/ miércoles 19 de octubre de 2022

Mujeres en pie de guerra por la vida tras padecer cáncer de mama

En el año 2021 se registraron 2 mil casos de cáncer de mama en la entidad poblana

Hace tres años comenzó la pesadilla. Dos bolitas extrañas en las mamas cambiaron la vida de Oyuki Muñoz, y aunque pareció que todo mundo le daba la espalda, hoy la fe y la esperanza se observan en sus ojos. El cabello le ha comenzado a crecer, las cejas, las pestañas y hasta el semblante le han cambiado por completo. Al mirarse al espejo solo ve una cosa: ha sobrevivido al cáncer de mama y hoy solo tiene que ocuparse en seguir adelante.

Fue un mal diagnóstico lo que le arrebató unos años de su vida, pues en 2019 acudió al médico por unos dolores en el seno. Tras una revisión le dijeron que era leche acumulada por haber dado a luz. No obstante, pasaron varios días y el malestar permanecía, por lo que acudió de nueva cuenta a consulta y fue entonces cuando le dieron la noticia: tenía cáncer de mama.

Ocho sesiones de quimioterapia y meses de tratamiento fue lo que atravesó Oyuki, una mujer poblana de 43 años de edad, para combatir la enfermedad. Su rostro, alegría y personalidad empezaron a cambiar, los tratamientos le ocasionaron dolores insoportables, achaques y pocas ganas de abrir los ojos, pero sus hijos fueron el único motor que la levantó día con día, pues verlos crecer es su mayor anhelo.

Con lágrimas en los ojos platicó a El Sol de Puebla que desafortunadamente perdió los dos senos, no obstante, subrayó, esto no la hace menos mujer. Y reconoció que la situación la hizo valorar aún más el tiempo que pasa con sus dos hijos, de cinco y nueve años de edad, quienes esperan todos los días que ella regrese de trabajar.

“Yo pensé que ya se acabó la pesadilla, me hacen radioterapias, termino en mayo y dije ‘bueno, pues perdí mi cabello’ (…) lamentablemente, en julio del 2021 igual me vuelvo a sentir en el otro seno una bolita en el pezón derecho (…) y ahí surge el problema”, comentó.

Al año se registran 2 mil casos de cáncer de mama en Puebla

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, el cáncer de mama es el padecimiento más frecuente y la causa más común de muerte por cáncer en mujeres a nivel mundial. Esta enfermedad surge en las células de revestimiento de los conductos o lóbulos del tejido glandular de la mama.

Cuando el cáncer se limita al conducto o lóbulo donde comenzó, no causa síntomas, aunque puede progresar e invadir el tejido circundante y, finalmente, los ganglios linfáticos locales y otros órganos que complican la salud de quien lo padece.

En el año 2021 se registraron 2 mil casos de cáncer de mama en la entidad poblana, de los cuales 800 resultaron en fallecimientos de las pacientes, 40 por ciento, esto de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía, así como de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

Esta enfermedad es catalogada como silenciosa, pues mayormente se presenta sin síntomas agudos desde los 20 años en adelante y es hasta que las anomalías se vuelven más visibles cuando las mujeres que lo padecen acuden al médico.

Según los datos del INEGI, a nivel nacional el cáncer de mama constituye la principal causa de morbilidad hospitalaria por tumores malignos entre la población de 20 años y más, con 24 de cada 100 egresos hospitalarios para este grupo de edad; en las mujeres, estos tumores malignos representan 37 de cada 100 egresos y en los hombres, 1 de cada 100 egresos.

Incluso, hasta el año pasado se registraron 7 mil 973 defunciones por cáncer de mama, 48 de las cuales correspondieron a hombres (0.60 por ciento). En el caso de las mujeres fueron 7 mil 925, en tres grupos de edad.

De acuerdo con el reporte, el mayor número de decesos se concentraron en el rango de 65 años y más, con 3 mil 008 casos, lo que representó el 38 por ciento, mientras que mil 994 muertes ocurrieron en el grupo de edad de 55 a 64 años, siendo un 25.2 por ciento y mil 816 casos con una edad de entre 45 y 54 años, lo que significó 22.9 por ciento.

Asimismo, la tasa de mortalidad por esta enfermedad fue de 17.94 defunciones por cada 100 mil mujeres de 20 años y más.

Para algunas mujeres el sobrevivir significó librarse de muchos otros malestares en su salud. Foto: Cortesía

El sector salud no se salva

“Uno nunca espera que le pase”, fue lo que aseveró Guadalupe Morales, quien había escuchado sobre los casos de cáncer de mama en sus jornadas de trabajo como enfermera, pero jamás imaginó que ella sería parte de las cifras que se registran a causa de este padecimiento.

Si bien venció al cáncer hace 16 años, el diagnóstico de ese entonces aún le pesa en el alma, pero trata de dejarlo atrás y continuar con la vida que comparte a lado de sus seres queridos.

Recordó que en el 2006 notó irregularidades en uno de sus senos y al acudir al médico le dijeron que no era nada, pero algo en su interior le decía lo contrario, por lo que insistió para que le realizaran una biopsia que es un estudio del tejido para saber el estado del mismo. Fue entonces cuando recibió una noticia que la cambió para siempre: tenía cáncer de mama.

Al someterla a cirugía le informaron que también tenía otras bolitas en el otro seno, por lo que era necesario retirar ambas mamas.

Fue casi un año en el que las quimioterapias y radioterapias la hicieron bajar de peso, perder el cabello, le provocaron náuseas y le disminuyeron la energía para continuar con sus actividades, pero su familia fue el motor para no dejarse vencer y poco a poco sanó.

“Cuando te dan la noticia todo es duro para uno, todo se te cae, te pones triste, ya no quieres comer, estás pensando en cosas, ya no es lo mismo, sobre todo porque no sabes ni cómo decirle a tu familia, cómo comentarle y pues tus hijos te preocupan”, dijo esta mujer, también poblana, de 56 años de edad.

Platicó que fue ahí cuando la fe también salió a flote, pues se aferró a la religión y según lo contó, la situación fue más llevadera gracias a ello.

Un caso más fue el de Rosa Molina Alvarado, una señora jubilada del sector salud. Ella no pensó en que le tocaría padecer esta enfermedad, pues a pesar de hacerse sus chequeos constantes, en menos de un año fue cuando le diagnosticaron cáncer de mama.

“Ni por acá me pasó que pudiera yo vivirlo en carne propia. Entendía yo a los pacientes, como que me quería poner empática con ellos, pero sin vivir la situación”, expuso.

Al charlar con esta casa editorial mostró la mejor cara de la historia, pues si bien fue en 2016 cuando tuvo un proceso largo de tratamientos, dio gracias a que la vida le regaló una segunda oportunidad.

Según mencionó, el sanar fue de cuerpo completo, pues se quedaron atrás algunos padecimientos que tenía, como colitis, hígado graso, estrés, entre otros. Esto solo le dejó una lección, se trataba de una nueva vida.

Es así que hoy, a sus 52 años, asegura que vive cada día como si fuera el último de su existencia, disfruta de sus actividades y ha aprendido nuevas cosas.

Y como consejo para todas las mujeres, les recomendó que se autoexploren, que acudan a sus chequeos médicos y que no dejen pasar alguna anomalía que noten su cuerpo, porque en su momento fue ella, pero no se sabe quién puede ser víctima del cáncer de mama en un futuro.

Buscaron alternativas

Cada una de estas tres mujeres buscó alternativas para amar a la nueva persona que ahora son. El uso de pelucas, el tatuado de cejas, los implantes y hasta los brasieres con relleno fueron las opciones que exploraron.

En lo que coincidieron fue que las sobrevivientes del cáncer de mama no deben de sentirse mal por tener un nuevo cuerpo, pues representa una marca del esfuerzo que hicieron para aferrarse a la vida y vencer a una grave enfermedad silenciosa.

Señalaron que a veces se busca volver a tener senos, con implantes, pero advierten que estos pueden ser rechazados por el mismo cuerpo, por lo que lo mejor es amarse tal cual se es, ya que la persona que en verdad las quiera las aceptará como están.

“Yo creo que, si tu esposo te quiere, no hay necesidad de que te pongas esto y lo otro, para mí no fue nada bonito (…) así estoy bien y no necesito nada más”, afirmó Guadalupe Morales.

Tatuado de cejas y eliminación de cicatrices, un rayo de luz

Ante los casos de sobrevivientes de cáncer de mama, algunos ciudadanos en Puebla buscan aportar un granito de arena para que las mujeres se sientan bonitas y les guste el reflejo que ven en el espejo, esto a través del tatuado de cejas y la eliminación de la cicatriz del retiro de seno.

Es así que Karen Díaz Ramírez, dueña de Kadma Clínica y Spa Microblanding, organiza jornadas gratuitas para el tatuado de cejas para mujeres que padecieron cáncer de mama, ya que desde hace seis años se dedica a cambiarles la mirada a las mujeres.

De manera gratuita ofrece este servicio profesional para quienes se acerquen durante el mes de octubre. Se les pide un certificado en donde el médico avala que esta práctica se lleve a cabo y se les realiza el microblading que es el tatuado de cejas.

“No cobro nada, lo único que pido es que me paguen con una sonrisa (…) he escuchado en el transcurso de estos años muchas historias, una de ellas es que no las apoyan, (sus familiares) huyen de ellas, en vez de que tengan apoyo no las quieren recibir”, destacó.

A su vez, el médico Filogonio Huesca también apoya a las sobrevivientes de cáncer de mama, pues explicó que lleva a cabo jornadas solidarias desde hace seis años, en las que se elimina la cicatriz de la operación de seno.

Se trata del retiro de las cicatrices en la zona de las mamas y las mujeres que son candidatas deben pasar por una entrevista para hacer un expediente clínico en el que se conozca de la salud de las mujeres.

Asimismo, también se les ofrece el tatuado de cejas o de areola, y ellas deciden cuál les conviene más, pero cada una de estas prácticas se realiza sin costo alguno.

Existen jornadas gratuitas para las mujeres que busquen tatuarse la ceja o realizarse procesos como el microblanding. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

“Son pacientes que ya vienen dañadas física y psicológicamente, y lo ideal es recuperar su autoestima, ponerles la esperanza de verse bien (…) nosotros buscamos que se sientan mejor, que les guste salir a la calle y que se amen como nunca antes, pues ser sobrevivientes del cáncer de mama ya es una batalla muy importante que ganaron”, abundó.

Hace tres años comenzó la pesadilla. Dos bolitas extrañas en las mamas cambiaron la vida de Oyuki Muñoz, y aunque pareció que todo mundo le daba la espalda, hoy la fe y la esperanza se observan en sus ojos. El cabello le ha comenzado a crecer, las cejas, las pestañas y hasta el semblante le han cambiado por completo. Al mirarse al espejo solo ve una cosa: ha sobrevivido al cáncer de mama y hoy solo tiene que ocuparse en seguir adelante.

Fue un mal diagnóstico lo que le arrebató unos años de su vida, pues en 2019 acudió al médico por unos dolores en el seno. Tras una revisión le dijeron que era leche acumulada por haber dado a luz. No obstante, pasaron varios días y el malestar permanecía, por lo que acudió de nueva cuenta a consulta y fue entonces cuando le dieron la noticia: tenía cáncer de mama.

Ocho sesiones de quimioterapia y meses de tratamiento fue lo que atravesó Oyuki, una mujer poblana de 43 años de edad, para combatir la enfermedad. Su rostro, alegría y personalidad empezaron a cambiar, los tratamientos le ocasionaron dolores insoportables, achaques y pocas ganas de abrir los ojos, pero sus hijos fueron el único motor que la levantó día con día, pues verlos crecer es su mayor anhelo.

Con lágrimas en los ojos platicó a El Sol de Puebla que desafortunadamente perdió los dos senos, no obstante, subrayó, esto no la hace menos mujer. Y reconoció que la situación la hizo valorar aún más el tiempo que pasa con sus dos hijos, de cinco y nueve años de edad, quienes esperan todos los días que ella regrese de trabajar.

“Yo pensé que ya se acabó la pesadilla, me hacen radioterapias, termino en mayo y dije ‘bueno, pues perdí mi cabello’ (…) lamentablemente, en julio del 2021 igual me vuelvo a sentir en el otro seno una bolita en el pezón derecho (…) y ahí surge el problema”, comentó.

Al año se registran 2 mil casos de cáncer de mama en Puebla

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, el cáncer de mama es el padecimiento más frecuente y la causa más común de muerte por cáncer en mujeres a nivel mundial. Esta enfermedad surge en las células de revestimiento de los conductos o lóbulos del tejido glandular de la mama.

Cuando el cáncer se limita al conducto o lóbulo donde comenzó, no causa síntomas, aunque puede progresar e invadir el tejido circundante y, finalmente, los ganglios linfáticos locales y otros órganos que complican la salud de quien lo padece.

En el año 2021 se registraron 2 mil casos de cáncer de mama en la entidad poblana, de los cuales 800 resultaron en fallecimientos de las pacientes, 40 por ciento, esto de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía, así como de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

Esta enfermedad es catalogada como silenciosa, pues mayormente se presenta sin síntomas agudos desde los 20 años en adelante y es hasta que las anomalías se vuelven más visibles cuando las mujeres que lo padecen acuden al médico.

Según los datos del INEGI, a nivel nacional el cáncer de mama constituye la principal causa de morbilidad hospitalaria por tumores malignos entre la población de 20 años y más, con 24 de cada 100 egresos hospitalarios para este grupo de edad; en las mujeres, estos tumores malignos representan 37 de cada 100 egresos y en los hombres, 1 de cada 100 egresos.

Incluso, hasta el año pasado se registraron 7 mil 973 defunciones por cáncer de mama, 48 de las cuales correspondieron a hombres (0.60 por ciento). En el caso de las mujeres fueron 7 mil 925, en tres grupos de edad.

De acuerdo con el reporte, el mayor número de decesos se concentraron en el rango de 65 años y más, con 3 mil 008 casos, lo que representó el 38 por ciento, mientras que mil 994 muertes ocurrieron en el grupo de edad de 55 a 64 años, siendo un 25.2 por ciento y mil 816 casos con una edad de entre 45 y 54 años, lo que significó 22.9 por ciento.

Asimismo, la tasa de mortalidad por esta enfermedad fue de 17.94 defunciones por cada 100 mil mujeres de 20 años y más.

Para algunas mujeres el sobrevivir significó librarse de muchos otros malestares en su salud. Foto: Cortesía

El sector salud no se salva

“Uno nunca espera que le pase”, fue lo que aseveró Guadalupe Morales, quien había escuchado sobre los casos de cáncer de mama en sus jornadas de trabajo como enfermera, pero jamás imaginó que ella sería parte de las cifras que se registran a causa de este padecimiento.

Si bien venció al cáncer hace 16 años, el diagnóstico de ese entonces aún le pesa en el alma, pero trata de dejarlo atrás y continuar con la vida que comparte a lado de sus seres queridos.

Recordó que en el 2006 notó irregularidades en uno de sus senos y al acudir al médico le dijeron que no era nada, pero algo en su interior le decía lo contrario, por lo que insistió para que le realizaran una biopsia que es un estudio del tejido para saber el estado del mismo. Fue entonces cuando recibió una noticia que la cambió para siempre: tenía cáncer de mama.

Al someterla a cirugía le informaron que también tenía otras bolitas en el otro seno, por lo que era necesario retirar ambas mamas.

Fue casi un año en el que las quimioterapias y radioterapias la hicieron bajar de peso, perder el cabello, le provocaron náuseas y le disminuyeron la energía para continuar con sus actividades, pero su familia fue el motor para no dejarse vencer y poco a poco sanó.

“Cuando te dan la noticia todo es duro para uno, todo se te cae, te pones triste, ya no quieres comer, estás pensando en cosas, ya no es lo mismo, sobre todo porque no sabes ni cómo decirle a tu familia, cómo comentarle y pues tus hijos te preocupan”, dijo esta mujer, también poblana, de 56 años de edad.

Platicó que fue ahí cuando la fe también salió a flote, pues se aferró a la religión y según lo contó, la situación fue más llevadera gracias a ello.

Un caso más fue el de Rosa Molina Alvarado, una señora jubilada del sector salud. Ella no pensó en que le tocaría padecer esta enfermedad, pues a pesar de hacerse sus chequeos constantes, en menos de un año fue cuando le diagnosticaron cáncer de mama.

“Ni por acá me pasó que pudiera yo vivirlo en carne propia. Entendía yo a los pacientes, como que me quería poner empática con ellos, pero sin vivir la situación”, expuso.

Al charlar con esta casa editorial mostró la mejor cara de la historia, pues si bien fue en 2016 cuando tuvo un proceso largo de tratamientos, dio gracias a que la vida le regaló una segunda oportunidad.

Según mencionó, el sanar fue de cuerpo completo, pues se quedaron atrás algunos padecimientos que tenía, como colitis, hígado graso, estrés, entre otros. Esto solo le dejó una lección, se trataba de una nueva vida.

Es así que hoy, a sus 52 años, asegura que vive cada día como si fuera el último de su existencia, disfruta de sus actividades y ha aprendido nuevas cosas.

Y como consejo para todas las mujeres, les recomendó que se autoexploren, que acudan a sus chequeos médicos y que no dejen pasar alguna anomalía que noten su cuerpo, porque en su momento fue ella, pero no se sabe quién puede ser víctima del cáncer de mama en un futuro.

Buscaron alternativas

Cada una de estas tres mujeres buscó alternativas para amar a la nueva persona que ahora son. El uso de pelucas, el tatuado de cejas, los implantes y hasta los brasieres con relleno fueron las opciones que exploraron.

En lo que coincidieron fue que las sobrevivientes del cáncer de mama no deben de sentirse mal por tener un nuevo cuerpo, pues representa una marca del esfuerzo que hicieron para aferrarse a la vida y vencer a una grave enfermedad silenciosa.

Señalaron que a veces se busca volver a tener senos, con implantes, pero advierten que estos pueden ser rechazados por el mismo cuerpo, por lo que lo mejor es amarse tal cual se es, ya que la persona que en verdad las quiera las aceptará como están.

“Yo creo que, si tu esposo te quiere, no hay necesidad de que te pongas esto y lo otro, para mí no fue nada bonito (…) así estoy bien y no necesito nada más”, afirmó Guadalupe Morales.

Tatuado de cejas y eliminación de cicatrices, un rayo de luz

Ante los casos de sobrevivientes de cáncer de mama, algunos ciudadanos en Puebla buscan aportar un granito de arena para que las mujeres se sientan bonitas y les guste el reflejo que ven en el espejo, esto a través del tatuado de cejas y la eliminación de la cicatriz del retiro de seno.

Es así que Karen Díaz Ramírez, dueña de Kadma Clínica y Spa Microblanding, organiza jornadas gratuitas para el tatuado de cejas para mujeres que padecieron cáncer de mama, ya que desde hace seis años se dedica a cambiarles la mirada a las mujeres.

De manera gratuita ofrece este servicio profesional para quienes se acerquen durante el mes de octubre. Se les pide un certificado en donde el médico avala que esta práctica se lleve a cabo y se les realiza el microblading que es el tatuado de cejas.

“No cobro nada, lo único que pido es que me paguen con una sonrisa (…) he escuchado en el transcurso de estos años muchas historias, una de ellas es que no las apoyan, (sus familiares) huyen de ellas, en vez de que tengan apoyo no las quieren recibir”, destacó.

A su vez, el médico Filogonio Huesca también apoya a las sobrevivientes de cáncer de mama, pues explicó que lleva a cabo jornadas solidarias desde hace seis años, en las que se elimina la cicatriz de la operación de seno.

Se trata del retiro de las cicatrices en la zona de las mamas y las mujeres que son candidatas deben pasar por una entrevista para hacer un expediente clínico en el que se conozca de la salud de las mujeres.

Asimismo, también se les ofrece el tatuado de cejas o de areola, y ellas deciden cuál les conviene más, pero cada una de estas prácticas se realiza sin costo alguno.

Existen jornadas gratuitas para las mujeres que busquen tatuarse la ceja o realizarse procesos como el microblanding. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

“Son pacientes que ya vienen dañadas física y psicológicamente, y lo ideal es recuperar su autoestima, ponerles la esperanza de verse bien (…) nosotros buscamos que se sientan mejor, que les guste salir a la calle y que se amen como nunca antes, pues ser sobrevivientes del cáncer de mama ya es una batalla muy importante que ganaron”, abundó.

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