ZACATLÁN, Pue.- Una serie de irregularidades en torno alfeminicidio de Gisela fueron evidenciadas por familiares yallegados, ya que a pesar de haberse desempeñado como elemento dela Policía Municipal desde dos años atrás, sus compañeros ysuperiores negaron reconocerla durante el levantamiento delcadáver, además de que tampoco recibió homenaje y el alcalde nisiquiera se enteró.
En medio de una serie de imprecisiones en los detalles delhallazgo y señas particulares, el cuerpo de Gisela fue declaradocomo desconocido hasta que sus familiares emprendieron su búsqueday la encontraron, a las 23:00 horas de ese día, en el anfiteatrode Zacatlán; esto, aunque su cuerpo fue trasladado desde las 10:00de la mañana a la morgue.
Este caso es uno de los dos que más han estremecido a laentidad poblana en los últimos días: el otro es el de MaraFernanda Castilla, cuyo cadáver fue hallado apenas el viernespasado tras hechos ocurridos en los municipios de Cholula y lacapital poblana; además, de acuerdo con especialistas en el tema,es equiparable con el caso de Noemí Vergara Espinosa, una joven de20 años que fue asesinada a golpes y cuyo cuerpo fue calcinado, enabril de este año, en un predio ubicado en Huaquechula.
Gisela era graduada de la Licenciatura en Criminología,Victimología y Política Criminal en el Instituto de CienciasForenses y Periciales del Estado de Puebla (CFP) plantel Zacatlán;apenas el 25 de julio pasado había cumplido 24 años.
El cuerpo de la oficial fue encontrado sin vida en el puente dela comunidad de Nanacamila, en la autopista Tlaxco-Tejocotal, justoen el kilómetro 79+900 de la carretera a Zacatlán. Solo vestíaunos calcetines (que se desecharon como evidencia y no fueronanalizados) y se encontraba boca abajo. Su cuerpo presentaba golpesy huellas de tortura.
INDIGNACIÓN
Tras su asesinato, amigos y familiares subieron fotos con ella,le enviaron mensajes nostálgicos y criticaron la ola deinseguridad en el municipio y la insensibilidad con la que elAyuntamiento ha tratado el caso.
Llevaremos ante el gobernador, el fiscal y la Comisión deDerechos Humanos del Estado el caso de Gisela, aseguraronfamiliares y representantes legales al señalar irregularidades einconsistencias por parte del Ministerio Público y la PolicíaMunicipal.
SU CELULAR FUE LA CLAVE
La última conexión de Gisela en WhatsApp fue alrededor de las4:45 horas del jueves 7 de septiembre. "El día que Gisela salióde su casa, una de sus amigas le llamó, y fue la última vez quese le vio con vida. Esa misma amiga sabe a dónde la llevó y esamisma elemento, también de la Policía Municipal, está siendoresguardada por sus compañeros", dijo una de las fuentesconsultadas.
Abundó en que es sospechosa la actuación del director deSeguridad Pública, Celso Andrés Sandoval Flores, y sus elementos,toda vez que cuando se encontró el cadáver la tuvieron 13 horasen calidad de desconocida, aun cuando las condiciones del cuerposí permitían su pleno reconocimiento y pese a que ya se habíareportado su desaparición.
A esto se suman otras contradicciones; por ejemplo, que sehabía reportado a una mujer de 30 años, cuando apenas habíacumplido 24, así como que presentaba tatuajes en el pecho, lo cualno se ajustaba a la realidad.
Su rostro estaba intacto, aunque con algunos golpes en lafrente; sin embargo, se le podía reconocer. "Que esto no se quedeimpune. Al paso con el que se va no se va a llegar a nada”,lamentó la fuente.
Además, sostuvo, las autoridades no han querido entregar copiadel expediente y de todas las actuaciones al padre de la finada apesar de haber hecho ya la solicitud. “Se ve el desinterés quetiene el Ministerio Público de investigar el caso", aseveró.
Al respecto, sus allegados acusaron colusión por parte de losagentes locales; de ahí que se hayan acercado a este medio decomunicación como “un acto desesperado” por buscar justicia eneste caso: "Es increíble que no se haga nada. Es un feminicidioque no puede quedar así nada más", acotaron.
LA DESCONOCIERON
Sus familiares no supieron nada de ella hasta casi lamedianoche, sin que les hayan avisado del hallazgo de un cuerpobajo el argumento de que estaba irreconocible.
Esto, pese a que como señas particulares Gisela tenía untatuaje de un ángel; otro, con la leyenda "López"; en el dorsodel lado derecho, una figura de libélula; en la ingle derecha, elnombre "Jor Gis"; uno más que decía "Lucina"; otro en forma deuna rosa de colores en el brazo derecho, y un electrocardiograma."No sé por qué no pensaron que setrataba de Gis. Ella entraba a trabajar a las 9:00 de la mañana deese jueves, y no se presentó. Digo, en la policía todos laconocían perfectamente; además de sus tatuajes, su embarazo, sucabello chinito, sí estaba reconocible. Cuando a nosotros nostocó reconocerla la identificamos deinmediato”.
ACUSAN COLUSIÓN“La policía no nos ha brindadoningún tipo de apoyo. La verdad es que, en el Ministerio Público,las veces que fuimos a declarar nos citaron a una hora y noshicieron esperar seis horas; la persona que nos estaba tomando laentrevista, en el Misterio Público, nos estaba tratando de enredarvarias veces, además de que notaban otra cosa, diferente a lo quele decíamos. No le quisieron dar las declaraciones y lasactuaciones a mi papá, cuando la ley dice que debe ser en menos de48 horas, y a la fecha no ha ocurrido”. Sufamiliar también criticó que al sepelio no se presentó ningúnmiembro de la corporación. Solo acudieron los más cercanos aGisela, y lo hicieron en ropa civil. También cuestionó que no leabrieran paso con las patrullas -como usualmente se hace en lasmarchas fúnebres en este municipio- ni que le hayan brindado elhomenaje que merecía bajo el pretexto de que no fue asesinadadurante las horas de trabajo.
Otra fuente, que hizo llegar las fotos de la diligencia dellevantamiento de cadáver, criticó que el director de SeguridadPública se haya estado riendo y que resulta irónico que no hayareconocido a su subordinada.
Los hechos quedaron asentados en la carpeta de investigación328/2017/Zacatlán, en la que quedaron anotadas las dos personasque la familia señaló como los presuntos responsables de esteasesinato.
ALCALDE DESCONOCÍA ELCASO
El pasado 15 de septiembre, previo al desfile alusivo alaniversario de la Independencia de México, el padre de Gisela tuvoun acercamiento con el alcalde Marcos Flores Morales, quienargumentó que no estaba enterado del caso.
Aunque el edil le mostró su apoyo, la policía no ha sidocongruente con ello. Solo después de ese acercamiento -tras ochodías del asesinato- fue cuando patrullas se acercaron para ponersea disposición de los familiares. “El presidente municipal secomprometió a esclarecer el crimen”, apuntó. "Antes de eso, parecía que nosotros éramos losculpables. Había camionetas sospechosas, personas que nos seguíanal Ministerio Público, además de que hubo intimidación a unmedio local que intentó publicar sobre el caso, de tal manera queel director de este medio desistió en la publicación", acusó elfamiliar, al tiempo de justificar así la petición deanonimato.
