/ lunes 31 de octubre de 2022

“Ya no podemos dormir tranquilos”, a un año de la explosión de gas LP en Xochimehuacan

Las víctimas de la tragedia recién regresaron a vivir a la calle Industria, que fue catalogada como la zona cero

“Ya no podemos volver a dormir tranquilos”, expresaron las víctimas de la explosión en ductos de gas LP en San Pablo Xochimehuacan que, a un año de la tragedia, recién regresaron a vivir a la calle Industria, que fue catalogada como la zona cero, en donde tratan de comenzar de nuevo y vivir con normalidad.

Entrevistados por El Sol de Puebla, admitieron que tenían miedo de regresar porque el lugar en donde se produjo la fuga y que causó la explosión sigue intacto y recientemente han observado a personas merodeando por ahí, así que temen que el robo de combustible siga y vuelva a detonar una explosión.

Ya juntamos firmas para que el presidente auxiliar las lleve con el gobernador Barbosa, lo que pedimos es que tiren el corralón donde hacían la ordeña, porque sigue igual y tenemos miedo de que sigan sacando gas y vuelva a pasar una tragedia, porque entonces yo creo que ahora si no vivimos para contarla”, dijo la señora Maclovia, quien hace apenas dos meses ocupó la casa que le construyó el gobierno estatal.

La mujer de la tercera edad vive con uno de sus hijos y compartió con este diario que no ha logrado sobreponerse a las pérdidas que le provocó aquella explosión, ya que la gran cantidad de gas LP que inhaló la madrugada del 31 de octubre le dejó secuelas en su salud.

Me despertaron los gritos de los vecinos, corrí a despertar a mi hijo y le dije vámonos, ponte lo que tengas y vámonos, nos salimos así, con la ropa que teníamos porque no me dio tiempo de agarrar otra cosa, cuando íbamos en la calle me puse un trapo en la nariz pero aún así respiré mucho gas (…) la última explosión, la más fuerte, nos agarró todavía en la calle, los vidrios de las casas volaban y nosotros nos tapábamos la cara para que no nos cortaran, fue algo horrible lo que vivimos y desde ahí empece a estar enferma, me duele la cabeza, la espalda y todavía me siguen haciendo estudios”, contó.

Foto: Julio C. Martínez | El Sol de Puebla

La mujer explicó que aunque el gobierno le entregó su casa a mediados de agosto, le tomó unos días mudarse porque no tenía servicio de agua potable y luz, además del miedo que la invadía, no obstante, el pago de la renta ya era insostenible para ella y su hijo, así que, finalmente, se decidió.

“La verdad no se compara con la casita que yo tenia, porque estaba más grande, muchos se quejan de que nos construyeron las casitas chiquitas pero yo le digo a mi hijo que está bien, sólo somos nosotros y le damos gracias a Dios que al menos el gobierno nos dio algo y nos lo construyó en nuestro terreno”, concluyó.

A unos metros está la casa de la señora Agustina Hernández, quien apenas la semana pasada llegó a vivir ahí, ya que junto con su esposo e hijos había estado rentando en los últimos meses, pero ya no pudo más con los gastos y decidió regresar al predio donde llevaba viviendo 50 años.

Mostró a El Sol de Puebla que en su casa no se instaló correctamente el servicio de agua potable, así que la cisterna no se llena y ha batallado para tener agua, además de que parte de su patio se inunda porque no se arregló la terracería que está a un costado de su vivienda.

Apenitas nos cambiamos porque a mí me daba miedo, dicen que han visto personas que andan de vuelta haciendo lo mismo (ordeña de ductos), por eso queremos que tumben todo eso que quedó ahí”, dijo.

Compartió que su familia no ha logrado sobreponerse a un año de que la explosión les arrebató todo su patrimonio, ya que ella se dedicaba a la crianza de aves y no ha podido retomar su negocio, ni adquirir los muebles y cosas que perdió en el incendio.

“Tenía mis guajolotes, mis pollitos y ahorita en la temporada de Todos Santos es cuando más los vendía y de ahí teníamos dinero, pero todos se murieron, mi casita era de dos cuartos de colado y tenía otros tres techados con lámina de asbesto, todo se perdió, no pudimos rescatar nada”, compartió.

Foto: Julio C. Martínez | El Sol de Puebla

En otras viviendas como la de la señora Marisol, los dueños trabajan en la reparación de desperfectos, siendo el principal el relacionado con la instalación del agua potable, ya que en el sanitario hay filtraciones, sobre todo en las regaderas.

“Los servicios no quedaron muy bien que digamos, a nosotros nos fallaba lo del baño y si se da cuenta no le pusieron piso a la casa, está rústico, entonces les agradecemos que nos hicieron una casa, pero no se compara con lo que teníamos”, explicó.

La señora Marisol compartió que en su vivienda habitaban cuatro familias, sin embargo, en la casa que les construyó el gobierno solo pudieron regresar dos y otros dos de sus hermanos tuvieron que seguir rentando porque el espacio no es suficiente.

Expresó que viven con miedo porque las casas no tienen una barda perimetral, de tal forma que se sienten inseguros. “La puerta de la casa da así nada más a la calle, entonces si pasara algo no hay nada que nos proteja, aunque bueno, igual cosas no tenemos muchas porque todo lo perdimos”.

Foto: Julio C. Martínez | El Sol de Puebla

Fue el pasado 15 de agosto cuando el gobierno estatal entregó 48 viviendas para un igual numero de familias afectadas por la explosión, de las cuales 28 están ubicadas en la junta auxiliar de San Pablo y el resto en la zona del Batan, en donde fueron reubicados varios de los perjudicados.

En la esquina de la calle industria y las vías del ferrocarril todavía hay unos lotes desocupados, ya que el gobierno estatal no aceptó reconstruir las viviendas de los propietarios porque se encuentran en zona de riesgo y ellos tampoco accedieron a ser reubicados, de tal forma que siete de ellos mantienen juicios para que el gobierno les permita reconstruir por su cuenta en sus lotes.

La explosión generada por una toma clandestina, la madrugada del 31 de Octubre de 2021, dejó un saldo de cinco personas muertas, 12 heridas, 54 viviendas dañadas y el desalojo de más de 2 mil personas de esa junta auxiliar.

A finales del año pasado fue detenido “El Callo”, señalado como el principal responsable de la tragedia, ya que lideraba el robo de combustible en esa zona de la capital poblana. También fueron detenidas otras cinco personas vinculadas con los hechos.

“Ya no podemos volver a dormir tranquilos”, expresaron las víctimas de la explosión en ductos de gas LP en San Pablo Xochimehuacan que, a un año de la tragedia, recién regresaron a vivir a la calle Industria, que fue catalogada como la zona cero, en donde tratan de comenzar de nuevo y vivir con normalidad.

Entrevistados por El Sol de Puebla, admitieron que tenían miedo de regresar porque el lugar en donde se produjo la fuga y que causó la explosión sigue intacto y recientemente han observado a personas merodeando por ahí, así que temen que el robo de combustible siga y vuelva a detonar una explosión.

Ya juntamos firmas para que el presidente auxiliar las lleve con el gobernador Barbosa, lo que pedimos es que tiren el corralón donde hacían la ordeña, porque sigue igual y tenemos miedo de que sigan sacando gas y vuelva a pasar una tragedia, porque entonces yo creo que ahora si no vivimos para contarla”, dijo la señora Maclovia, quien hace apenas dos meses ocupó la casa que le construyó el gobierno estatal.

La mujer de la tercera edad vive con uno de sus hijos y compartió con este diario que no ha logrado sobreponerse a las pérdidas que le provocó aquella explosión, ya que la gran cantidad de gas LP que inhaló la madrugada del 31 de octubre le dejó secuelas en su salud.

Me despertaron los gritos de los vecinos, corrí a despertar a mi hijo y le dije vámonos, ponte lo que tengas y vámonos, nos salimos así, con la ropa que teníamos porque no me dio tiempo de agarrar otra cosa, cuando íbamos en la calle me puse un trapo en la nariz pero aún así respiré mucho gas (…) la última explosión, la más fuerte, nos agarró todavía en la calle, los vidrios de las casas volaban y nosotros nos tapábamos la cara para que no nos cortaran, fue algo horrible lo que vivimos y desde ahí empece a estar enferma, me duele la cabeza, la espalda y todavía me siguen haciendo estudios”, contó.

Foto: Julio C. Martínez | El Sol de Puebla

La mujer explicó que aunque el gobierno le entregó su casa a mediados de agosto, le tomó unos días mudarse porque no tenía servicio de agua potable y luz, además del miedo que la invadía, no obstante, el pago de la renta ya era insostenible para ella y su hijo, así que, finalmente, se decidió.

“La verdad no se compara con la casita que yo tenia, porque estaba más grande, muchos se quejan de que nos construyeron las casitas chiquitas pero yo le digo a mi hijo que está bien, sólo somos nosotros y le damos gracias a Dios que al menos el gobierno nos dio algo y nos lo construyó en nuestro terreno”, concluyó.

A unos metros está la casa de la señora Agustina Hernández, quien apenas la semana pasada llegó a vivir ahí, ya que junto con su esposo e hijos había estado rentando en los últimos meses, pero ya no pudo más con los gastos y decidió regresar al predio donde llevaba viviendo 50 años.

Mostró a El Sol de Puebla que en su casa no se instaló correctamente el servicio de agua potable, así que la cisterna no se llena y ha batallado para tener agua, además de que parte de su patio se inunda porque no se arregló la terracería que está a un costado de su vivienda.

Apenitas nos cambiamos porque a mí me daba miedo, dicen que han visto personas que andan de vuelta haciendo lo mismo (ordeña de ductos), por eso queremos que tumben todo eso que quedó ahí”, dijo.

Compartió que su familia no ha logrado sobreponerse a un año de que la explosión les arrebató todo su patrimonio, ya que ella se dedicaba a la crianza de aves y no ha podido retomar su negocio, ni adquirir los muebles y cosas que perdió en el incendio.

“Tenía mis guajolotes, mis pollitos y ahorita en la temporada de Todos Santos es cuando más los vendía y de ahí teníamos dinero, pero todos se murieron, mi casita era de dos cuartos de colado y tenía otros tres techados con lámina de asbesto, todo se perdió, no pudimos rescatar nada”, compartió.

Foto: Julio C. Martínez | El Sol de Puebla

En otras viviendas como la de la señora Marisol, los dueños trabajan en la reparación de desperfectos, siendo el principal el relacionado con la instalación del agua potable, ya que en el sanitario hay filtraciones, sobre todo en las regaderas.

“Los servicios no quedaron muy bien que digamos, a nosotros nos fallaba lo del baño y si se da cuenta no le pusieron piso a la casa, está rústico, entonces les agradecemos que nos hicieron una casa, pero no se compara con lo que teníamos”, explicó.

La señora Marisol compartió que en su vivienda habitaban cuatro familias, sin embargo, en la casa que les construyó el gobierno solo pudieron regresar dos y otros dos de sus hermanos tuvieron que seguir rentando porque el espacio no es suficiente.

Expresó que viven con miedo porque las casas no tienen una barda perimetral, de tal forma que se sienten inseguros. “La puerta de la casa da así nada más a la calle, entonces si pasara algo no hay nada que nos proteja, aunque bueno, igual cosas no tenemos muchas porque todo lo perdimos”.

Foto: Julio C. Martínez | El Sol de Puebla

Fue el pasado 15 de agosto cuando el gobierno estatal entregó 48 viviendas para un igual numero de familias afectadas por la explosión, de las cuales 28 están ubicadas en la junta auxiliar de San Pablo y el resto en la zona del Batan, en donde fueron reubicados varios de los perjudicados.

En la esquina de la calle industria y las vías del ferrocarril todavía hay unos lotes desocupados, ya que el gobierno estatal no aceptó reconstruir las viviendas de los propietarios porque se encuentran en zona de riesgo y ellos tampoco accedieron a ser reubicados, de tal forma que siete de ellos mantienen juicios para que el gobierno les permita reconstruir por su cuenta en sus lotes.

La explosión generada por una toma clandestina, la madrugada del 31 de Octubre de 2021, dejó un saldo de cinco personas muertas, 12 heridas, 54 viviendas dañadas y el desalojo de más de 2 mil personas de esa junta auxiliar.

A finales del año pasado fue detenido “El Callo”, señalado como el principal responsable de la tragedia, ya que lideraba el robo de combustible en esa zona de la capital poblana. También fueron detenidas otras cinco personas vinculadas con los hechos.

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