Hola, amigos lectores, gracias por permitirme entrar a sus hogares nuevamente a través de esta su columna, “Turisteando con El Barón Rojo”.
En esta ocasión les hablaré sobre un tema que tal vez para los poblanos sea muy común, pero para nuestros visitantes es digna de admiración: la ornamentación estilo alfeñique con que cuentan algunas casonas ubicadas en los alrededores de nuestro hermoso zócalo citadino.
Empezaremos por definir el significado de la palabra “alfeñique” que según el diccionario de nuestra lengua castellana dice lo siguiente: “pasta de azúcar, estirada en barras delgadas y retorcidas, cocida en aceite de almendras”.
La ciudad de Puebla cuenta con una casa muy representativa de este tipo de arquitectura (actualmente convertida en museo) que se encuentra en la calle 4 Oriente esquina con 6 Norte, la cual se distingue inmediatamente por su fachada que presenta excesivo adorno de figuras elaboradas con estuco blanco, que es lo que le da el nombre de “Casa de Alfeñique”.
Tiene balconearías en exceso, con la característica de que cada balcón cuenta con una marquesina individual, ornamentaciones barrocas en todo el marco y estas, a su vez, armonizadas con toda la fachada, recubierta de petatillo y azulejos de talavera, terminando con una figura decorativa en la parte superior de la fachada, llamada copete la cual, al encontrarse en esquina, cuenta con un remate ornamental también del mismo estilo barroco.
En su interior, la misma disposición de una casa colonial: su patio central, sus arcadas, que sirven de base para los pasillos superiores y su clásica escalera, que se ubica en forma estratégica para ser el principal foco de atención del patio, todos estos también adornados con el mismo estilo de la fachada.
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Pero pasemos ahora al tema de referencia, las otras casas de alfeñique. Como este tipo de decoración impuso una moda, los vecinos de dicha construcción no se querían quedar atrás, así que también lo adoptarían en sus fachadas. Actualmente podemos observar parte de este estilo en muchas casas del Centro Histórico de la ciudad.
DÓNDE SE ENCUENTRAN
Por ejemplo, está la casa vecina a la de Alfeñique, sobre la 4 Oriente, que durante muchos años fuese la escuela “Amado Nervo”; actualmente este inmueble es propiedad de la BUAP, junto están las oficinas de la Secretaría de Salud del Estado, la cual muestra también una fachada rica en decoración barroca, comenzando por su amplio balcón con marquesina a todo lo largo, y su enorme copete en la parte superior, también al más puro estilo del alfeñique.
Otro inmueble es una casona en la esquina de la 2 Oriente y la 6 Norte, actualmente abandonada, la cual muestra en su esquina su balcón barroco y en su fachada sobre la 2 Oriente, un balcón al más puro estilo alfeñiquesco, un balcón con marquesina individual y junto un ventanal con su decoración independiente, toda completada por su fachada de ladrillo de petatillo y azulejos. Actualmente esta casa ya muestra el paso del tiempo y del abandono.
Otra construcción que luce esta decoración es la de la esquina de la calle 5 de Mayo y la 4 Poniente, frente al atrio de la iglesia de Santo Domingo, que también muestra abundancia de balconearías decoradas; asimismo la casa de la esquina de la 2 Norte y la 2 Oriente, que durante muchos años albergó a una famosa academia de mecanografía, hoy en día ya convertida en hotel.
Existe una más en la 2 norte y la 8 oriente, frente a la iglesia de Santa Teresa y muchas otras que muestran la decoración de moda, de la época de la construcción de la famosa Casa de Alfeñique de Puebla, y las cuales no por ello, no dejan de ser dignas de ser admiradas.
La Casa de Alfeñique no solo impuso un estilo de decoración, sino que también marcó tendencia en la moda en las construcciones de la época que perduró hasta mediados del siglo XX, como su casa vecina, el edificio “Coatepec” sobre la 6 Norte, el cual fue construido en 1948 y que en su fachada muestra detalles de lo que fue ese sello distintivo de la bella época virreinal de la ciudad.
Queridos amigos que nos visitan, esta ciudad no solo les muestra un pedazo de historia en la arquitectura virreinal mexicana, sino también en el diseño y la decoración de sus fachadas, una moda en el estilo de vida de los poblanos, que junto con su gastronomía y su dulcería típica harán de su visita una fascinante experiencia.
Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez, el Barón Rojo. Nos leemos el próximo sábado.
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