Cada niño es diferente y es importante saber cómo apoyarlos, según sus características personales, para desarrollar sus potencialidades y trabajar en sus áreas de oportunidad. No hay temperamentos buenos ni malos, solo diferentes y vamos a clasificarlos en cuatro: Melancólico, Colérico, Sanguíneo y Flemático.
TEMPERAMENTO COLÉRICO
Son extrovertidos, activos, demandantes, con poca tolerancia a la frustración, irritables, no dudan en demandar lo que quieren, si se enfoca de manera adecuada esa energía, formamos hijos ambiciosos con capacidad de lograr éxito, de ser líderes justos y responsables; si no se canaliza desde niños, pueden ser muy agresivos e intolerantes. Con ellos es importante mantener el equilibrio entre afecto y disciplina, pues son muy centrados en sus necesidades; hay que trabajar empatía, el manejo de emociones.
Si no usamos el pilar del afecto, pueden volverse hijos insensibles y tiranos, hay que enseñarles a pedir las cosas de manera adecuada, que entiendan que expresarse agresivamente o controlando no conseguirán lo que desean y generarán conflictos. Canalizar su energía de manera correcta con deportes, es aprovecharla, lo importante es sacar provecho del ímpetu, fuerza y decisión de su temperamento.
TEMPERAMENTO MELANCÓLICO
Son introvertidos, sensibles, sienten con gran intensidad lo que pasa, reflexivos, tendencia a lo artístico, romántico, se victimizan, se preocupan, son resentidos, viven en el pasado. Si se canalizan adecuadamente, formamos personas confiables, capaces de resolver problemas con inteligencia emocional. Si no se enfocan adecuadamente, pueden ser personas nerviosas, pesimistas, desconfiadas.
Es importante trabajar la educación emocional, es la clave para que reconozcan a detalle que es lo que sienten, comprendan el para qué sirve cada emoción y la puedan usar de forma positiva. Se debe enseñarles habilidades sociales, respetar sus emociones, se pueden expresar a través del arte, ayudarles a que expresen sus necesidades.
TEMPERAMENTO SANGUÍNEO
Son extrovertidos, sociables, alegres, inquietos, nerviosos, dispersos, les cuesta mucho enfocarse y terminar algo; son adaptables, optimistas, inconstantes, su prioridad es pasársela bien y divertirse, se les abren puertas por su manera de comunicarse y adaptarse. Mal manejados pueden ser irresponsables y dependientes; podrían no conseguir sus objetivos porque suelen dispersarse fácilmente, buscan quedar bien con los demás para ser aceptados, ya que para ellos los amigos son muy importantes.
La disciplina es indispensable, necesitan límites y reglas muy claras, donde vivan consecuencias. Es necesario enseñarles que, aunque no nos gusten las cosas, hay que hacerlas, que no todo es diversión y que las cosas se logran con voluntad y constancia. Les ayuda mucho pertenecer a grupos de convivencia donde ayuden.
TEMPERAMENTO FLEMÁTICO
Son introvertidos, meticulosos, ordenados, sedentarios, observadores, rutinarios y precavidos; se toman su tiempo, son comelones, leales, pacientes, apáticos, previsores, fachosos, inseguros, dormilones sin iniciativa, comodines, ahorradores, objetivos, imparciales. Enfocados positivamente, son personas que pueden lograr lo que quieren, porque con paciencia y constancia, poco a poco, logran sus objetivos.
Requieren que los motiven constantemente y salgan de su zona de confort, que se den cuenta de todo lo que pueden lograr. Tienen alta capacidad de concentración, paciencia, tolerancia; solo no les llenes el límite, porque revientan, pero generalmente no son reactivos, saben dominar sus emociones o evadirlas para no hacer algo diferente; ayudarles a moverse y tomar decisiones es importante.
Como padres también requerimos identificar nuestro temperamento para poder guiar a nuestros hijos, enseñarles a manejar sus emociones y sacar lo mejor de ellos. Si no lo hacemos con nosotros mismos, ¿cómo lo podremos impulsar?
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