/ miércoles 31 de julio de 2019

Claudia Rivera y José Juan Espinosa: un sindicato balín

Recientemente me enteré (vía Twitter), que el diputado José Juan Espinosa acompañó en “plan churri” a la al alcaldesa capitalina, Claudia Rivera, a darse un baño de pueblo por Azumiatla; lugar que ambos recorrieron por primera vez con la firme intención de obtener un posado que los identifique como aliados políticos.

¡Cuánta hipocresía se trasluce en esas fotos a las que no les vendría mal una tuneada! ¡Cuánta hiel camuflada miel! Pero, qué más se puede esperar de dos personajes que se utilizan mutuamente como tabla de salvación dadas sus penosas circunstancias (una, frente al repudio generalizado de un pueblo que exige su destitución; el otro, parado en el fatídico crucero de la rendición de cuentas).

¡Pobrecitos caricatos de la política Poblana! Ya son todo aquello que odiaban cuando tenían veinte años.

¿Qué urden estos paletos metidos a políticos ostentando ese tipo de actitud con la que pretenden enviar un mensaje solidario dentro de una botella rota?

Me cuentan algunos funcionarios cercanos a la malograda presidenta, que las intenciones del Niño Naranja van por la senda equívoca de convertirse en sucedáneo de Rivera Vivanco (permítanme echar la silla para atrás para reírme a gusto).

¡Háganme ustedes el favor!

Y así, luego de controlar la risa, me pregunto: ¡qué hicimos mal los poblanos para tener que soportar esta temporada de tumbos y fracasos?

¿Qué deuda pagamos a réditos obscenos, cuando el dueño de las talacheras cholultecas, del hípico atlixquense, de la plaza comercial y del recinto destinado a las Pompas Fúnebres (adquiridos todos a punta de infames manotazos al erario del presupuesto de San Pedro Cholula) pretende vacunarse posando con la peor alcaldesa de la historia?

El desprestigiado JJ alardea –a la menor provocación– sus incipientes dotes de senderista populachero en compañía de la más grande decepción que hemos experimentado los habitantes de esta levítica ciudad en materia de gobernanza municipal, y ambos saltimbanquis montan una puesta en escena –risible y ofensiva– en aras de desviar la atención del respetable hacia supuestos actos de bonhomía, ante la inevitable revisión de sus cuentas públicas (que seguramente son más oscuras, hediondas y plagadas de irregularidades que la morada “underground” de un homeless con síndrome de Diógenes de Sinope, es decir, de un cínico al que no le importa mostrar sus miserias y tirar sus excrecencias en plena plaza pública con tal de no pasar desapercibido).

Así pues, en caso de que se investigue a fondo el turbio pasado de JJ (cuando pasó de ser un charro montaperros a caballerango de la élite avecindada en “El Cristo”) será remitido –derechito y sin escalas– a la tremebunda chirona… algo que no deseo, pero que en realidad se merece dadas las circunstancias.

Hoy este enano de calabacillas me tiene bloqueado de Twitter, lo que desvela su consabida falta de tamaños; por eso trata de aparecer en la foto con Claudia Rivera (a buen árbol se arrima).

Lo que ella ignora es que este personaje desconoce el significado de la palabra lealtad, y su pasado reciente (entreguista a cuan más al morenovallismo) es la prueba innegable de que por unos tlacos se vende al mejor postor.

¡Cómo no iba a hacerlo si su déficit de talento ha encontrado en el latrocinio la ruta más “segura”!

¿O de dónde cree usted, amable lector, que sale la plata para pagar onerosas nóminas de talacheros, maquillistas de cadáveres, guías Montessori y plañideras?

Para cerrar esta entrega con broche de oro, y documentar nuestro optimismo, les cuento que este par de desafectos están pergeñando un completo despropósito. Ahí les va la historia: Resulta que, de buena fuente, me enteré que JJ y Claudia Rivera se han estado reuniendo en lo oscurito (como es su costumbre) con algunos senadores cuyo nombre no quiero repetir, con la finalidad de crear una especie de sindicato. Así como lo leen: un sindicato como el de los taxistas o el de los voceadores, aunque en este caso sería mucho más cercano al de los pepenadores (con el respeto que me deben los pepenadores quienes están muy por arriba en la escala de valores de estos personajes).

El sindicato reunirá, según sus líderes: los inefables y siniestros “Hermanitos Macana” (uno es corrupto y el otro le gana), a todos los elementos gachos y las fuerzas zombis que siguen complotando desde sus más caros sueños guajiros contra el gobernador electo Miguel Barbosa.

Esta historia me recuerda un poco al movimiento que surgió ya hace algunos ayeres, que se autodenominaba “Todos unidos contra Madrazo”, o algo así… la diferencia entre aquel grupúsculo y ésta panda de chupópteros solamente radica en que el objeto de su escarnio es una persona intachable, como lo es Luis Miguel, mientras que el blanco de los ataques de los otrora revoltosos anti madracistas, unieron esfuerzos para denostar a un personaje cuyo historial no era muy impoluto que digamos.

El caso es que JJ y Claudia echan mano de la ponzoña de Díaz Durán y otros mindundis, creyendo que ellos materializarán con éxito el movimiento anti-barbosista, lo que me remite a un relato del gran Jorge Ibargüengoitia en el que se fraguaban complots completamente descabellados que, en vez de generar temor, daban risa.

¿Cómo nombrarán su sindicato la presidenta maltrecha y el aspirante a alcalde cuya cuenta pública está más llena de basura que el Bordo de Xochiaca?

La propuesta, dicen, lleva estas siglas: SUDADERA (Sindicato único de alcaldes depredadores entreguistas rampantes anti-barbosa). Y quienes han iniciado este selecto club de odiadores profesionales cuentan con que pronto se les unirán otros sátrapas: el de Tehuacán, por ejemplo, y otros más que no han hecho sus deberes- Por eso, como diría Serrat hay que mandarles a escribir mil veces que “esas cosas no se hacen”.

El comité de recepción, que está conformado por ellos mismos y sesionan entre las pompas fúnebres de Niño Naranja, ya mandaron a imprimir una docena de cachuchas, mandiles y paraguas con las siglas de su movimiento. Así que si el atento lector es abordado en las calles por las huestes infieles de los personajes que ocupan mi entrega tengan cuidado: SUDADERA no es ninguna marca de prendas contra el frío. Es un movimiento que nació más muerto que un ostión en la nevera.

Lo digo sin acritud, ¡pero lo digo!

mezavcm.abogados@gmail.com

Recientemente me enteré (vía Twitter), que el diputado José Juan Espinosa acompañó en “plan churri” a la al alcaldesa capitalina, Claudia Rivera, a darse un baño de pueblo por Azumiatla; lugar que ambos recorrieron por primera vez con la firme intención de obtener un posado que los identifique como aliados políticos.

¡Cuánta hipocresía se trasluce en esas fotos a las que no les vendría mal una tuneada! ¡Cuánta hiel camuflada miel! Pero, qué más se puede esperar de dos personajes que se utilizan mutuamente como tabla de salvación dadas sus penosas circunstancias (una, frente al repudio generalizado de un pueblo que exige su destitución; el otro, parado en el fatídico crucero de la rendición de cuentas).

¡Pobrecitos caricatos de la política Poblana! Ya son todo aquello que odiaban cuando tenían veinte años.

¿Qué urden estos paletos metidos a políticos ostentando ese tipo de actitud con la que pretenden enviar un mensaje solidario dentro de una botella rota?

Me cuentan algunos funcionarios cercanos a la malograda presidenta, que las intenciones del Niño Naranja van por la senda equívoca de convertirse en sucedáneo de Rivera Vivanco (permítanme echar la silla para atrás para reírme a gusto).

¡Háganme ustedes el favor!

Y así, luego de controlar la risa, me pregunto: ¡qué hicimos mal los poblanos para tener que soportar esta temporada de tumbos y fracasos?

¿Qué deuda pagamos a réditos obscenos, cuando el dueño de las talacheras cholultecas, del hípico atlixquense, de la plaza comercial y del recinto destinado a las Pompas Fúnebres (adquiridos todos a punta de infames manotazos al erario del presupuesto de San Pedro Cholula) pretende vacunarse posando con la peor alcaldesa de la historia?

El desprestigiado JJ alardea –a la menor provocación– sus incipientes dotes de senderista populachero en compañía de la más grande decepción que hemos experimentado los habitantes de esta levítica ciudad en materia de gobernanza municipal, y ambos saltimbanquis montan una puesta en escena –risible y ofensiva– en aras de desviar la atención del respetable hacia supuestos actos de bonhomía, ante la inevitable revisión de sus cuentas públicas (que seguramente son más oscuras, hediondas y plagadas de irregularidades que la morada “underground” de un homeless con síndrome de Diógenes de Sinope, es decir, de un cínico al que no le importa mostrar sus miserias y tirar sus excrecencias en plena plaza pública con tal de no pasar desapercibido).

Así pues, en caso de que se investigue a fondo el turbio pasado de JJ (cuando pasó de ser un charro montaperros a caballerango de la élite avecindada en “El Cristo”) será remitido –derechito y sin escalas– a la tremebunda chirona… algo que no deseo, pero que en realidad se merece dadas las circunstancias.

Hoy este enano de calabacillas me tiene bloqueado de Twitter, lo que desvela su consabida falta de tamaños; por eso trata de aparecer en la foto con Claudia Rivera (a buen árbol se arrima).

Lo que ella ignora es que este personaje desconoce el significado de la palabra lealtad, y su pasado reciente (entreguista a cuan más al morenovallismo) es la prueba innegable de que por unos tlacos se vende al mejor postor.

¡Cómo no iba a hacerlo si su déficit de talento ha encontrado en el latrocinio la ruta más “segura”!

¿O de dónde cree usted, amable lector, que sale la plata para pagar onerosas nóminas de talacheros, maquillistas de cadáveres, guías Montessori y plañideras?

Para cerrar esta entrega con broche de oro, y documentar nuestro optimismo, les cuento que este par de desafectos están pergeñando un completo despropósito. Ahí les va la historia: Resulta que, de buena fuente, me enteré que JJ y Claudia Rivera se han estado reuniendo en lo oscurito (como es su costumbre) con algunos senadores cuyo nombre no quiero repetir, con la finalidad de crear una especie de sindicato. Así como lo leen: un sindicato como el de los taxistas o el de los voceadores, aunque en este caso sería mucho más cercano al de los pepenadores (con el respeto que me deben los pepenadores quienes están muy por arriba en la escala de valores de estos personajes).

El sindicato reunirá, según sus líderes: los inefables y siniestros “Hermanitos Macana” (uno es corrupto y el otro le gana), a todos los elementos gachos y las fuerzas zombis que siguen complotando desde sus más caros sueños guajiros contra el gobernador electo Miguel Barbosa.

Esta historia me recuerda un poco al movimiento que surgió ya hace algunos ayeres, que se autodenominaba “Todos unidos contra Madrazo”, o algo así… la diferencia entre aquel grupúsculo y ésta panda de chupópteros solamente radica en que el objeto de su escarnio es una persona intachable, como lo es Luis Miguel, mientras que el blanco de los ataques de los otrora revoltosos anti madracistas, unieron esfuerzos para denostar a un personaje cuyo historial no era muy impoluto que digamos.

El caso es que JJ y Claudia echan mano de la ponzoña de Díaz Durán y otros mindundis, creyendo que ellos materializarán con éxito el movimiento anti-barbosista, lo que me remite a un relato del gran Jorge Ibargüengoitia en el que se fraguaban complots completamente descabellados que, en vez de generar temor, daban risa.

¿Cómo nombrarán su sindicato la presidenta maltrecha y el aspirante a alcalde cuya cuenta pública está más llena de basura que el Bordo de Xochiaca?

La propuesta, dicen, lleva estas siglas: SUDADERA (Sindicato único de alcaldes depredadores entreguistas rampantes anti-barbosa). Y quienes han iniciado este selecto club de odiadores profesionales cuentan con que pronto se les unirán otros sátrapas: el de Tehuacán, por ejemplo, y otros más que no han hecho sus deberes- Por eso, como diría Serrat hay que mandarles a escribir mil veces que “esas cosas no se hacen”.

El comité de recepción, que está conformado por ellos mismos y sesionan entre las pompas fúnebres de Niño Naranja, ya mandaron a imprimir una docena de cachuchas, mandiles y paraguas con las siglas de su movimiento. Así que si el atento lector es abordado en las calles por las huestes infieles de los personajes que ocupan mi entrega tengan cuidado: SUDADERA no es ninguna marca de prendas contra el frío. Es un movimiento que nació más muerto que un ostión en la nevera.

Lo digo sin acritud, ¡pero lo digo!

mezavcm.abogados@gmail.com