/ martes 8 de septiembre de 2020

En Punto

Una auténtica limpia se avecina en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Sustentable del Ayuntamiento de Puebla a una semana de que El Sol de Puebla evidenciara la inexistencia de un convenio marco para que autoridades estatales y municipales concedieran permisos conjuntos de construcción que hicieron que la tramitología pasara de cinco días a seis meses.

Con el paso de los días, se acreditó que, desde esa dependencia, hasta ayer encabezada por Beatriz Martínez Carreño, se siguieron expidiendo permisos para el Banco de Tiro, es decir para el destino de los escombros que generan las obras, sin que tuvieran facultades.

Desde que comenzó a ventilarse el tema, la presidenta municipal Claudia Rivera Vivanco determinó acelerar la remoción de Fernando Letipichia quien fuera director en la dependencia y a raíz de esta primera acción llegó una decena de denuncias que completó el despido de la secretaria y del director, el de Medio Ambiente, Ismael Couto Benítez, quien por cierto viene de administraciones pasadas.

Lo bueno es que este ayuntamiento se decidió a tomar el toro por los cuernos y desmantelar una dependencia que se antoja enquistada de corrupción; lo malo es que ocurre hasta el último tercio de la administración.

***

Enmarcado con la pandemia por Covid-19, sin festejos masivos y con ceremonias a puerta cerrada, los Ayuntamientos del estado de Puebla planean la conmemoración del 210 aniversario del inicio del movimiento de Independencia. La situación hecha por tierra las expectativas de comerciantes que esperaban una recuperación con las ventas que tendrían durante la noche del grito, en especial de las organizaciones que esperaban autorización para instalarse en zócalos y plazas públicas.

La medida recomendada desde Casa Aguayo, contempla el uso de redes sociales y canales oficiales para la transmisión en vivo de las ceremonias, por lo que incluso el evento programado en la ciudad de Puebla que permitiría la asistencia de sólo 400 personas fue modificado y ahora únicamente será posible presenciarlo a través de la televisión y dispositivos móviles.

El llamado a los 217 presidentes municipales se convierte en un mensaje imperante, cuyo objetivo es evitar un repunte en los contagios de la pandemia que pareciera estar cediendo en el territorio, sin embargo, quienes parecen no estar dispuestos a acatarla son los informales que ya están listos con adornos, banderas, trompetas, serpentinas y hasta pirotecnia con la intención de venderlo todo a como dé lugar.

***

Contrario a lo que pudiera pensarse, los negocios del Centro Histórico de la ciudad de Puebla apenas y sobreviven a la crisis económica generada por el cierre, obligado por la pandemia del coronavirus, durante casi cinco meses.

Con “pocos y nulos clientes” describen los locatarios lo que ha sido el mes (que se cumplió ayer) desde la reapertura; aseguran que ven caídos sus ingresos entre 70 y hasta 90 por ciento. Pero, por el contrario, lo que no disminuye es el costo de la renta y los servicios que puntualmente tienen que cubrir.

Cuando los contagios del Covid-19 estaban en su punto más alto, postales de diferentes tianguis y demás negocios informales saltaron a la luz por la gran cantidad de gente que se movía en ellos. Una situación que motivó al comercio formal a presionar sobre la reapertura porque las cosas no eran parejas, mientras ellos sufrían por el cierre de sus negocios, otros se beneficiaban porque tenía abierto.

Ojalá el problema sanitario termine pronto para que poco a poco la gente vuelva a retomar sus actividades y a visitar los negocios como antes del coronavirus. Pero, por lo pronto, qué bueno que la gente continúe cuidándose, esta pesadilla aún no termina.

Una auténtica limpia se avecina en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Sustentable del Ayuntamiento de Puebla a una semana de que El Sol de Puebla evidenciara la inexistencia de un convenio marco para que autoridades estatales y municipales concedieran permisos conjuntos de construcción que hicieron que la tramitología pasara de cinco días a seis meses.

Con el paso de los días, se acreditó que, desde esa dependencia, hasta ayer encabezada por Beatriz Martínez Carreño, se siguieron expidiendo permisos para el Banco de Tiro, es decir para el destino de los escombros que generan las obras, sin que tuvieran facultades.

Desde que comenzó a ventilarse el tema, la presidenta municipal Claudia Rivera Vivanco determinó acelerar la remoción de Fernando Letipichia quien fuera director en la dependencia y a raíz de esta primera acción llegó una decena de denuncias que completó el despido de la secretaria y del director, el de Medio Ambiente, Ismael Couto Benítez, quien por cierto viene de administraciones pasadas.

Lo bueno es que este ayuntamiento se decidió a tomar el toro por los cuernos y desmantelar una dependencia que se antoja enquistada de corrupción; lo malo es que ocurre hasta el último tercio de la administración.

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Enmarcado con la pandemia por Covid-19, sin festejos masivos y con ceremonias a puerta cerrada, los Ayuntamientos del estado de Puebla planean la conmemoración del 210 aniversario del inicio del movimiento de Independencia. La situación hecha por tierra las expectativas de comerciantes que esperaban una recuperación con las ventas que tendrían durante la noche del grito, en especial de las organizaciones que esperaban autorización para instalarse en zócalos y plazas públicas.

La medida recomendada desde Casa Aguayo, contempla el uso de redes sociales y canales oficiales para la transmisión en vivo de las ceremonias, por lo que incluso el evento programado en la ciudad de Puebla que permitiría la asistencia de sólo 400 personas fue modificado y ahora únicamente será posible presenciarlo a través de la televisión y dispositivos móviles.

El llamado a los 217 presidentes municipales se convierte en un mensaje imperante, cuyo objetivo es evitar un repunte en los contagios de la pandemia que pareciera estar cediendo en el territorio, sin embargo, quienes parecen no estar dispuestos a acatarla son los informales que ya están listos con adornos, banderas, trompetas, serpentinas y hasta pirotecnia con la intención de venderlo todo a como dé lugar.

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Contrario a lo que pudiera pensarse, los negocios del Centro Histórico de la ciudad de Puebla apenas y sobreviven a la crisis económica generada por el cierre, obligado por la pandemia del coronavirus, durante casi cinco meses.

Con “pocos y nulos clientes” describen los locatarios lo que ha sido el mes (que se cumplió ayer) desde la reapertura; aseguran que ven caídos sus ingresos entre 70 y hasta 90 por ciento. Pero, por el contrario, lo que no disminuye es el costo de la renta y los servicios que puntualmente tienen que cubrir.

Cuando los contagios del Covid-19 estaban en su punto más alto, postales de diferentes tianguis y demás negocios informales saltaron a la luz por la gran cantidad de gente que se movía en ellos. Una situación que motivó al comercio formal a presionar sobre la reapertura porque las cosas no eran parejas, mientras ellos sufrían por el cierre de sus negocios, otros se beneficiaban porque tenía abierto.

Ojalá el problema sanitario termine pronto para que poco a poco la gente vuelva a retomar sus actividades y a visitar los negocios como antes del coronavirus. Pero, por lo pronto, qué bueno que la gente continúe cuidándose, esta pesadilla aún no termina.

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