/ domingo 26 de mayo de 2024

Para votar: ¿para qué?

A 6 días de celebrarse las elecciones más anunciadas por el primer mandatario de la nación, al menos desde abril de 2023, aunque fuera hasta octubre que el Instituto Nacional Electoral formalizara por ley su inicio ¿para qué votar? Al respecto es común escuchar o compartir algunas sentencias que vale la pena analizar.

“Ya no quiero saber de candidatos”. - El hastío llegó a su máximo con la sobreexposición de los candidatos del partido en el poder, que replicaban los medios de comunicación, con una pasarela de caravana nacional para que finalmente eligiera, con una claridad cuestionada, a la candidata de morena. Mientras la oposición no atinaba a recomponerse y finalmente se coaliga; así también el partido naranja aportó al show mediático con la propuesta del gobernador de Nuevo León y luego que no, en abril de 2024 sería el que fue coordinador de la campaña del mismo Samuel García, Álvarez Máynez. La función nunca se suspendió, azuzada desde el estilo del gobierno actual, pero también por el tsunami de las redes, que desde la pandemia potencializaron en las diferentes plataformas la información y redes sociales.

Se dejaron de lado muchos temas importantes, la vida económica y social fue rebasada, hasta ahora que entramos a los cortes de sexenio. Después del 2022 todavía se requirió un año más para volver a la nueva normalidad.

“Sólo dejan basura con sus campañas”. - ¿Cómo hacer campañas en la era digital, pero en un país con tanta desigualdad digital? Es complicado diseñar una campaña en condiciones tan diversas, pero el trabajo tiene que profesionalizarse, para cuidar recursos y no resumir la decisión sólo con chispazos en campañas. Vale la pena pensar en el marketing de gobierno, con contenido sustentado en la administración y gestión pública.

“La sociedad divida”. - El clima de polarización lo marcó este sexenio desde su inicio y que está terminando igual, con adjetivos desde presidencia para ofender al “opositor”; fifis, chairos, ricos, pobres, “aspiracionistas”, fachos, traidores, y muchos otros adjetivos que se resintieron en todas las familias mexicanas al grado de la identificación. Este ambiente se resintió, es real, y ojalá se pueda inhibir para sobreponernos. Es una gran responsabilidad de los líderes dirigir a sus seguidores, en este caso de los políticos. Quienes ganen tendrán una encomienda para restituir el tejido social tan lastimado por ahora.

“Los programas del bienestar de AMLO”. – Surtió efecto la propaganda oficial porque ahora hay muchas personas que piensan en función de un líder, como si fuera “su” dinero y lo “diera” por decisión personal. El desconocimiento de cómo funciona el presupuesto, los programas públicos, y la falta de transparencia, además de que los recursos fluyen “sin intermediarios”, reafirman en muchas personas esa idea equivocada. Los programas de bienestar que se ha elevado a nivel constitucional han beneficiado de manera directa a muchas personas, pero no hay certeza de su impacto porque falta evaluación.

Entonces, para qué votar. Es una pregunta que no nos hacíamos en el siglo pasado porque queríamos un cambio en la ruta de nuestra joven democracia. Ahora parece que podríamos pensar por un momento en lo que tenemos y votar, simplemente votar; un derecho que ha costado años para que contara, que fuera libre y secreto. Veremos.


*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP y secretaria de Membresías. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

A 6 días de celebrarse las elecciones más anunciadas por el primer mandatario de la nación, al menos desde abril de 2023, aunque fuera hasta octubre que el Instituto Nacional Electoral formalizara por ley su inicio ¿para qué votar? Al respecto es común escuchar o compartir algunas sentencias que vale la pena analizar.

“Ya no quiero saber de candidatos”. - El hastío llegó a su máximo con la sobreexposición de los candidatos del partido en el poder, que replicaban los medios de comunicación, con una pasarela de caravana nacional para que finalmente eligiera, con una claridad cuestionada, a la candidata de morena. Mientras la oposición no atinaba a recomponerse y finalmente se coaliga; así también el partido naranja aportó al show mediático con la propuesta del gobernador de Nuevo León y luego que no, en abril de 2024 sería el que fue coordinador de la campaña del mismo Samuel García, Álvarez Máynez. La función nunca se suspendió, azuzada desde el estilo del gobierno actual, pero también por el tsunami de las redes, que desde la pandemia potencializaron en las diferentes plataformas la información y redes sociales.

Se dejaron de lado muchos temas importantes, la vida económica y social fue rebasada, hasta ahora que entramos a los cortes de sexenio. Después del 2022 todavía se requirió un año más para volver a la nueva normalidad.

“Sólo dejan basura con sus campañas”. - ¿Cómo hacer campañas en la era digital, pero en un país con tanta desigualdad digital? Es complicado diseñar una campaña en condiciones tan diversas, pero el trabajo tiene que profesionalizarse, para cuidar recursos y no resumir la decisión sólo con chispazos en campañas. Vale la pena pensar en el marketing de gobierno, con contenido sustentado en la administración y gestión pública.

“La sociedad divida”. - El clima de polarización lo marcó este sexenio desde su inicio y que está terminando igual, con adjetivos desde presidencia para ofender al “opositor”; fifis, chairos, ricos, pobres, “aspiracionistas”, fachos, traidores, y muchos otros adjetivos que se resintieron en todas las familias mexicanas al grado de la identificación. Este ambiente se resintió, es real, y ojalá se pueda inhibir para sobreponernos. Es una gran responsabilidad de los líderes dirigir a sus seguidores, en este caso de los políticos. Quienes ganen tendrán una encomienda para restituir el tejido social tan lastimado por ahora.

“Los programas del bienestar de AMLO”. – Surtió efecto la propaganda oficial porque ahora hay muchas personas que piensan en función de un líder, como si fuera “su” dinero y lo “diera” por decisión personal. El desconocimiento de cómo funciona el presupuesto, los programas públicos, y la falta de transparencia, además de que los recursos fluyen “sin intermediarios”, reafirman en muchas personas esa idea equivocada. Los programas de bienestar que se ha elevado a nivel constitucional han beneficiado de manera directa a muchas personas, pero no hay certeza de su impacto porque falta evaluación.

Entonces, para qué votar. Es una pregunta que no nos hacíamos en el siglo pasado porque queríamos un cambio en la ruta de nuestra joven democracia. Ahora parece que podríamos pensar por un momento en lo que tenemos y votar, simplemente votar; un derecho que ha costado años para que contara, que fuera libre y secreto. Veremos.


*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP y secretaria de Membresías. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com