/ domingo 15 de octubre de 2023

En Puebla, cada 30 horas una persona se quita la vida

La entidad se ubica entre los estados con menores tasas de suicidios en el país, al registrar de 2 a 4 por cada 100 mil habitantes

En Puebla 287 personas se suicidaron el año pasado, de acuerdo con las cifras difundidas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), es decir que cada 30 horas hubo un caso de muerte por lesiones autoinfligidas. Si bien, la entidad se encuentra por debajo de la media nacional en número de suicidios, los especialistas alertan que siempre hay signos de alerta a los que se deben prestar atención para prevenirlo.

La entidad se ubica entre los estados con menores tasas de suicidios en el país, al registrar de 2 a 4 por cada 100 mil habitantes, en contraste, Chihuahua, Yucatán y Aguascalientes registraron las cifras más altas, con un promedio de 12 por cada 100 mil habitantes, conforme a las mismas estadísticas.

De hecho el estado registró una disminución del 20 por ciento en muertes por lesiones autoinfligidas en comparación con el 2021, cuando se contabilizaron 359, sin embargo, a nivel nacional existe una tendencia a la alza en los últimos cinco años, ya que entre el 2017 y el 2022 hubo un incremento, al pasar de 5.3 a 6.3 por cada 100 mil habitantes, lo que se traduce en mil 629 suicidios más en comparación con el primer año.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió como tema central “Crear esperanza a través de la acción”, como un llamado a la sociedad para contribuir desde la colectividad en la prevención de este tipo de muertes.

Y es que de acuerdo con especialistas de la psicología, regularmente el suicidio es la consumación de una serie de problemas que arrastran las personas, de tal forma que siempre existen señales de alerta a las que se debe prestar atención para poder identificar posibles tendencias a practicar lesiones autoinfligidas y pedir ayuda profesional a tiempo.

Ejemplo de lo anterior es el caso de Aldo, quien terminó con su vida a la edad de 25 años, ahorcándose al interior de su domicilio, en el municipio de Amozoc, después de un primer intento fallido y diversos problemas relacionados con el uso de drogas.

Alma, su tía, narró a El Sol de Puebla que el suicidio de Aldo pudo haberse prevenido si sus familiares directos lo hubieran apoyado para que superara los problemas de adicciones y de índole personal que arrastraba desde temprana edad, no obstante, su muerte sigue generando cierto sentimiento de culpa entre quienes le conocieron y poco pudieron hacer para evitar que consumara su suicidio.

“Ya había intentado quitarse la vida, también se colgó con un lazo al interior de su casa, pero los vecinos se dieron cuenta y llamaron a la policía, cuando llegaron todavía alcanzaron a ayudarlo, lo rescataron, pero apenas pasó medio año y volvió a hacerlo, aunque esta vez ya no hubo quien lo auxiliara y consiguió matarse”, contó.

Alma señaló que su sobrino siempre se mostró consciente de que tenía un problema serio de adicciones que estaba afectando severamente su vida, pero nunca aceptó la propuesta de acudir a centros de apoyo para superar el problema y sus hermanos tampoco intervinieron para apoyarlo llevándolo a recibir atención especializada.

Por lo anterior, su estado de salud se agravó y llegó un momento en que los problemas que esto le provocó con su esposa e hijos lo orillaron a pensar en el suicidio como única salida.

“Su esposa decidió separarse del él y lo alejó de sus hijos, esto le provocó más depresión de la que ya tenía y creo que fue lo que lo motivó a pensar en quitarse la vida. Cuando me entere sentí tristeza y enojo a la vez porque sus hermanos no hicieron nada por ayudarlo y tampoco permitieron que alguien más de la familia lo hiciera”, compartió.

La mujer resaltó que un suicidio es algo que inevitablemente afecta a las familias o al círculo más cercano de la víctima, ya que tras la muerte de su sobrino vinieron diversos problemas, que llevaron a fracturas y distanciamiento entre sus familiares.

A seis años de distancia de tan lamentable hecho, consideró que en su familia todavía hay quienes necesitan de apoyo psicológico para poder superar la pérdida de Aldo, ya que cada integrante ha vivido el duelo de forma distinta.

Alma consideró que falta mucho por hacer para prevenir este tipo de muertes, ya que a diferencia de su sobrino puede haber personas que no demuestren signos tan graves de tendencia suicida, pero que están en riesgo al tener algún problema de depresión o de salud mental sin atender de forma oportuna.

Por lo anterior, opinó que deberían existir más campañas de información sobre la salud mental, para que acudir con un psicólogo o psiquiatra sea visto como algo normal y necesario, ya que, a su juicio, todavía hay quienes consideran que esos especialistas sólo atienden a “personas locas” y esto impide que la población vulnerable reciba el tratamiento oportuno.

Agregó que también es necesario acercar este tipo de servicios a la población en general, a fin de que la terapia psicológica sea vista como algo benéfico e indispensable, similar a lo que ocurre con las vacunas.

“Creo que también debería haber campañas de concientización sobre la convivencia familiar, de cómo sobrellevar un duelo, implementar en las escuelas alguna materia o talleres permanentes sobre la salud mental o en las colonias o municipios donde hay más problemas de adicciones o delitos como el narcomenudeo, porque eso es algo que pone en riesgo a la gente y puede provocar suicidios”, propuso.

¿Cuáles son los signos de alerta?

Los síntomas de la tendencia suicida no siempre suelen relacionarse con la depresión, ya que hay víctimas que pudieran aparentar estar bien pero realmente están pasando por una etapa de sufrimiento, de tal manera que es importante aprender a detectar los signos de alerta en cada caso, explicó Edsel Alonso Villarreal Bonilla, psicólogo clínico del Sistema Municipal DIF en Puebla.

El especialista indicó que el suicidio puede ser el resultado de diversos problemas como la depresión, ansiedad o estrés excesivo, el ser víctimas de acoso escolar, abusos sexuales, haber sufrido violencia en la infancia, entre muchos más, aunque en cualquier caso se trata de una falla no solo en el individuo, sino en la sociedad.

“Muchas veces lo que el paciente requiere es reconocimiento y atención del sistema familiar, pero cuando no se tiene eso él puede pensar: he hecho tantas cosas y no soy notado como quiero, entonces voy a ser notado haciéndome daño, de esa forma voy a ser reconocido, de esa forma voy a tener la atención de mi familia”, expuso.

Para el especialista, un primer escenario de tendencia suicida tiene que ver con mostrar un desánimo por la vida, de tal forma que la persona puede lanzar mensajes de desesperanza, decir que ya no quiere vivir o que lo que hace ya no tiene sentido, despedirse de sus seres queridos como si fuera la última vez que los va a ver e incluso regalar cosas o mostrar un interés profundo por dejar todas las cosas en orden.

“También hay quienes muestran una tendencia a ponerse en riesgo, por ejemplo, si conduzco busco conflicto, voy a lugares peligrosos, es una forma de incitar a los demás para que me hagan daño, incluso el consumo de sustancias, que indirectamente se convierte en un suicidio en vida, es una forma de auto sabotaje por cosas que no queremos confrontar”, comentó.

No obstante, expresó que hay una sintomatología contraria en la que el paciente soporta su sufrimiento y aparenta estar bien ante los demás, de tal forma que reprime sus emociones y no expresa abiertamente el deseo que tiene de terminar con su vida.

En ambos casos, remarcó, los familiares más cercanos a la persona que está desarrollando tendencia suicida pueden detectar los cambios de comportamiento y, sobre todo, intervenir para que reciba ayuda profesional de forma oportuna, aún cuando se niegue a pedirla.

“Si bien es importante que el paciente esté dispuesto a pedir ayuda, cuando hablamos de una depresión excesiva o problemas psicológicos graves que tienen al paciente con tendencias al suicidio estamos hablando de que el paciente no está en condiciones de reconocer que necesita ayuda, porque su salida para frenar el sufrimiento es la muerte, por eso ahí quienes deben ayudarlo y acercarlo a un profesional son los familiares o personas cercanas y ellos también deben recibir ayuda psicológica porque es algo con lo que no saben lidiar, no saben cómo reaccionar”, dijo.

El suicidio, un problema social

El suicidio debe ser visto como una falla de la sociedad misma, señaló el psicólogo Edsel, quien enfatizó que la falta de apoyo hacia las personas que desarrollan alguna sintomatología relacionada con las lesiones autoinfligidas y otros problemas sociales finalmente están coadyuvando a que haya quien decida poner fin a su vida.

En lo anterior coincidió el doctor Quetzalcóatl Hernández Cervantes, coordinador del Doctorado en Investigación Psicológica de la IBERO Puebla, quien consideró que las violencias sistémicas e históricas que prevalecen en la sociedad impactan significativamente en la vida de las personas, sobre todo de las más vulnerables.

“El suicidio es un tema sociocultural, de identidad, de pertenencia y del tejido social. Si seguimos pensando que es un tema médico psiquiátrico o exclusivamente de atención psicológica, estaríamos empezando con el pie izquierdo para poder aspirar a que la mortalidad disminuya”, sentenció.

Para el especialista, el hecho de que la sociedad siga siendo permeada por el patriarcado es un factor importante que explica el hecho de que la mayoría de los suicidios consumados correspondan a hombres, por lo que sugirió atender este problema de salud pública acercando los servicios de salud mental a la población, ya sea a través de líneas telefónicas de ayuda o capacitando al personal de primer nivel para atender a la población con algún riesgo.

Opciones de ayuda para evitar el suicidio

Los diferentes órdenes de gobierno cuentan con mecanismos de apoyo para las personas con tendencia al suicidio o que están cerca de alguien que atraviesa por dicho problema, ya sea en oficinas gubernamentales, líneas telefónicas e incluso mediante plataformas disponibles en la web.

El gobierno federal tiene habilitada la Línea de la Vida, en el número 8009112000, para ofrecer asesoría psicológica a las personas que así lo requieran y un servicio similar es ofrecido por la Secretaría de Salud en Puebla a través de la línea 8004205782, disponible para atender crisis psicológicas o de tendencia al suicidio todos los días del año.

El Hospital Psiquiátrico, Dr. Rafael Serrano es una opción para el caso de adultos mayores que tienen algún problema que pudiera desencadenar tendencia suicida y el Centro Estatal de Salud Mental para niños y adolescentes con esta problemática, mientras que el Sistema Estatal DIF ofrece esta atención en el Centro de Orientación y Desarrollo Familiar Integral (CODEFI).

Finalmente, el Sistema Municipal DIF de Puebla puso a disposición de la población en general la plataforma Equilíbrate, que está disponible en la web de forma gratuita para que los ciudadanos accedan a diversos cursos y talleres relacionados con el bienestar emocional y puedan pedir apoyo psicológico en caso de necesitarlo.

En Puebla 287 personas se suicidaron el año pasado, de acuerdo con las cifras difundidas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), es decir que cada 30 horas hubo un caso de muerte por lesiones autoinfligidas. Si bien, la entidad se encuentra por debajo de la media nacional en número de suicidios, los especialistas alertan que siempre hay signos de alerta a los que se deben prestar atención para prevenirlo.

La entidad se ubica entre los estados con menores tasas de suicidios en el país, al registrar de 2 a 4 por cada 100 mil habitantes, en contraste, Chihuahua, Yucatán y Aguascalientes registraron las cifras más altas, con un promedio de 12 por cada 100 mil habitantes, conforme a las mismas estadísticas.

De hecho el estado registró una disminución del 20 por ciento en muertes por lesiones autoinfligidas en comparación con el 2021, cuando se contabilizaron 359, sin embargo, a nivel nacional existe una tendencia a la alza en los últimos cinco años, ya que entre el 2017 y el 2022 hubo un incremento, al pasar de 5.3 a 6.3 por cada 100 mil habitantes, lo que se traduce en mil 629 suicidios más en comparación con el primer año.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió como tema central “Crear esperanza a través de la acción”, como un llamado a la sociedad para contribuir desde la colectividad en la prevención de este tipo de muertes.

Y es que de acuerdo con especialistas de la psicología, regularmente el suicidio es la consumación de una serie de problemas que arrastran las personas, de tal forma que siempre existen señales de alerta a las que se debe prestar atención para poder identificar posibles tendencias a practicar lesiones autoinfligidas y pedir ayuda profesional a tiempo.

Ejemplo de lo anterior es el caso de Aldo, quien terminó con su vida a la edad de 25 años, ahorcándose al interior de su domicilio, en el municipio de Amozoc, después de un primer intento fallido y diversos problemas relacionados con el uso de drogas.

Alma, su tía, narró a El Sol de Puebla que el suicidio de Aldo pudo haberse prevenido si sus familiares directos lo hubieran apoyado para que superara los problemas de adicciones y de índole personal que arrastraba desde temprana edad, no obstante, su muerte sigue generando cierto sentimiento de culpa entre quienes le conocieron y poco pudieron hacer para evitar que consumara su suicidio.

“Ya había intentado quitarse la vida, también se colgó con un lazo al interior de su casa, pero los vecinos se dieron cuenta y llamaron a la policía, cuando llegaron todavía alcanzaron a ayudarlo, lo rescataron, pero apenas pasó medio año y volvió a hacerlo, aunque esta vez ya no hubo quien lo auxiliara y consiguió matarse”, contó.

Alma señaló que su sobrino siempre se mostró consciente de que tenía un problema serio de adicciones que estaba afectando severamente su vida, pero nunca aceptó la propuesta de acudir a centros de apoyo para superar el problema y sus hermanos tampoco intervinieron para apoyarlo llevándolo a recibir atención especializada.

Por lo anterior, su estado de salud se agravó y llegó un momento en que los problemas que esto le provocó con su esposa e hijos lo orillaron a pensar en el suicidio como única salida.

“Su esposa decidió separarse del él y lo alejó de sus hijos, esto le provocó más depresión de la que ya tenía y creo que fue lo que lo motivó a pensar en quitarse la vida. Cuando me entere sentí tristeza y enojo a la vez porque sus hermanos no hicieron nada por ayudarlo y tampoco permitieron que alguien más de la familia lo hiciera”, compartió.

La mujer resaltó que un suicidio es algo que inevitablemente afecta a las familias o al círculo más cercano de la víctima, ya que tras la muerte de su sobrino vinieron diversos problemas, que llevaron a fracturas y distanciamiento entre sus familiares.

A seis años de distancia de tan lamentable hecho, consideró que en su familia todavía hay quienes necesitan de apoyo psicológico para poder superar la pérdida de Aldo, ya que cada integrante ha vivido el duelo de forma distinta.

Alma consideró que falta mucho por hacer para prevenir este tipo de muertes, ya que a diferencia de su sobrino puede haber personas que no demuestren signos tan graves de tendencia suicida, pero que están en riesgo al tener algún problema de depresión o de salud mental sin atender de forma oportuna.

Por lo anterior, opinó que deberían existir más campañas de información sobre la salud mental, para que acudir con un psicólogo o psiquiatra sea visto como algo normal y necesario, ya que, a su juicio, todavía hay quienes consideran que esos especialistas sólo atienden a “personas locas” y esto impide que la población vulnerable reciba el tratamiento oportuno.

Agregó que también es necesario acercar este tipo de servicios a la población en general, a fin de que la terapia psicológica sea vista como algo benéfico e indispensable, similar a lo que ocurre con las vacunas.

“Creo que también debería haber campañas de concientización sobre la convivencia familiar, de cómo sobrellevar un duelo, implementar en las escuelas alguna materia o talleres permanentes sobre la salud mental o en las colonias o municipios donde hay más problemas de adicciones o delitos como el narcomenudeo, porque eso es algo que pone en riesgo a la gente y puede provocar suicidios”, propuso.

¿Cuáles son los signos de alerta?

Los síntomas de la tendencia suicida no siempre suelen relacionarse con la depresión, ya que hay víctimas que pudieran aparentar estar bien pero realmente están pasando por una etapa de sufrimiento, de tal manera que es importante aprender a detectar los signos de alerta en cada caso, explicó Edsel Alonso Villarreal Bonilla, psicólogo clínico del Sistema Municipal DIF en Puebla.

El especialista indicó que el suicidio puede ser el resultado de diversos problemas como la depresión, ansiedad o estrés excesivo, el ser víctimas de acoso escolar, abusos sexuales, haber sufrido violencia en la infancia, entre muchos más, aunque en cualquier caso se trata de una falla no solo en el individuo, sino en la sociedad.

“Muchas veces lo que el paciente requiere es reconocimiento y atención del sistema familiar, pero cuando no se tiene eso él puede pensar: he hecho tantas cosas y no soy notado como quiero, entonces voy a ser notado haciéndome daño, de esa forma voy a ser reconocido, de esa forma voy a tener la atención de mi familia”, expuso.

Para el especialista, un primer escenario de tendencia suicida tiene que ver con mostrar un desánimo por la vida, de tal forma que la persona puede lanzar mensajes de desesperanza, decir que ya no quiere vivir o que lo que hace ya no tiene sentido, despedirse de sus seres queridos como si fuera la última vez que los va a ver e incluso regalar cosas o mostrar un interés profundo por dejar todas las cosas en orden.

“También hay quienes muestran una tendencia a ponerse en riesgo, por ejemplo, si conduzco busco conflicto, voy a lugares peligrosos, es una forma de incitar a los demás para que me hagan daño, incluso el consumo de sustancias, que indirectamente se convierte en un suicidio en vida, es una forma de auto sabotaje por cosas que no queremos confrontar”, comentó.

No obstante, expresó que hay una sintomatología contraria en la que el paciente soporta su sufrimiento y aparenta estar bien ante los demás, de tal forma que reprime sus emociones y no expresa abiertamente el deseo que tiene de terminar con su vida.

En ambos casos, remarcó, los familiares más cercanos a la persona que está desarrollando tendencia suicida pueden detectar los cambios de comportamiento y, sobre todo, intervenir para que reciba ayuda profesional de forma oportuna, aún cuando se niegue a pedirla.

“Si bien es importante que el paciente esté dispuesto a pedir ayuda, cuando hablamos de una depresión excesiva o problemas psicológicos graves que tienen al paciente con tendencias al suicidio estamos hablando de que el paciente no está en condiciones de reconocer que necesita ayuda, porque su salida para frenar el sufrimiento es la muerte, por eso ahí quienes deben ayudarlo y acercarlo a un profesional son los familiares o personas cercanas y ellos también deben recibir ayuda psicológica porque es algo con lo que no saben lidiar, no saben cómo reaccionar”, dijo.

El suicidio, un problema social

El suicidio debe ser visto como una falla de la sociedad misma, señaló el psicólogo Edsel, quien enfatizó que la falta de apoyo hacia las personas que desarrollan alguna sintomatología relacionada con las lesiones autoinfligidas y otros problemas sociales finalmente están coadyuvando a que haya quien decida poner fin a su vida.

En lo anterior coincidió el doctor Quetzalcóatl Hernández Cervantes, coordinador del Doctorado en Investigación Psicológica de la IBERO Puebla, quien consideró que las violencias sistémicas e históricas que prevalecen en la sociedad impactan significativamente en la vida de las personas, sobre todo de las más vulnerables.

“El suicidio es un tema sociocultural, de identidad, de pertenencia y del tejido social. Si seguimos pensando que es un tema médico psiquiátrico o exclusivamente de atención psicológica, estaríamos empezando con el pie izquierdo para poder aspirar a que la mortalidad disminuya”, sentenció.

Para el especialista, el hecho de que la sociedad siga siendo permeada por el patriarcado es un factor importante que explica el hecho de que la mayoría de los suicidios consumados correspondan a hombres, por lo que sugirió atender este problema de salud pública acercando los servicios de salud mental a la población, ya sea a través de líneas telefónicas de ayuda o capacitando al personal de primer nivel para atender a la población con algún riesgo.

Opciones de ayuda para evitar el suicidio

Los diferentes órdenes de gobierno cuentan con mecanismos de apoyo para las personas con tendencia al suicidio o que están cerca de alguien que atraviesa por dicho problema, ya sea en oficinas gubernamentales, líneas telefónicas e incluso mediante plataformas disponibles en la web.

El gobierno federal tiene habilitada la Línea de la Vida, en el número 8009112000, para ofrecer asesoría psicológica a las personas que así lo requieran y un servicio similar es ofrecido por la Secretaría de Salud en Puebla a través de la línea 8004205782, disponible para atender crisis psicológicas o de tendencia al suicidio todos los días del año.

El Hospital Psiquiátrico, Dr. Rafael Serrano es una opción para el caso de adultos mayores que tienen algún problema que pudiera desencadenar tendencia suicida y el Centro Estatal de Salud Mental para niños y adolescentes con esta problemática, mientras que el Sistema Estatal DIF ofrece esta atención en el Centro de Orientación y Desarrollo Familiar Integral (CODEFI).

Finalmente, el Sistema Municipal DIF de Puebla puso a disposición de la población en general la plataforma Equilíbrate, que está disponible en la web de forma gratuita para que los ciudadanos accedan a diversos cursos y talleres relacionados con el bienestar emocional y puedan pedir apoyo psicológico en caso de necesitarlo.

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