/ martes 20 de febrero de 2018

Puebla y la economía regional

En estos momentos intensos de la política, deben hacerse esfuerzos para poner sobre la mesa temas no sólo de los candidatos, sino de la agenda que interesa a la sociedad; sin duda, el desarrollo regional y la recuperación del campo, son dos de estos.

Puebla necesita con urgencia reorientar su rumbo económico para dirigirlo a lo social. Debe dejar de ser un modelo de negocios que favorece sólo a unos cuantos para convertirse en un tema transversal en el desarrollo de nuestro estado. La política económica debe servir para mejorar las condiciones de vida de la población y permitirnos avanzar en la construcción de una economía distinta, que posea carácter social y perfil humano.

Para avanzar en este propósito se requiere recuperar el carácter social del Estado; entre otros aspectos, esto significa generar políticas de desarrollo regional, de las cuales adolecemos en estos momentos; planes regionales diseñados con el objetivo de eliminar las desigualdades presentes en Puebla. Tenemos que construir circuitos solidarios de producción y distribución, integrados por pequeños y medianos productores, que permitan el surgimiento de cooperativas que puedan atender las necesidades regionales. Pensemos que dichos circuitos permitirían recuperar los recursos disponibles en cada región para satisfacer sus propias necesidades.

El campo es un sector estratégico para el desarrollo de Puebla, sin embargo, se encuentra devastado. Para nuestros pueblos, la agricultura representa la administración de sus bienes naturales y una cultura profundamente arraigada de respeto a los derechos de la naturaleza. El apoyo al campo debe realizarse desde diversos aspectos y ámbitos, como son créditos, sistemas de riego, asistencia técnica y todo aquello que pueda mejorar las condiciones de producción, distribución y consumo para los habitantes del sector rural. Los campesinos y los pueblos originarios deben ser protagonistas del proceso de transformación de Puebla.

Los pueblos originarios deben tener certeza jurídica de sus territorios, esto significa impedir los proyectos de muerte que en las administraciones recientes han puesto en práctica, que despojan el territorio a sus legítimos propietarios y depredan la naturaleza. En lugar de estos proyectos de muerte deberían establecerse proyectos sustentables y con impacto inmediato en los sectores de los pequeños y medianos productores, además de apoyar a los pueblos indígenas en sus demandas.

Puebla requiere reactivar su economía desde sus cimientos, para lo cual necesitaría impulsar la formación de cooperativas productivas, la construcción de cadenas de producción regionales y la creación de centros de comercialización regionales, para terminar con el intermediarismo que tanto daño hace a los campesinos y pequeños productores.

El tema de la defensa de la soberanía alimentaria y nutricional no es menor, en este sentido sería preciso establecer a Puebla como un estado en donde no puedan producirse ni consumirse productos transgénicos. Puebla requiere de una ley para la soberanía alimentaria y nutricional del Estado, parque con certeza jurídica podría dar pleno impulso a la producción y la economía solidaria; así como al consumo de alimentos sanos y baratos.

Otro elemento fundamental para el desarrollo de Puebla es lograr revertir los procesos de privatización de los servicios municipales, que hoy significan una carga onerosa para las familias. No podemos privatizar los servicios básicos, no pueden convertirse en mercancías. No a la privatización del agua.

TWITTER: @MBarbosaMX


En estos momentos intensos de la política, deben hacerse esfuerzos para poner sobre la mesa temas no sólo de los candidatos, sino de la agenda que interesa a la sociedad; sin duda, el desarrollo regional y la recuperación del campo, son dos de estos.

Puebla necesita con urgencia reorientar su rumbo económico para dirigirlo a lo social. Debe dejar de ser un modelo de negocios que favorece sólo a unos cuantos para convertirse en un tema transversal en el desarrollo de nuestro estado. La política económica debe servir para mejorar las condiciones de vida de la población y permitirnos avanzar en la construcción de una economía distinta, que posea carácter social y perfil humano.

Para avanzar en este propósito se requiere recuperar el carácter social del Estado; entre otros aspectos, esto significa generar políticas de desarrollo regional, de las cuales adolecemos en estos momentos; planes regionales diseñados con el objetivo de eliminar las desigualdades presentes en Puebla. Tenemos que construir circuitos solidarios de producción y distribución, integrados por pequeños y medianos productores, que permitan el surgimiento de cooperativas que puedan atender las necesidades regionales. Pensemos que dichos circuitos permitirían recuperar los recursos disponibles en cada región para satisfacer sus propias necesidades.

El campo es un sector estratégico para el desarrollo de Puebla, sin embargo, se encuentra devastado. Para nuestros pueblos, la agricultura representa la administración de sus bienes naturales y una cultura profundamente arraigada de respeto a los derechos de la naturaleza. El apoyo al campo debe realizarse desde diversos aspectos y ámbitos, como son créditos, sistemas de riego, asistencia técnica y todo aquello que pueda mejorar las condiciones de producción, distribución y consumo para los habitantes del sector rural. Los campesinos y los pueblos originarios deben ser protagonistas del proceso de transformación de Puebla.

Los pueblos originarios deben tener certeza jurídica de sus territorios, esto significa impedir los proyectos de muerte que en las administraciones recientes han puesto en práctica, que despojan el territorio a sus legítimos propietarios y depredan la naturaleza. En lugar de estos proyectos de muerte deberían establecerse proyectos sustentables y con impacto inmediato en los sectores de los pequeños y medianos productores, además de apoyar a los pueblos indígenas en sus demandas.

Puebla requiere reactivar su economía desde sus cimientos, para lo cual necesitaría impulsar la formación de cooperativas productivas, la construcción de cadenas de producción regionales y la creación de centros de comercialización regionales, para terminar con el intermediarismo que tanto daño hace a los campesinos y pequeños productores.

El tema de la defensa de la soberanía alimentaria y nutricional no es menor, en este sentido sería preciso establecer a Puebla como un estado en donde no puedan producirse ni consumirse productos transgénicos. Puebla requiere de una ley para la soberanía alimentaria y nutricional del Estado, parque con certeza jurídica podría dar pleno impulso a la producción y la economía solidaria; así como al consumo de alimentos sanos y baratos.

Otro elemento fundamental para el desarrollo de Puebla es lograr revertir los procesos de privatización de los servicios municipales, que hoy significan una carga onerosa para las familias. No podemos privatizar los servicios básicos, no pueden convertirse en mercancías. No a la privatización del agua.

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