Acajete, Pue.- Este miércoles Santa María Nenetzintla se unió a la pena de la Familia Romero; con una caravana de más de 500 personas, el cuerpo de José Manuel dejó su hogar para dirigirse a lo que sería su última morada.
En los hombros de sus amigos, el féretro de José entró a la iglesia de la Candelaria, toda imponente con su arquitectura barroca, pero las campanas sonaban, tristes y melancólicas, pues al joven que vio nacer entraría a ella por última vez. Ese muchacho de apenas 20 años que acudió a Xochimilco para divertirse y terminó ahogado.
Alrededor de la una de la tarde, la familia y amigos marcharon un largo camino hasta el panteón municipal. Entre cánticos, rezos y llanto podía observarse la mirada cansada de sus padres que aún no pueden creer lo que pasó.
Uno piensa que en cualquier momento con la inseguridad del país puede no llegar a su casa o nos puede pasar algo, pero no a él, a ese ángel que apenas iniciaba su camino, siempre con las ganas de emprender su propio negocio y perder la vida de una forma tan trágica mencionó un familiar cercano a José Manuel.
Con globos, ceras y flores en las manos, los cerca de 500 pobladores acompañaban en su último trayecto al joven de 20 años. En Santa María una tradición que ha surgido es que la patrulla del lugar acompañé el camino mientras alguien graba paso a paso para que sus familiares en Estados Unidos puedan ver el cortejo fúnebre.
Después de que José Manuel entrara en su última morada, los llantos incrementaron, pero a su vez, un minuto de aplausos para quien en vida fuera el joven más alegre de la comunidad, al huehue.