El anuncio del gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, para designar como Área Natural Protegida (ANP) estatal la zona del Parque Nacional de La Malinche que corresponde a la entidad, resonó entre miembros de la comunidad científica y ambientalista, quienes se mostraron a favor de la medida, sin embargo, reconocieron que debe diseñarse a la par un nuevo plan de recuperación y manejo ambiental, pues de lo contrarío podría ser letra muerta.
Ayer por la mañana, el mandatario anunció que promoverá la protección de este espacio mediante instrumentos legales. Esto después de que El Sol de Puebla dio a conocer las condiciones de agonía en las que se encuentra el lugar, que en 1938 adquirió la figura de ANP, pero de índole federal.
“La tala de La Malinche sí es un asunto federal, pero nosotros nos involucramos aunque sea un asunto federal porque ocurre en territorio poblano (...) Yo reviso para ver si existe un Área Natural Protegida del estado y si no hay, la tramitaríamos”, declaró el titular del Ejecutivo.
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Explicó también que la preservación de dicho relieve geológico compete a las autoridades de Tlaxcala, sin embargo, enfatizó en que sólo el 30 por ciento de la superficie total de La Malinche corresponde a Puebla y será sólo ese terreno el que se contemplará en la eventual declaratoria: “El cerro de La Malinche es de Tlaxcala, es el gran cerro de Tlaxcala, no es el gran cerro de Puebla”.
Asimismo, opinó que la reforestación en la zona ha sido escasa, sin embargo, defendió que esta condición inició desde gobiernos previos al suyo.
Pese a ello, hizo hincapié en que la Secretaría de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial (Smadsot) plantará entre ocho y 20 millones de árboles endémicos, sin embargo, esta cantidad será destinada para todo el estado y no sólo en dicho parque nacional. Aunque no estableció la fecha de arranque del programa, reveló que será de inversión bianual.
“No solamente [es] La Malinche, es en todo el estado. Existen cientos de miles de hectáreas devastadas del estado olvidadas por la actividad gubernamental”, mencionó.
Igualmente, reiteró que en julio pasado, la extensión territorial de la Reserva Estatal Flor del Bosque, por hasta mil 501.67 hectáreas, representó la garantía de la preservación de ese lugar al que llamó “pulmón de la zona”.
Medida lanza buen mensaje
De acuerdo con Romeo Alberto Saldaña Vázquez, doctor en Ciencias por el Instituto de Ecología A.C. y académico de la Universidad Iberoamericana Puebla, la iniciativa del gobernador envía un mensaje de conservación del polígono, pues aunque reconoció que tendría que ser un tema tripartita entre la entidad poblana, Tlaxcala y Federación, el estado debe proteger el lado que le corresponde.
“Esa parte corresponde a la ciudad de Puebla (…) de ahí viene una parte del agua que consumimos, entonces sí es importante (…) está proveyendo servicios ecológicos a la ciudad”, comentó.
Inclusive, mencionó que el cuidado ecológico de la zona no es tema nuevo, pues desde 2013 se estableció un convenio con la entidad vecina, sin embargo, la opinión pública no ha sido informada sobre la actualización de los estudios de deterioro ambiental que contemplan este estatuto, así como la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente federal.
Apuntó que, si bien, la tala, por ejemplo, ha sido progresiva, es decir, no ha sido devastadora todavía, el lugar corre el riesgo de padecer escasez de agua, lo cual puede derivar en la erosión de la tierra y deslaves, los cuales pueden afectar principalmente a los pobladores que viven en las faldas del relieve.
Riesgo de ser letra muerta
Por su parte, la activista Pame Tajonar, señaló que la iniciativa del gobernador es un buen inicio para dotar de garantías a La Malinche, pues el terreno ya ha sido degradado por actividades como la tala, sin embargo, reconoció que es indispensable proponer igualmente un plan de manejo medio ambiental, ya que de lo contrario la intención sólo “quedará en papel”.
De acuerdo con la ley federal en la materia, un área natural protegida debe consolidar dentro de los 30 días posteriores a la declaratoria un programa de conservación de flora y fauna del lugar. En otras palabras, sí no se establecen los lineamientos para intervenir la zona, así como las sanciones a quienes incumplan las mismas, el nuevo estatuto será inservible..
Este designio debe hacerse con el involucramiento de especialistas multidisciplinares pues la solución debe ser medioambiental, pero también social. Por ejemplo, el manejo de las cuencas hídricas que dotan de agua a buena medida de la región debe atender las condiciones de interacción humana.
“Recuperar bosques es posible, el resto del mundo lo ha hecho, sí se puede hacer [pero] se tiene que involucrar a la comunidad científica, involucrar ambientalistas, grupos y a la misma gente”, resaltó.
Finalmente, Tajonar hizo hincapié en que esto será posible únicamente con la inversión que demanda una decisión de esta magnitud, pues en gobiernos pasados los esfuerzos han sido insuficientes o nulos. Aunque mantuvo sus reservas, señaló que la decisión puede ser benéfica para la región sólo si se desarrolla con los protocolos necesarios y urgentes.
