/ domingo 26 de julio de 2020

David Méndez es el aliado, acusan rivales de Eduardo Rivera

Al ex presidente municipal de Puebla y aspirante a repetir en esa misma posición, a partir de los comicios intermedios del próximo año, Eduardo Rivera Pérez, le siguen sacando historias del pasado que insisten en vincularlo con el gobierno de Miguel Barbosa y, por tanto, con el gobernador, pese a que el mandatario le mandó un mensaje público cargado de hostilidad en el contexto, precisamente, del proceso electoral que se avecina.

Una “tarjeta informativa” que circula entre panistas desde mediados de la semana pasada recupera y otorga detalles de la estrecha relación que tuvo Rivera Pérez, como presidente municipal en funciones, en el trienio 2011-2014, con el entonces regidor y presidente de la influyente Comisión de Desarrollo Urbano y Obras Públicas del ayuntamiento de Puebla, ni más ni menos que el mismísimo secretario de Gobernación de Barbosa, David Méndez Márquez.

La ficha narra desde el comienzo de aquella relación hasta los tiempos actuales, en los que, según esta especie, algunos de los colaboradores de Rivera laboran para la administración estatal gracias al vínculo vigente del ex edil con el ex regidor.

La historia contada en ese documento exhibe que Rivera Pérez pretendía otorgar la presidencia de la Comisión de Desarrollo Urbano a un regidor afín a su causa, como demandaba la lógica política, a un militante del PAN. Bajo esa premisa, quien llevaba mano era la regidora Patricia Thomé, porque además de ser panista es arquitecta de formación profesional.

Sin embargo, Méndez hizo despliegue de sus buenos oficios negociadores, desde antes de que arrancara formalmente el gobierno municipal, para conseguir que el edil le otorgara la comisión a él, haciéndose partícipe, de esa manera, de ese selecto grupo de servidores públicos que año con año aprobaría (y aprobó) el plan de obras públicas destinado para la ciudad, los presupuestos en la materia y, por último, el programa estrella de aquella administración, la pavimentación de mil calles.

Rivera y Méndez, si no amigos, fueron buenos negociadores y lograron buenos acuerdos, incluso, se reitera, en los días y las semanas previas a que comenzara el periodo municipal.

Como ejemplo de ello quedó registrado lo que ocurrió en la toma de protesta de quien fue el tercer alcalde panista en arribar a esa posición (primero lo hicieron Gabriel Hinojosa y Luis Paredes).

Contra lo que opinaban sus asesores, Rivera aceptó sentar en primera fila del acto oficial a Dolores Padierna, madrina política del hoy secretario de Gobernación, quien, junto con su esposo, René Bejerano, es una ex perredista convertida al morenismo muy cercana a los padres del funcionario barbosista, Rosa Márquez y Jorge Méndez.

Temeroso del regidor, que no pertenecía ni de lejos a su grupo de confianza, al menos no en un principio, el entonces edil panista tuvo que armar un equipo que le permitiera tomar las riendas de la obra pública a través de la secretaría del área, lo que consiguió por medio de Felipe Velázquez.

La buena relación, no obstante, fructificó con el tiempo.

Méndez se volvió aliado de Rivera, como lo demostró en varias ocasiones, una en aquella en la que desacreditó en público a la también regidora, del PRI, Sandra Montalvo, por cuestionar la veracidad de los números del programa de las mil calles, y otras a la hora de ajustar los reglamentos en materia de desarrollo urbano en el Código Reglamentario Municipal, según las necesidades que surgieran.

De aquella época sigue vigente José Luciano Osorio Couttolenc, quien con Rivera fue director jurídico de la Secretaría de Desarrollo Urbano Sustentable y con Méndez es subsecretario Jurídico en Gobernación.

María del Rayo Ramírez es otro caso.

Fue candidata a regidora en la planilla de Rivera en 2018 y ahora es jefa de departamento en Tenencia de la Tierra, un área adscrita a Gobernación.

Miguel Ángel Macip, igual.

Él fue director de Obra Pública con el presidente municipal panista y hoy labora en la coordinación de giras de Miguel Barbosa.

Por último, aparece Antonio Vasconcelos, director del DIF en el trienio Rivera y actual director de Desarrollo Institucional Municipal con Méndez.

Es posible que todos estén ahí por méritos propios, o por haberse hecho amigos del secretario barbosista, lo que vendría siendo lo mismo, y no por recomendación del aspirante más aventajado del PAN a la presidencia municipal de Puebla.

Pero mientras sea una cosa o sea la otra, la famosa tarjeta informativa que circula entre panistas y que quiere mantener esa percepción de que Rivera y Barbosa son aliados político-electorales ratifica que hay grupos de poder en el partido blanquiazul que no están dispuestos a ceder en sus aspiraciones, con todo y que parezca que, hasta el momento, haya un puntero inamovible en la contienda interna.

Dirán los rivales de Rivera: “esto no se acaba todavía”.

Y tienen razón.

Twitter: @jorgerdzc

Instagram: @jorge.rodriguezc



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Al ex presidente municipal de Puebla y aspirante a repetir en esa misma posición, a partir de los comicios intermedios del próximo año, Eduardo Rivera Pérez, le siguen sacando historias del pasado que insisten en vincularlo con el gobierno de Miguel Barbosa y, por tanto, con el gobernador, pese a que el mandatario le mandó un mensaje público cargado de hostilidad en el contexto, precisamente, del proceso electoral que se avecina.

Una “tarjeta informativa” que circula entre panistas desde mediados de la semana pasada recupera y otorga detalles de la estrecha relación que tuvo Rivera Pérez, como presidente municipal en funciones, en el trienio 2011-2014, con el entonces regidor y presidente de la influyente Comisión de Desarrollo Urbano y Obras Públicas del ayuntamiento de Puebla, ni más ni menos que el mismísimo secretario de Gobernación de Barbosa, David Méndez Márquez.

La ficha narra desde el comienzo de aquella relación hasta los tiempos actuales, en los que, según esta especie, algunos de los colaboradores de Rivera laboran para la administración estatal gracias al vínculo vigente del ex edil con el ex regidor.

La historia contada en ese documento exhibe que Rivera Pérez pretendía otorgar la presidencia de la Comisión de Desarrollo Urbano a un regidor afín a su causa, como demandaba la lógica política, a un militante del PAN. Bajo esa premisa, quien llevaba mano era la regidora Patricia Thomé, porque además de ser panista es arquitecta de formación profesional.

Sin embargo, Méndez hizo despliegue de sus buenos oficios negociadores, desde antes de que arrancara formalmente el gobierno municipal, para conseguir que el edil le otorgara la comisión a él, haciéndose partícipe, de esa manera, de ese selecto grupo de servidores públicos que año con año aprobaría (y aprobó) el plan de obras públicas destinado para la ciudad, los presupuestos en la materia y, por último, el programa estrella de aquella administración, la pavimentación de mil calles.

Rivera y Méndez, si no amigos, fueron buenos negociadores y lograron buenos acuerdos, incluso, se reitera, en los días y las semanas previas a que comenzara el periodo municipal.

Como ejemplo de ello quedó registrado lo que ocurrió en la toma de protesta de quien fue el tercer alcalde panista en arribar a esa posición (primero lo hicieron Gabriel Hinojosa y Luis Paredes).

Contra lo que opinaban sus asesores, Rivera aceptó sentar en primera fila del acto oficial a Dolores Padierna, madrina política del hoy secretario de Gobernación, quien, junto con su esposo, René Bejerano, es una ex perredista convertida al morenismo muy cercana a los padres del funcionario barbosista, Rosa Márquez y Jorge Méndez.

Temeroso del regidor, que no pertenecía ni de lejos a su grupo de confianza, al menos no en un principio, el entonces edil panista tuvo que armar un equipo que le permitiera tomar las riendas de la obra pública a través de la secretaría del área, lo que consiguió por medio de Felipe Velázquez.

La buena relación, no obstante, fructificó con el tiempo.

Méndez se volvió aliado de Rivera, como lo demostró en varias ocasiones, una en aquella en la que desacreditó en público a la también regidora, del PRI, Sandra Montalvo, por cuestionar la veracidad de los números del programa de las mil calles, y otras a la hora de ajustar los reglamentos en materia de desarrollo urbano en el Código Reglamentario Municipal, según las necesidades que surgieran.

De aquella época sigue vigente José Luciano Osorio Couttolenc, quien con Rivera fue director jurídico de la Secretaría de Desarrollo Urbano Sustentable y con Méndez es subsecretario Jurídico en Gobernación.

María del Rayo Ramírez es otro caso.

Fue candidata a regidora en la planilla de Rivera en 2018 y ahora es jefa de departamento en Tenencia de la Tierra, un área adscrita a Gobernación.

Miguel Ángel Macip, igual.

Él fue director de Obra Pública con el presidente municipal panista y hoy labora en la coordinación de giras de Miguel Barbosa.

Por último, aparece Antonio Vasconcelos, director del DIF en el trienio Rivera y actual director de Desarrollo Institucional Municipal con Méndez.

Es posible que todos estén ahí por méritos propios, o por haberse hecho amigos del secretario barbosista, lo que vendría siendo lo mismo, y no por recomendación del aspirante más aventajado del PAN a la presidencia municipal de Puebla.

Pero mientras sea una cosa o sea la otra, la famosa tarjeta informativa que circula entre panistas y que quiere mantener esa percepción de que Rivera y Barbosa son aliados político-electorales ratifica que hay grupos de poder en el partido blanquiazul que no están dispuestos a ceder en sus aspiraciones, con todo y que parezca que, hasta el momento, haya un puntero inamovible en la contienda interna.

Dirán los rivales de Rivera: “esto no se acaba todavía”.

Y tienen razón.

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