnea, de los cuales 101 fueron de origen nacional y 17 de procedencia extranjera, aunque no se detalla al respecto.
Mientras que se hicieron 134 trasplantes renales, del total 108 fueron de donantes vivos y 26 de personas que fallecieron, pero que sus familiares aceptaron regalar sus riñones para brindarle una segunda oportunidad a otra persona.
Asimismo, se reveló que 166 donaciones de órganos y tejidos fueron de pacientes que perecieron, de los cuales 142 perdieron la vida a causa de un paro cardíaco irreversible y 24 por muerte encefálica.
