La posibilidad de un segundo debate nació muerta. Primero con una solicitud fuera de los tiempos fijados por el Instituto Electoral del Estado y luego ante una convocatoria exprés aun evento que sería organizado por la Coparmex y universidades.
Bastaba con repasar el conjunto de ironías que soltó el candidato de la coalición “Sigamos Haciendo Historia”, Alejandro Armenta Mier, el pasado lunes 20 de mayo para entender que se negaría a participar en este encuentro.
Aunque el aspirante morenista se mostró abierto a participar en un segundo encuentro organizado por el IEE y luego por la iniciativa privada, tenía medido que habría una negativa del organismo electoral por carecer de los tiempos para ello y que para el segundo podría argumentar motivos de agenda para declinar, como lo hizo, la invitación.
“Déjame ver si puedo hacer la agenda, que le diga yo a la doctora Claudia Sheinbaum que me dé chance, a ver si quiere suspender su cierre de campaña y a ver si puedo suspender mi cierre de campaña de esta semana”, expresó el lunes como una ante sala de su decisión.
Rara hubiese sido su decisión de dar el sí a Coparmex dado que todos los candidatos de la coalición encabezada por Morena desairaron las invitaciones del organismo a dialogar con ellos.
Por el contrario, el candidato promovente del segundo debate, Eduardo Rivera Pérez se apresuró a contestar que estaría en este encuentro y con un “Armenta, no le saques”, pretendió forzar a su adversario a que participara este 28 de mayo en un nuevo encuentro de ideas (y de madrazos políticos) toda vez que el otro candidato, Fernando Morales Martínez también había aceptado.
Da la apariencia de que Rivera Pérez apostó por hacer su campaña desde el o los debates y no en construir una campaña día con día que le diera los reflectores suficientes para contrastar con su adversario de mejor manera.
Pensar que dos debates serían su tabla de salvación o que ayudaran a dar el brinco para cruzar y repuntar las encuestas suena una apuesta arriesgada a días de que concluyan las campañas. Tampoco me parece que una apuesta final que critique que Armenta le sacó al debate vaya a tocar los ánimos electorales aun grado significativo.
Creo que Eduardo hizo un buen debate, pero Armenta hizo una mejor campaña que la del expresidente municipal y de ello dan muestra las encuestas, unas muy cuchareadas y otras más serias donde coinciden en una ventaja para Morena en la contienda por la gubernatura.
Si la realización del segundo debate ya no se concretó ¿Qué tiene pensado Eduardo Rivera para los siete días que tiene esta campaña para dar la remontada que ni en su equipo de campaña están convencidos de que ya ocurrió?
¿Apostarle al voto oculto? o ¿rezar por un milagro?
El último empujón, previo a la votación y donde la movilización siempre juega un papel importante, se verá este fin de semana, donde ambos punteros le apuestan a un cierre masivo con su candidata presidencial, Claudia Sheinbaum Pardo y Xóchitl Gálvez Ruiz.