Suelta la mochila del pasado y abre paso a nuevas experiencias

Lo sano es aprender del pasado, verlo de una manera diferente, para poder vivir en el presente

Erika Albisúa | El Sol de Puebla

  · miércoles 7 de julio de 2021

Foto: Yanalya

A veces en broma se dice que las mujeres nos acordamos de todas las que nos “han hecho” nuestros esposos y la verdad es que en ocasiones sí lo hacemos, pero no solo nosotras, también los hombres. Cuando guardamos en nuestro interior todas las experiencias problemáticas que hemos vivido, no solo con la pareja, sino con los que nos rodean, el acumular todo esto podría evitarnos disfrutar el aquí y el ahora a plenitud.

Por supuesto que no se trata de olvidar nuestras vivencias pues, como explica en entrevista Magali Becerra, profesional de la salud mental con maestría en orientación y desarrollo familiar, lo que se encuentra en nuestro pasado forma parte de nuestras experiencias de vida, nos fortalecen, nutren nuestra vida hoy, nos hacen ser quienes somos en este momento y, si lo reflexionamos, tanto las “buenas” como las “malas”, nos dejan un aprendizaje.

Algo muy importante, enfatiza, es que cada momento de nuestra vida, cada minuto de nuestra existencia, debe ser honrado, porque todos son valiosos, incluso si probablemente tomas una decisión que no era la mejor, en ese momento sí fue correcta, porque en ese entonces era lo que tenías, lo que yo deseabas o lo que.

Foto: 8photo

NO QUEDARNOS ESTACIONADOS

Lo que sí puede convertirse en una situación problemática es cuando, de todas aquellas cosas del pasado, empiezas a guardar emociones desagradables con sentimientos no gratos, como el rencor o el no perdonar a alguien o quedarte estancado(a) en alguna relación laboral o de pareja, asegura. Por otro lado, tampoco es recomendable estacionarte en una etapa de tu vida que fue padrísima y te gustó muchísimo; cuando haces esto, no te das la oportunidad de crecer, de tener nuevas experiencias, ni de aprovechar lo que el presente te ofrece y lo que el futuro te puede brindar para encontrar la felicidad.

Foto: 8photo

LA MEMORIA SELECTIVA

Ahora bien, existen algunas situaciones por las que atravesamos, que por ser traumáticas o dolorosas sí las queremos olvidar y a esto se le llama memoria selectiva, por ejemplo, un asalto u otras más fuertes que no es necesario mencionar. En esos casos lo más saludable es acudir a psicoterapia con un especialista, afirma la entrevistada; ya no se puede encontrar una solución a todo esto, porque ya pasó, pero sí se pueden trabajar los sentimientos que dejan: alguna fobia, un trauma, miedo, angustia, preocupación.

“De eso se trata la psicoterapia, de poder recordar aquellas situaciones sin esa misma emoción, sin ese sentimiento y que no te paralice, eso es más importante, aprender a ver qué fue lo que sucedió, qué hizo que yo viviera esta situación, como una manera también de aprendizaje, para darme cuenta de aquellas cosas que no tengo que volver a hacer o simplemente cómo puedo yo evitar o prevenir que me ocurran ciertas situaciones”, indica.

Foto: Wayhomestudio

ES MÁS SANO VIVIR EN EL PRESENTE

Magali expone que en definitiva sí tendríamos una vida más sana si no viviéramos en el pasado, porque eso nos provoca angustia cuando revivimos situaciones problemáticas sin haberlas trabajado. Tampoco podemos vivir en el futuro, muchas personas así así lo hacen, pero eso produce ansiedad, porque son cosas que no podemos controlar.

Lo sano es aprender del pasado, verlo de una manera diferente, para poder vivir en el presente, para tener herramientas y recursos de lo que ya aprendí, de lo que ya viví, pues no lo podemos olvidar es imposible, es una situación orgánica, ya que tenemos memoria a corto, mediano y largo plazo y esto es inevitable.

Pero cuando hablamos de la memoria selectiva, se trata justamente de la capacidad que tiene nuestra psiqué para olvidar aquellos eventos que traen una carga emocional muy fuerte y que nuestro umbral emocional del dolor no está preparado para volver a vivir, porque causaron una emoción muy grande; en estos casos nuestra memoria empieza a seleccionar justamente aquellas cosas y las manda al inconsciente, al “olvido”.