Melitón Lozano Pérez tiene ante sí un asunto de gran relevancia que resolver y este no tiene nada que ver con la eventual suspensión de clases presenciales por la pandemia de coronavirus ni con sus aspiraciones políticas de cara a la elección de gobernador de 2024, sino con el suicidio de Aldo Calvel, un joven estudiante del Bachillerato Octavio Paz Lozano que, presuntamente, tuvo sus motivaciones en el acoso que sufría por parte de una maestra de ese plantel educativo.
En efecto, si le rasca en el tema, como seguramente ha comenzado a hacerlo desde la semana pasada, el titular de la Secretaría de Educación Pública del estado sabrá que la familia del joven fallecido ya había denunciado en por lo menos cuatro ocasiones los hechos de supuesto hostigamiento, violencia psicológica y humilaciones que la profesora de Matemáticas y Cálculo Integral ejercía en su contra.
Esas acusaciones le fueron expresado en su momento al director de le escuela, de nombre José Luis Olguín, pero no causaron ningún efecto en la manera de conducirse de la docente hacia el alumno, que terminó quitándose la vida el pasado 17 de junio, como consecuencia, aseguran los padres, de ese señalamiento constante realizado en público.
La desgracia no puede ni debe pasar desapercibida para las autoridades educativas del estado, que tienen en su máximo responsable al secretario Melitón Lozano, porque ponen en perspectiva un tipo de agresión del que se habla muy poco en el contexto de los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Es recurrente hablar del hostigamiento entre pares, entre alumnos, pero no se ha discutido del acoso de profesores a estudiantes, que también existe, es real y puede a conducir a sucesos trágicos como el de Aldo Clavel.
Ya es hora de hacerlo.
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Ahora que más de tres aspirantes (hombres y mujeres) andan metidos de lleno en buscar la presidencia del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) que Ignacio Alarcón Rodríguez Pacheco dejará vacante en el mes de septiembre, bien valdría la pena que tomaran en cuenta, para incluir entre sus propuestas de gestión, lo que ha ocurrido con el sector a partir de la crisis económica derivada de la pandemia.
Los datos del estudio denominado Demografía de Establecimientos, realizado por el INEGI a nivel nacional y estatal, son elocuentes.
El estado de Puebla se coloca en el lugar nueve de las 32 entidades del país con el mayor porcentaje de empresas que no llegaron a junio de 2022, debido a que cerraron definitivamente por la crisis económica que generó la presencia del coronavirus.
Según ese análisis, en territorio poblano el 36.6 por ciento de las compañías no sobrevivieron, cifra que incluso es superior a la media nacional, la cual fue de 32.6 por ciento.
Luego viene otro dato interesante:
Las micros, pequeñas y medianas empresas más afectadas fueron las que se dedican al sector manufacturero, el cual genera la mayor derrama económica para el estado.
La información no es sorprevisa, pero viene a confirmar el golpe que le representó la pandemia a la iniciativa privada.
En un momento de transición en el CCE, los aspirantes a relevar a Rodríguez Pacheco podrían elaborar una propuesta que ponga en la mira el retorno de todas esas empresas que cerraron por falta de clientes.
Proyecto que tendría que desplegarse en colaboración con la secretaria de Economía de la administración estatal, Olivia salomón Vibado, claro.
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Aristóteles Belmont Cortés ha dicho ya en público y en privado que no está interesado en repetir como presidente estatal de Morena a partir del proceso de renovación que se ha puesto en marcha. Incluso, ha sugerido que debe ser un poblano quien se haga cargo del partido desde agosto, una vez que él tenga que entregarle la estafeta a su relevo.
Sin embargo, eso no significa que no vaya a involucrarse en la elección.
Se cuenta que el dirigente actual tiene toda la intención de apoyar a Claudia Rivera Vivanco para que sea ella quien se quede con el trono y que en una de esas la expresidenta municipal de Puebla lo consigue.
