La clase política local tiene bien claro que Gabriel Biestro Medinilla es, al día de hoy, el candidato del grupo en el poder en el estado a la presidencia municipal de Puebla.
No es todavía el candidato oficial debido a que las peculiaridades de Morena impiden que los mandatarios de los estados puedan erigirse como propietarios de ese partido o como gran elector dentro del mismo, pero se entiende bien que el diputado local tiene una importante ventaja en la contienda interna gracias, justo, a los simpatizantes que posee.
Sin embargo, aun con esas condiciones, debería ser más prudente en su actuación de cara al proceso electoral para evitar complicaciones innecesarias, como la que ahora mismo lo tiene denunciado por el PAN y que llevó al gobernador Miguel Barbosa Huerta a tener que defenderlo en su rueda de prensa mañanera.
El partido blanquiazul denunció ante el Instituto Electoral del Estado (IEE) la presunta promoción ilegal de Biestro por haber utilizado recursos públicos para difundir su imagen con la vacuna anti Covid-19.
Acción Nacional tendrá que demostrar aquello del empleo de recursos públicos en esa aparente estrategia de promoción personal, pero de lo que no cabe duda es de que el legislador se montó en el tema de las vacunas para hacer publicidad a su apellido en redes sociales, casi al mismo tiempo que el gobernador advertía que eso no tenía que hacerse.
Un mal cálculo del diputado si en verdad quiere ser candidato a edil de Puebla, porque le otorga armas prematuras a su oponente, el PAN, que no dudará en hacer todo lo que esté a su alcance para derrotarlo.
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“Abrir o morir”, fue el planteamiento que hicieron el miércoles los líderes de las cámaras empresariales, pero principalmente la Canirac, al gobierno del estado, en una demanda que busca obtener el permiso para reabrir sus negocios ante el riesgo de que el alargamiento del confinamiento los lleve a la quiebra.
Pues, si no aguantan hasta el 25 de enero, es decir, 10 días más a partir de hoy, tendrán que “morir”, empleando sus mismos términos, debido a que el gobernador Miguel Barbosa les respondió que “no”, que no va a modificar los plazos del último decreto, que amplió el periodo de medidas radicales hasta esa fecha para tratar de contener la expansión del coronavirus.
“Nosotros respetamos mucho ese tipo de campañas porque tienen que ver con la necesidad de trabajar, de reactivar la economía, y les hablamos con franqueza, tenemos que bajar en Puebla la meseta alta que tenemos en contagios, estamos alrededor de los 250 hoy (14 de enero), hoy se incrementaron los números de fallecidos, son muchos en un día”, expuso el mandatario en su videoconferencia.
Así que, a diferencia de lo que esperaban los empresarios con la manifestación del miércoles, que incluyó una melodía de cacerolazos por la mañana de ese día, no habrá marcha atrás.
Será hasta después del 25 del mes en curso cuando puedan reabrir, y eso si las condiciones sanitarias mejoran.
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Ayer circularon imágenes, audio y video en redes sociales que denunciaron la permanencia de un famoso tianguis que se ubica al sur de la ciudad de Puebla y que, pese a las exigencias del nuevo decreto para impedir la propagación de la Covid-19, operó de manera regular, como si la enfermedad y las autoridades, tanto estatales como municipales, le hicieran lo que el viento a Juárez a sus líderes y locatarios.
Se trata del tianguis de San Isidro, ubicado en la prolongación de la 14 Sur y bulevar Las Torres, que de por sí se ha convertido en un nido de delincuentes a lo largo de los años, con la complacencia de algunas autoridades, que saben lo que pasa ahí pero no hacen algo para impedirlo.
Mientras eso pasaba por allá, aquí en el centro el secretario de Gobernación Municipal, René Sánchez Galindo, hacía declaraciones para regañar –una vez más—a los dueños de los comercios establecidos.
