/ jueves 11 de mayo de 2023

En Punto

Néstor Camarillo Medina le ha quitado toda seriedad a su cargo como negociador, para el PRI, de la coalición opositora a Morena que pretende armarse en la contienda electoral del próximo año.

Si ya era considerada un despropósito la sola idea de proponerse como candidato a presidente municipal de Puebla en la alianza con el PAN y el PRD, ahora se ha ido a nivel de disparate al anunciar sus supuestas aspiraciones para ser postulado a gobernador del estado, por la misma coalición.

En efecto, leyó usted bien, el presidente del Comité Directivo Estatal del partido tricolor dijo ayer que quiere ser candidato al gobierno del estado y que en breve le comunicará sus deseos al dirigente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas.

Y no, no lo expresó en un contexto de competencia individual por parte del priismo, sino de alianza con panistas y perredistas, después de que Carlos Martínez Amador, líder del partido del sol azteca en la entidad, hiciera lo propio unos días antes.

La declaración de Camarillo es tan inverosímil que no da ni para armar un buen debate, pero sí lo coloca en una posición irrisoria dentro de las negociaciones que él mismo debe celebrar con sus homólogos del PAN y el PRD.

¿Cómo llegará la próxima vez que tenga que reunirse con Augusta Díaz de Rivera para hablar de la repartición de candidaturas, después de levantar públicamente la mano para desplazar al “gallo” del panismo, Eduardo Rivera Pérez?

Díaz de Rivera no sabrá si molestarse por el tiempo perdido en los últimos meses o echarse a reír.

Complicado sitio en el que se ha metido en dirigente.

A menos, claro, que junto con Carlos Martínez, del PRD, que expresó lo mismo la semana pasada, se traiga un plan para encarecer las conversaciones con Augusta.


* * *

Consulta Mitofsky, la empresa de Roy Campos que se hizo famosa en Puebla por aparentemente haber acomodado los números de la encuesta de salida de la elección de gobernador de 2018 a conveniencia de Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso, difundió un estudio sobre tendencias electorales en el estado que vino a confirmar mucha de la información que ya se sabía.

Realizada entre el 28 y el 30 de abril con la aplicación de mil entrevistas, la encuesta de Mitofsky pone en primer lugar de las preferencias para la contienda de gobernador, en Morena, al senador Alejandro Armenta Mier, seguido de Claudia Rivera Vivanco, Julio Huerta Gómez, Ignacio Mier Velazco, Rodrigo Abdala Dartigues, Olivia Salomón Vibaldo y José Antonio Martínez García, en ese orden.

En todos los estudios de opinión que se han dado a conocer hasta el momento Armenta figura en primer lugar y en algunos de ellos Rivera sale en segundo, como efecto, ya se ha dicho, de la propaganda que se desplegó a favor de la jefa de gobierno de la capital del país, Claudia Sheinbaum Pardo.

El dato novedoso es el de Huerta Gómez, secretario de Gobernación del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, que aquí queda en tercer sitio, por encima del diputado federal Ignacio Mier.

Quizá ha sido más efectiva la campaña de Julio que la de ‘Nacho’.

Los poblanos, eventuales electores, han visto los espectaculares del coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, lo que genera conocimiento, pero tal vez falte completar el mensaje, decir que ese señor de bigote quiere ser candidato a gobernador.


* * *

La diputada local del PAN, Guadalupe Leal Rodríguez, ha puesto otra vez sobre la mesa un tema incómodo para el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso, Eduardo Castillo López.

Se trata de la propuesta de reforma para prohibir las corridas de toros y las peleas de gallos en la entidad, un documento que está a poco de cumplir un año de ser presentado como iniciativa de la propia legisladora en ese Poder del Estado.

Es un tema controversial, pero Leal tiene razón en una cosa: el amparo ganado a fin de evitar la realización de las corridas de toros programadas para el 6 y 12 de mayo en la Feria de Puebla es un hecho que obliga a discutir el tema, antes de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación obligue a hacerlo, como en otros asuntos polémicos donde así ha sucedido.


Néstor Camarillo Medina le ha quitado toda seriedad a su cargo como negociador, para el PRI, de la coalición opositora a Morena que pretende armarse en la contienda electoral del próximo año.

Si ya era considerada un despropósito la sola idea de proponerse como candidato a presidente municipal de Puebla en la alianza con el PAN y el PRD, ahora se ha ido a nivel de disparate al anunciar sus supuestas aspiraciones para ser postulado a gobernador del estado, por la misma coalición.

En efecto, leyó usted bien, el presidente del Comité Directivo Estatal del partido tricolor dijo ayer que quiere ser candidato al gobierno del estado y que en breve le comunicará sus deseos al dirigente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas.

Y no, no lo expresó en un contexto de competencia individual por parte del priismo, sino de alianza con panistas y perredistas, después de que Carlos Martínez Amador, líder del partido del sol azteca en la entidad, hiciera lo propio unos días antes.

La declaración de Camarillo es tan inverosímil que no da ni para armar un buen debate, pero sí lo coloca en una posición irrisoria dentro de las negociaciones que él mismo debe celebrar con sus homólogos del PAN y el PRD.

¿Cómo llegará la próxima vez que tenga que reunirse con Augusta Díaz de Rivera para hablar de la repartición de candidaturas, después de levantar públicamente la mano para desplazar al “gallo” del panismo, Eduardo Rivera Pérez?

Díaz de Rivera no sabrá si molestarse por el tiempo perdido en los últimos meses o echarse a reír.

Complicado sitio en el que se ha metido en dirigente.

A menos, claro, que junto con Carlos Martínez, del PRD, que expresó lo mismo la semana pasada, se traiga un plan para encarecer las conversaciones con Augusta.


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Consulta Mitofsky, la empresa de Roy Campos que se hizo famosa en Puebla por aparentemente haber acomodado los números de la encuesta de salida de la elección de gobernador de 2018 a conveniencia de Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso, difundió un estudio sobre tendencias electorales en el estado que vino a confirmar mucha de la información que ya se sabía.

Realizada entre el 28 y el 30 de abril con la aplicación de mil entrevistas, la encuesta de Mitofsky pone en primer lugar de las preferencias para la contienda de gobernador, en Morena, al senador Alejandro Armenta Mier, seguido de Claudia Rivera Vivanco, Julio Huerta Gómez, Ignacio Mier Velazco, Rodrigo Abdala Dartigues, Olivia Salomón Vibaldo y José Antonio Martínez García, en ese orden.

En todos los estudios de opinión que se han dado a conocer hasta el momento Armenta figura en primer lugar y en algunos de ellos Rivera sale en segundo, como efecto, ya se ha dicho, de la propaganda que se desplegó a favor de la jefa de gobierno de la capital del país, Claudia Sheinbaum Pardo.

El dato novedoso es el de Huerta Gómez, secretario de Gobernación del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, que aquí queda en tercer sitio, por encima del diputado federal Ignacio Mier.

Quizá ha sido más efectiva la campaña de Julio que la de ‘Nacho’.

Los poblanos, eventuales electores, han visto los espectaculares del coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, lo que genera conocimiento, pero tal vez falte completar el mensaje, decir que ese señor de bigote quiere ser candidato a gobernador.


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La diputada local del PAN, Guadalupe Leal Rodríguez, ha puesto otra vez sobre la mesa un tema incómodo para el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso, Eduardo Castillo López.

Se trata de la propuesta de reforma para prohibir las corridas de toros y las peleas de gallos en la entidad, un documento que está a poco de cumplir un año de ser presentado como iniciativa de la propia legisladora en ese Poder del Estado.

Es un tema controversial, pero Leal tiene razón en una cosa: el amparo ganado a fin de evitar la realización de las corridas de toros programadas para el 6 y 12 de mayo en la Feria de Puebla es un hecho que obliga a discutir el tema, antes de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación obligue a hacerlo, como en otros asuntos polémicos donde así ha sucedido.


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