El fantasma del menor asesinado por policías estatales durante una protesta en San Bernardino Chalchihuapan, José Luis Tehuatlie Tamayo, en julio de 2014 apareció en la primera sesión de trabajo de la nueva legislatura.
Los diputados electos de la coalición Juntos Haremos Historia pusieron sobre la mesa una propuesta para abrogar la Ley para proteger los derechos humanos y que regula el uso legítimo de la fuerza por parte de los elementos de las instituciones policiales del estado de Puebla.
Sí, esa que fue bien bautizada por la opinión pública como “ley bala” y que fue centro de discusión tras los hechos de Chalchihuapan.
Esta subrogación se trató del primer disparo de morenistas, petistas y pesistas contra la herencia legislativa del exgobernador Rafael Moreno Valle, que sin problemas consiguió el respaldo del resto de las bancadas, lo que supuso un comienzo terso dentro de un Congreso que amenaza con protagonizar ríspidos enfrentamientos entre aquellos que quieren derrumbar lo que hizo el exmandatario y aquellos que quieren conservarlo.
Defender la ley bala era imposible, así que todos los diputados le entraron sin problemas a la propuesta de los legisladores de Morena.
Solo hubo diferencia de opiniones entre quienes quisieron abrogarla en la misma sesión y quienes pedían que se fuera a comisiones para ser sometida al procedimiento legal.
La recomendación vino de priistas y panistas.
Al final fue ignorada esa propuesta y la reforma fue aprobada por todos los legisladores.
A ver qué más sigue en los próximos días.
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Un fenómeno raro fue el que sucedió alrededor del nombramiento de Gabriel Biestro Medinilla como presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política.
La unción del exdirigente estatal de Morena estaba cantada.
Lo que no estaba cantado era que su designación contara con el respaldo de todos los diputados morenovallistas.
Tal y como lo lee.
Además de los legisladores de Morena, PT y PES, que son sus compañeros, también le dieron el sí los del PAN, PRD, Movimiento Ciudadano, PSI, Nueva Alianza y el Verde.
Muy extraño.
Más extraño fue que los únicos que no avalaron el nombramiento fueran los del PRI.
En voz de Javier Casique Zárate, diputado local y líder del partido, demandaron que la Junta de Gobierno quedara en manos de un partido ajeno a la coalición morenista para buscar equilibrios dado que la Mesa Directiva ya estaba en su poder.
Así lo dijo Casique:
“En un Congreso cuando no se consideran equilibrios para la titularidad de sus órganos la democracia se simula. Todos sabemos que los titulares son parte de una misma expresión y tendencia, eso nosotros no lo podemos convalidar. El avasallamiento en los órganos es algo que la sociedad ha rechazado, lo razonable es que haya expresiones diferentes en cada uno de los órganos de dirección”.
No le hicieron caso.
Pero los cuatro tricolores votaron en abstención.
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Martha Erika Alonso Hidalgo destapó ayer a la próxima presidenta del Comité Directivo Estatal del PAN.
A través de las redes sociales la gobernadora electa del estado le dio el espaldarazo a Genoveva Huerta Villegas, quien ya ha ocupado carteras en la dirigencia estatal y tiene entre sus antecedentes el hecho de haber sido la única candidata del PAN que ganó una diputación federal en el municipio de Puebla en 2015.
Fuera de eso no tiene mucho historial, sin embargo, sí posee cualidades que la llevan a ser la elegida del panismo para ocupar esa importante posición.
“No me queda duda (sic) que harás un gran trabajo por la militancia”, le dijo Alonso Hidalgo en Twitter, a donde subió una fotografía junto con quien será el relevo de Jesús Giles Carmona.
