/ martes 1 de noviembre de 2022

Médicos y especialistas defienden los consultorios de farmacias privadas

Estos consultorios resuelven la necesidad de atención médica de la población ante la saturación de los servicios de salud pública

La saturación de los servicios de salud pública ha sido el detonante de los consultorios médicos adyacentes a farmacias privadas (denominados Medafp), que resuelven, a un costo accesible, la necesidad de atención médica de la población, coincidieron especialistas y trabajadores de este sector, ante la regulación que el gobierno federal ha sugerido para frenar su expansión.

De acuerdo con la Secretaría de Salud del Estado, en todo el territorio poblano existen 4 mil 6 consultorios médicos que funcionan con una farmacia adyacente, mismos que son revisados por la Dirección de Protección Contra Riesgos Sanitarios (DPRIS), ente que hasta el pasado mes de septiembre había clausurado 22 de los establecimientos por incumplir con las normas de funcionamiento o falta de profesionales certificados.

El propio titular de la dependencia, José Antonio Martínez García, declaró que las supervisiones de la autoridad sanitaria para regular estos establecimientos buscan garantizar que quienes estén otorgando servicio de consulta médica en verdad sean profesionales de la salud y cuenten con los documentos que lo acrediten.

A nivel nacional, estos establecimientos compiten con las unidades de atención de primer nivel de los servicios públicos, ya que hasta julio pasado la Dirección General de Información en Salud registró 7 mil 736 establecimientos de este tipo, es decir, que equivaldrían al 50 por ciento de las unidades de consulta externa de la Secretaría de Salud, que son 14 mil 80 en todo el país.

¿Cómo funcionan los Medafap?

Médicos empleados en los consultorios de farmacias adyacentes indicaron a El Sol de Puebla que a partir del anuncio de regulación por parte de la autoridad federal, los representantes de las empresas farmacéuticas les prohibieron conceder entrevistas a los medios de comunicación, sin embargo, una médico accedió a conversar al respecto manteniendo reservada su identidad.

La galena consideró que a partir de las declaraciones del subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, en el sentido de que quienes atienden en estos consultorios no cuentan con la preparación suficiente, se ha generado una percepción equivocada de estos servicios.

En su caso, ella está empleada en uno de los consultorios de las famosas Farmacias Similares, propiedad del empresario Víctor González Torres, quien es mejor conocido como el “doctor Simi” y afianzó su negocio en el país comenzando por la venta de medicamentos genéricos, para después ofrecer servicio de consulta médica general.

La doctora lleva 10 años trabajando en el mismo consultorio y afirmó que, aunque no cuenta con un salario base, prestaciones y seguridad social, la oferta de la farmacéutica le ha resultado útil para emplearse porque prácticamente dispone de todo lo necesario para ejercer su profesión y tiene un buen nicho de mercado.

“Aquí ganamos según el número de consultas que demos, lo que cobramos por la consulta, toma de presión, aplicación de inyecciones y todos esos servicios es nuestro salario, porque no tenemos un sueldo fijo, digamos que trabajamos como un proveedor más, entonces no recibimos prestaciones, por eso digamos que lo malo es que aquí no puedes tener vacaciones o enfermarte y ausentarse porque si no trabajas no ganas”, explicó.

Las consultas médicas en esta empresa tienen un costo de 50 pesos y de 65 pesos cuando se otorgan en la noche, domingos o días festivos; mientras que la aplicación de inyecciones o toma de presión y signos vitales tienen precios variables, dependiendo del profesional que los otorgue.

La entrevistada señaló que ella otorga un promedio de 15 consultas diarias, lo que significa que percibe ingresos por al menos 750 pesos durante su jornada laboral, que es en el turno vespertino, establecido de 15:00 a 21:00 horas. No obstante, el lunes su ingreso suele ser mayor porque ese día la farmacia ofrece descuentos en medicamentos y hay más demanda de consulta.

Cuestionada sobre si ha pensado en habilitar su propio consultorio médico y ofrecer sus servicios de forma particular, respondió que para hacerlo necesitaría invertir una suma importante de dinero para la compra del equipo y la obtención de los permisos necesarios ante la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y la Secretaría de Salud, de tal forma que no le resulta conveniente.

“Tendría que invertir y preocuparme por los permisos y en cambio aquí de todo eso se encargan las farmacias Similares, yo solo cumplo con venir y trabajar, ahora, para trabajar en la Secretaría de Salud y tener mejores condiciones de trabajo también está difícil, al menos yo ingresé solicitudes en tres ocasiones y nunca conseguí que me contrataran porque todavía se necesitan de relaciones o palancas y los sindicatos intervienen mucho”, narró.

Respecto al vínculo que tienen los médicos con las farmacias, explicó que éste varía según la empresa, ya que en las Similares el médico entrega la receta directamente al paciente para que la surta en el establecimiento de su preferencia, aunque, indicó, regularmente se recomiendan medicamentos genéricos no solo por el hecho de que son los vendidos por la empresa para la cual trabajan, sino por ser los más económicos.

“Ahorita por ejemplo, hay desabasto de antibióticos, entonces yo en la receta le indico al paciente cuál es el medicamento que debe consumir y tiene la libertad de comprarlo en la farmacia de aquí o ir a otra, pero cumplo con indicarle el compuesto para que si no lo consigue genérico, pueda incluso comprar el de patente, aunque mucha gente siempre busca ahorrar y busca el genérico”, destacó.

Aclaró que hay otras empresas como las Farmacias del Ahorro o las Delta que tienen una modalidad distinta de trabajo, en las que, por ejemplo, el costo de la consulta disminuye si el paciente compra el medicamento en la farmacia y otras en donde de plano “la receta no se le puede entregar al paciente, sino que hay que pasarla directo a la farmacia”.

–¿Usted considera necesaria la regulación de los Medafap? Se le preguntó.

–Yo creo que ya estamos muy regulados, al menos los de las principales cadenas sí lo estamos, porque Cofepris revisa que tengamos nuestra cédula para trabajar aquí y cada cinco años tenemos que certificarnos para mantenernos activos. También le piden a la empresa que tenga el equipo y los permisos en regla, todo lo están revisando y tenemos visita de supervisión al menos una vez al año. Yo creo que a la mejor en las comunidades rurales, en donde también hay doctores dando consulta y se les ocurrió poner su farmacia, ahí sí se podría dudar de que el servicio sea el adecuado, porque las supervisiones casi no llegan a esos lugares y no hay garantía de que el médico se esté actualizando.

Otro ejemplo de que estamos bien es que desde hace dos años tenemos un registro electrónico de los pacientes, entonces ya podemos darles seguimiento como lo hace un médico particular o el Seguro Social. Por ejemplo, cuando un paciente viene por primera vez iniciamos su expediente clínico en línea y cuando acuda a otro consultorio, aunque sea por otro malestar, el médico que lo atienda va a poder visualizar en dónde había sido atendido, si ya se le había diagnosticado algo grave o se le habían pedido estudios y darle seguimiento.

A manera de conclusión, sostuvo que esta modalidad de servicio difícilmente va a desaparecer en el país, ya que existe por la insuficiencia de los servicios de salud pública para atender a la población y por las dificultades económicas con las que vive la gente.

“Aquí atiendo a mucha gente que es derechohabiente del IMSS o hasta de las clínicas de PEMEX y luego les pregunto ‘¿por qué no va a su clínica si allá los atienden gratis?’ y me responden que prefieren venir y pagar 50 pesos para (pasar) rápido, en vez de estar esperando a que haya citas, porque de por sí les van a dar un antibiótico”, resaltó.

Esta mujer médico agregó que, contrario a lo que declaró el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, en el sentido de que quienes trabajan en estos consultorios no están capacitados para atender a personas con enfermedades crónico degenerativas, buena parte de los pacientes con diabetes e hipertensión acuden a estos establecimientos para llevar su control médico porque se les atiende más rápido, sobre todo cuando se trata de urgencias, y a un costo accesible.

Aunque los médicos no cuentan con un salario base, prestaciones y seguridad social, la oferta de la farmacéutica resulta útil para emplearse. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla

No se puede “satanizar” a los Medafap

No se puede “satanizar” a los consultorios médicos adyacentes a farmacias particulares porque están cumpliendo una función social ante la realidad que se vive en los servicios de salud pública, opinó Alejandro Ramírez Martínez, integrante del Cuerpo Consultivo del Consejo Nacional de Certificación en Medicina General y del Consejo de Medicina General del Estado de Puebla.

En entrevista, precisó que la pandemia de la Covid-19 agudizó la falta de acceso a los servicios de salud y muchos de los mexicanos encontraron solución en este tipo de establecimientos, en donde la atención médica de primer nivel se siguió brindando a costos relativamente accesibles.

“El problema es que en realidad no se ha cumplido cabalmente con la atención integral de los pacientes y gran parte de quienes acuden a estas farmacias incluso son derechohabientes de instituciones públicas. Ellos cumplen con esa función, porque si vemos, el derechohabiente tiene que ir a apartar ficha y esperar a ver si le toca o no atención, en cambio en uno de estos consultorios no espera tanto y paga un costo bajo. En la pandemia, cuando había saturación de hospitales, los compañeros de esos consultorios seguían en pie de batalla y mucha gente encontró atención en ellos”, expuso.

Ramírez señaló que la regulación que propone el gobierno federal es necesaria porque al final se debe garantizar que todos los médicos generales que ofrecen consulta estén certificados para ello, sin que esto signifique ir en contra de aquellos empleados en los Medafap.

Apuntó que todo médico general debe certificarse cada cinco años, sometiéndose a un examen de conocimientos, habilidades y aptitudes, ya que esa “es la mejor manera de que la sociedad sepa que eres un médico actualizado” en las materias troncales, como son la ginecología, cirugía y medicina interna, entre otras.

En este sentido explicó que la autoridad debe velar porque los profesionales de la salud que atienden en cualquier consultorio cumplan con esta certificación y, de forma paralela, la Cofepris debe supervisar que se cumplan los requisitos para el funcionamiento de una farmacia, en donde se requiere tener registros de medicamentos y controles de su venta.

“La regulación debe ser a nivel general, tanto en la ciudad y en las poblaciones rurales, porque muchas de las que están muy retiradas no cuentan con una farmacia equipada, entonces, si un compañero médico da el servicio y habilita su farmacia debe estar bien regulado. Antes esto no estaba permitido pero hay circunstancias en donde, por ejemplo, la ciudad más cercana a las poblaciones está a una o dos horas, entonces surge esta necesidad de que el médico pueda vender los fármacos”, remarcó.

Por último, consideró que la regulación propuesta también debería incluir la revisión y mejora de las condiciones laborales de los profesionales de la salud empleados en estos consultorios, ya que regularmente obtienen su salario mediante compensaciones, sin prestaciones y seguridad social, de tal forma que las grandes empresas se aprovechan de las necesidades laborales de los galenos, sobre todo de los recién egresados.

Para los médicos esta modalidad de servicio difícilmente va a desaparecer en el país, ya que existe por la insuficiencia de los servicios de salud pública. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla

Regulación busca beneficiar al servicio de salud pública: especialista

Para la psicóloga social Dulce María Pérez Torres, la propuesta de regular a los consultorios médicos privados con farmacias adyacentes tiene como objetivo ayudar a que el sistema de salud pública se fortalezca, ahora que se ha impulsado la estrategia IMSS Bienestar, ya que gran cantidad de pacientes han dejado de verlo como la primera opción para solicitar atención de primer nivel.

“El sistema que hoy nos gobierna parece ser que está regulando para que todos vayamos al sistema de salud pública, cuando este no ha dado una respuesta esperada. Ni siquiera en la pandemia fue suficiente para abarcar la demanda y hubo consultorios de este tipo, con farmacias, que sí sirvieron y ayudaron a dar una atención de emergencia o para que la gente sobreviviera”, expresó la también catedrática de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

Desde su óptica, sí es necesario que las autoridades sanitarias intervengan para garantizar la calidad de los servicios médicos que se ofrecen en estos lugares, sin que ello signifique endurecer los requisitos para su funcionamiento, generar condiciones para su cierre o frenar su expansión.

“Lo ideal sería que se regule y que los médicos que están en esos lugares tengan la técnica, la profesionalización y la participación en asociaciones médicas que den certeza al paciente de que está siendo valorado por un profesional y lo que se debe evitar es que ningún doctor que esté en esas instituciones haga una intervención de segundo nivel o para la cual no esté capacitado”, manifestó.

Pérez consideró que las personas con carencias económicas tienen en estos consultorios la posibilidad de recibir el diagnóstico oportuno y la receta para adquirir los medicamentos que necesitan, así que difícilmente desaparecerían porque ya había una tendencia a habilitar este servicio desde hace al menos tres décadas.

Añadió que, antes del surgimiento de las grandes farmacéuticas del ramo, ya existían boticas o farmacias en donde regularmente un químico farmacológico o enfermera atendía y recetaba a la población. Así que sólo era cuestión de tiempo para que el servicio progresara y se convirtiera en lo que hoy es.

La saturación de los servicios de salud pública ha sido el detonante de los consultorios médicos adyacentes a farmacias privadas (denominados Medafp), que resuelven, a un costo accesible, la necesidad de atención médica de la población, coincidieron especialistas y trabajadores de este sector, ante la regulación que el gobierno federal ha sugerido para frenar su expansión.

De acuerdo con la Secretaría de Salud del Estado, en todo el territorio poblano existen 4 mil 6 consultorios médicos que funcionan con una farmacia adyacente, mismos que son revisados por la Dirección de Protección Contra Riesgos Sanitarios (DPRIS), ente que hasta el pasado mes de septiembre había clausurado 22 de los establecimientos por incumplir con las normas de funcionamiento o falta de profesionales certificados.

El propio titular de la dependencia, José Antonio Martínez García, declaró que las supervisiones de la autoridad sanitaria para regular estos establecimientos buscan garantizar que quienes estén otorgando servicio de consulta médica en verdad sean profesionales de la salud y cuenten con los documentos que lo acrediten.

A nivel nacional, estos establecimientos compiten con las unidades de atención de primer nivel de los servicios públicos, ya que hasta julio pasado la Dirección General de Información en Salud registró 7 mil 736 establecimientos de este tipo, es decir, que equivaldrían al 50 por ciento de las unidades de consulta externa de la Secretaría de Salud, que son 14 mil 80 en todo el país.

¿Cómo funcionan los Medafap?

Médicos empleados en los consultorios de farmacias adyacentes indicaron a El Sol de Puebla que a partir del anuncio de regulación por parte de la autoridad federal, los representantes de las empresas farmacéuticas les prohibieron conceder entrevistas a los medios de comunicación, sin embargo, una médico accedió a conversar al respecto manteniendo reservada su identidad.

La galena consideró que a partir de las declaraciones del subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, en el sentido de que quienes atienden en estos consultorios no cuentan con la preparación suficiente, se ha generado una percepción equivocada de estos servicios.

En su caso, ella está empleada en uno de los consultorios de las famosas Farmacias Similares, propiedad del empresario Víctor González Torres, quien es mejor conocido como el “doctor Simi” y afianzó su negocio en el país comenzando por la venta de medicamentos genéricos, para después ofrecer servicio de consulta médica general.

La doctora lleva 10 años trabajando en el mismo consultorio y afirmó que, aunque no cuenta con un salario base, prestaciones y seguridad social, la oferta de la farmacéutica le ha resultado útil para emplearse porque prácticamente dispone de todo lo necesario para ejercer su profesión y tiene un buen nicho de mercado.

“Aquí ganamos según el número de consultas que demos, lo que cobramos por la consulta, toma de presión, aplicación de inyecciones y todos esos servicios es nuestro salario, porque no tenemos un sueldo fijo, digamos que trabajamos como un proveedor más, entonces no recibimos prestaciones, por eso digamos que lo malo es que aquí no puedes tener vacaciones o enfermarte y ausentarse porque si no trabajas no ganas”, explicó.

Las consultas médicas en esta empresa tienen un costo de 50 pesos y de 65 pesos cuando se otorgan en la noche, domingos o días festivos; mientras que la aplicación de inyecciones o toma de presión y signos vitales tienen precios variables, dependiendo del profesional que los otorgue.

La entrevistada señaló que ella otorga un promedio de 15 consultas diarias, lo que significa que percibe ingresos por al menos 750 pesos durante su jornada laboral, que es en el turno vespertino, establecido de 15:00 a 21:00 horas. No obstante, el lunes su ingreso suele ser mayor porque ese día la farmacia ofrece descuentos en medicamentos y hay más demanda de consulta.

Cuestionada sobre si ha pensado en habilitar su propio consultorio médico y ofrecer sus servicios de forma particular, respondió que para hacerlo necesitaría invertir una suma importante de dinero para la compra del equipo y la obtención de los permisos necesarios ante la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y la Secretaría de Salud, de tal forma que no le resulta conveniente.

“Tendría que invertir y preocuparme por los permisos y en cambio aquí de todo eso se encargan las farmacias Similares, yo solo cumplo con venir y trabajar, ahora, para trabajar en la Secretaría de Salud y tener mejores condiciones de trabajo también está difícil, al menos yo ingresé solicitudes en tres ocasiones y nunca conseguí que me contrataran porque todavía se necesitan de relaciones o palancas y los sindicatos intervienen mucho”, narró.

Respecto al vínculo que tienen los médicos con las farmacias, explicó que éste varía según la empresa, ya que en las Similares el médico entrega la receta directamente al paciente para que la surta en el establecimiento de su preferencia, aunque, indicó, regularmente se recomiendan medicamentos genéricos no solo por el hecho de que son los vendidos por la empresa para la cual trabajan, sino por ser los más económicos.

“Ahorita por ejemplo, hay desabasto de antibióticos, entonces yo en la receta le indico al paciente cuál es el medicamento que debe consumir y tiene la libertad de comprarlo en la farmacia de aquí o ir a otra, pero cumplo con indicarle el compuesto para que si no lo consigue genérico, pueda incluso comprar el de patente, aunque mucha gente siempre busca ahorrar y busca el genérico”, destacó.

Aclaró que hay otras empresas como las Farmacias del Ahorro o las Delta que tienen una modalidad distinta de trabajo, en las que, por ejemplo, el costo de la consulta disminuye si el paciente compra el medicamento en la farmacia y otras en donde de plano “la receta no se le puede entregar al paciente, sino que hay que pasarla directo a la farmacia”.

–¿Usted considera necesaria la regulación de los Medafap? Se le preguntó.

–Yo creo que ya estamos muy regulados, al menos los de las principales cadenas sí lo estamos, porque Cofepris revisa que tengamos nuestra cédula para trabajar aquí y cada cinco años tenemos que certificarnos para mantenernos activos. También le piden a la empresa que tenga el equipo y los permisos en regla, todo lo están revisando y tenemos visita de supervisión al menos una vez al año. Yo creo que a la mejor en las comunidades rurales, en donde también hay doctores dando consulta y se les ocurrió poner su farmacia, ahí sí se podría dudar de que el servicio sea el adecuado, porque las supervisiones casi no llegan a esos lugares y no hay garantía de que el médico se esté actualizando.

Otro ejemplo de que estamos bien es que desde hace dos años tenemos un registro electrónico de los pacientes, entonces ya podemos darles seguimiento como lo hace un médico particular o el Seguro Social. Por ejemplo, cuando un paciente viene por primera vez iniciamos su expediente clínico en línea y cuando acuda a otro consultorio, aunque sea por otro malestar, el médico que lo atienda va a poder visualizar en dónde había sido atendido, si ya se le había diagnosticado algo grave o se le habían pedido estudios y darle seguimiento.

A manera de conclusión, sostuvo que esta modalidad de servicio difícilmente va a desaparecer en el país, ya que existe por la insuficiencia de los servicios de salud pública para atender a la población y por las dificultades económicas con las que vive la gente.

“Aquí atiendo a mucha gente que es derechohabiente del IMSS o hasta de las clínicas de PEMEX y luego les pregunto ‘¿por qué no va a su clínica si allá los atienden gratis?’ y me responden que prefieren venir y pagar 50 pesos para (pasar) rápido, en vez de estar esperando a que haya citas, porque de por sí les van a dar un antibiótico”, resaltó.

Esta mujer médico agregó que, contrario a lo que declaró el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, en el sentido de que quienes trabajan en estos consultorios no están capacitados para atender a personas con enfermedades crónico degenerativas, buena parte de los pacientes con diabetes e hipertensión acuden a estos establecimientos para llevar su control médico porque se les atiende más rápido, sobre todo cuando se trata de urgencias, y a un costo accesible.

Aunque los médicos no cuentan con un salario base, prestaciones y seguridad social, la oferta de la farmacéutica resulta útil para emplearse. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla

No se puede “satanizar” a los Medafap

No se puede “satanizar” a los consultorios médicos adyacentes a farmacias particulares porque están cumpliendo una función social ante la realidad que se vive en los servicios de salud pública, opinó Alejandro Ramírez Martínez, integrante del Cuerpo Consultivo del Consejo Nacional de Certificación en Medicina General y del Consejo de Medicina General del Estado de Puebla.

En entrevista, precisó que la pandemia de la Covid-19 agudizó la falta de acceso a los servicios de salud y muchos de los mexicanos encontraron solución en este tipo de establecimientos, en donde la atención médica de primer nivel se siguió brindando a costos relativamente accesibles.

“El problema es que en realidad no se ha cumplido cabalmente con la atención integral de los pacientes y gran parte de quienes acuden a estas farmacias incluso son derechohabientes de instituciones públicas. Ellos cumplen con esa función, porque si vemos, el derechohabiente tiene que ir a apartar ficha y esperar a ver si le toca o no atención, en cambio en uno de estos consultorios no espera tanto y paga un costo bajo. En la pandemia, cuando había saturación de hospitales, los compañeros de esos consultorios seguían en pie de batalla y mucha gente encontró atención en ellos”, expuso.

Ramírez señaló que la regulación que propone el gobierno federal es necesaria porque al final se debe garantizar que todos los médicos generales que ofrecen consulta estén certificados para ello, sin que esto signifique ir en contra de aquellos empleados en los Medafap.

Apuntó que todo médico general debe certificarse cada cinco años, sometiéndose a un examen de conocimientos, habilidades y aptitudes, ya que esa “es la mejor manera de que la sociedad sepa que eres un médico actualizado” en las materias troncales, como son la ginecología, cirugía y medicina interna, entre otras.

En este sentido explicó que la autoridad debe velar porque los profesionales de la salud que atienden en cualquier consultorio cumplan con esta certificación y, de forma paralela, la Cofepris debe supervisar que se cumplan los requisitos para el funcionamiento de una farmacia, en donde se requiere tener registros de medicamentos y controles de su venta.

“La regulación debe ser a nivel general, tanto en la ciudad y en las poblaciones rurales, porque muchas de las que están muy retiradas no cuentan con una farmacia equipada, entonces, si un compañero médico da el servicio y habilita su farmacia debe estar bien regulado. Antes esto no estaba permitido pero hay circunstancias en donde, por ejemplo, la ciudad más cercana a las poblaciones está a una o dos horas, entonces surge esta necesidad de que el médico pueda vender los fármacos”, remarcó.

Por último, consideró que la regulación propuesta también debería incluir la revisión y mejora de las condiciones laborales de los profesionales de la salud empleados en estos consultorios, ya que regularmente obtienen su salario mediante compensaciones, sin prestaciones y seguridad social, de tal forma que las grandes empresas se aprovechan de las necesidades laborales de los galenos, sobre todo de los recién egresados.

Para los médicos esta modalidad de servicio difícilmente va a desaparecer en el país, ya que existe por la insuficiencia de los servicios de salud pública. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla

Regulación busca beneficiar al servicio de salud pública: especialista

Para la psicóloga social Dulce María Pérez Torres, la propuesta de regular a los consultorios médicos privados con farmacias adyacentes tiene como objetivo ayudar a que el sistema de salud pública se fortalezca, ahora que se ha impulsado la estrategia IMSS Bienestar, ya que gran cantidad de pacientes han dejado de verlo como la primera opción para solicitar atención de primer nivel.

“El sistema que hoy nos gobierna parece ser que está regulando para que todos vayamos al sistema de salud pública, cuando este no ha dado una respuesta esperada. Ni siquiera en la pandemia fue suficiente para abarcar la demanda y hubo consultorios de este tipo, con farmacias, que sí sirvieron y ayudaron a dar una atención de emergencia o para que la gente sobreviviera”, expresó la también catedrática de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

Desde su óptica, sí es necesario que las autoridades sanitarias intervengan para garantizar la calidad de los servicios médicos que se ofrecen en estos lugares, sin que ello signifique endurecer los requisitos para su funcionamiento, generar condiciones para su cierre o frenar su expansión.

“Lo ideal sería que se regule y que los médicos que están en esos lugares tengan la técnica, la profesionalización y la participación en asociaciones médicas que den certeza al paciente de que está siendo valorado por un profesional y lo que se debe evitar es que ningún doctor que esté en esas instituciones haga una intervención de segundo nivel o para la cual no esté capacitado”, manifestó.

Pérez consideró que las personas con carencias económicas tienen en estos consultorios la posibilidad de recibir el diagnóstico oportuno y la receta para adquirir los medicamentos que necesitan, así que difícilmente desaparecerían porque ya había una tendencia a habilitar este servicio desde hace al menos tres décadas.

Añadió que, antes del surgimiento de las grandes farmacéuticas del ramo, ya existían boticas o farmacias en donde regularmente un químico farmacológico o enfermera atendía y recetaba a la población. Así que sólo era cuestión de tiempo para que el servicio progresara y se convirtiera en lo que hoy es.

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