La política internacional de segunda mitad del siglo XX estuvo marcada por las estrategias de un hombre tan controvertido como predominante, Henry Kissinger quien a la edad de 100 años muere en Connecticut el pasado 29 de noviembre. Quienes estudiamos entonces Ciencias Políticas necesariamente de su doctrina y acciones en el gobierno norteamericano, pero a través del seguimiento de las noticias internacionales, una especie de práctica del realismo político.
Los compromisos con los estados para mantener el equilibrio de los Estados Unidos, en la perspectiva política de Kissinger, debían tomarse, sin importar si tenía que pactar con gobiernos no democráticos o derribar otros que sí lo eran. Este fue el campo de trabajo en el que se desempeña el politólogo de la posguerra, la Guerra Fría; un niño inmigrante cuya familia huyó de la Alemania nazi en 1938 y que a los 28 años presentaba su tesis doctoral en la universidad de Harvard “Paz, Legitimidad y Equilibrio”, mientras trabajaba ahí mismo como profesor.
La política interna norteamericana entre republicanos y demócratas es el escenario del juego político de Kissinger, quien instrumenta estrategias para llevar a cabo muchas acciones que pretendieron lograr el “nuevo orden mundial”, tal vez ese es legado del que fue asesor en el Consejo Nacional de Seguridad en 1955, director de estudio en las Armas Nucleares y la política exterior y consultor de varios organismos del gobierno, asesor de Nelson Rockefeller.
Aunque controvertido por su ejercicio político de la realpolitik, la diplomacia de Kissinger le valió el Premio Nobel de la Paz en 1973: reapertura de las relaciones con China, Nixon visitó al país comunista en 1972 en un histórico evento con Mao-Tse Tung; logró el acuerdo del tratado de desarme en la Guerra Fría, negociación de la Paz en el medio oriente en el hecho histórico del Yom Kipur (1973) si bien la religión no parece considerada en el plan, acuerdo de Paz con Vietnam aunque la guerra duró dos años más.
Las páginas negras revelan el embargo económico a Cuba y la invasión de Bahía de Cochinos, los tratados Torrijos-Carter desventajosos para Panamá, la Intervención en Chile en 1973, y de acuerdo con la llamada Operación Cóndor 1975-1989 (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia) a través de la CIA, un plan para apoyar regímenes dictatoriales en América del Sur; interviniendo en golpes militares en África (Angola, Rhodesia, Sahara Occidental, Indonesia), todos estos eventos que transgredieron derechos humanos por los genocidios que provocó.
El pluralismo en las democracias ha sido históricamente su fortaleza, pero también su debilidad, ese es tal vez el motivo que inspira a cualquier gobierno moderno a buscar las respuestas sobre qué lograr o qué evitar para sus estados. Pareciera que estas preguntan motivaron al político estadounidense a escribir su libro Order Word quien sólo trabajó 8 años como secretario de estado para Richard Nixon y Henry Ford.
¿Doble moral o realpolitik? Es la pregunta obligada que ofrece un dilema, la realpolitik legado de Maquiavelo no puede evadir los eventos históricos desencadenados porque no pueden pasar inadvertidos: Kissinger deja la tarea a los gobiernos: Él tuvo la habilidad de ofrecer las alternativas “nacionales” que para Estados Unidos funcionaron, pero los “daños colaterales” no podrán pasar desapercibidos porque son más que el propio concepto que los desencadenó.
Hay autores y organizaciones internacionales que seguirán pugnando por desenmascarar las que llaman mentiras sistemáticas de Kissinger, esas que el político simplemente consideró necesarias por su “nacionalismo diplomático”.
*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP y secretaria de Membresías. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com