En la junta auxiliar de El Huejotal, en Huaquechula, pobladores erigen altares a los fieles difuntos que partieron recientemente. Las ofrendas se distinguen por ser más pequeñas, en comparación con las monumentales, que se realizan en la demarcación. Esta tradición es conocida como “la otra cara de Huaquechula”, debido a la originalidad de las obras y la inspiración que cada una de ellas representa.
“Quererte ha sido fácil, olvidarte es imposible”, es el mensaje bordado en un amplio corte de satin blanco con varias tonalidades rosadas. Estos eran los colores favoritos de la señora Rufina Rodríguez Gutiérrez, quien murió en junio pasado por enfermedad.
Una de las encargadas de erigir la ofrenda de la mujer es su nieta, Tania Morales Hernández. En entrevista, Tania asegura que los altares en Huaquechula siempre fueron hechos por los familiares en vida, siguiendo la voluntad y deseo de los seres queridos que ya partieron.
No obstante, señala que, en los últimos años, la popularización de esta tradición en el municipio ha obligado a muchos de sus habitantes a contratar artistas especializados en la elaboración de estas piezas, modificando así la dinámica social que dictaba la cultura popular en el pasado.
Ella comparte que la elaboración duró alrededor de un mes, y explica que el costo total fue de aproximadamente 20 mil pesos.
Y es que mientras en la cabecera municipal de Huaquechula acuden cientos de turistas de Puebla, México y el mundo a conocer los altares monumentales, en El Huejotal acuden sólo familiares y amigos a los diversos altares que se colocaron este año. A todos ellos los reúne el cariño por la persona fallecida y el deseo de compartir alimentos y bebidas en su honor.
Los pobladores de esta junta auxiliar aseguran que las ofrendas que aquí se realizan son más privadas, artesanales y apegadas a la tradición original de Huaquechula.
Aquí también son recibidos los visitantes y turistas, con comida y bebida, no obstante, en contraste a los costos exorbitantes de las ofrendas en la cabecera municipal, que muchas llegan a los 50 mil pesos por al altar, en El Huejotal se honra de forma austera a los fieles difuntos.
Además de la señora Rufina, este año se recuerda a Luis Hernández, quien murió a sus 94 años de edad por causas naturales.
Sus dos hijos fueron los encargados de armar, junto con sus respectivas familias, el altar que esperan sea visitado estas noches. En él se exponen varios alimentos, como frutas, pan dulce, refresco y guisados.
Javier Hernández, hijo de Luis, comparte que su padre era una persona muy alegre y social. Además, como era campesino, siempre cargaba consigo un morral cargado de herramientas. Es por ello que incluyó todos esos elementos en el altar que erigió en su casa.
Desde su perspectiva, es importante que los familiares que deseen recordar a sus seres queridos realicen las ofrendas conforme a sus posibilidades, ya que lo más importante es preservar la tradición, por encima de cualquier otra cosa.
Añade que las ofrendas que realizan los pobladores de El Huejotal se distinguen porque, pese a ser más pequeñas y austeras, se realizan gracias a la solidaridad y unión de los consanguíneos.
Junto al homenaje del señor Luis está, en una estructura más pequeña, pero no menos llamativa, el altar de Elisa Gámez Domínguez, quien falleció en julio pasado, luego de que sufrió una caída que afectó sus articulaciones. Este año fue recordada con sus platillos favoritos, como el mole y arroz.
Este 2023 se colocaron seis ofrendas en dicha junta auxiliar, pues aunque hubo más personas que fallecieron, no todos realizaron el ritual.
En esta tradición también se honra a las personas más jóvenes que perdieron la vida recientemente, tal fue el caso de Yair Iván Hernández López, que murió en mayo pasado a consecuencia de una enfermedad.
Familiares y amigos del joven que partió a los 25 años de edad se reúnen el 1 de noviembre para recibirlo con comida y bebida.
En su altar fue enmarcado el siguiente mensaje: “Tus alas ya estaban listas para volar, pero nuestros corazones nunca estuvieron listos para verte partir. Siempre te llevaremos en nuestros corazones”.
Para María del Rocío López Tejeda, tía de Yair, es doloroso asumir que su sobrino no se encuentra más con vida. Sin embargo, su amor y cariño la acompañan a guiar al joven en su regreso a casa; lo hace con ayuda del cempasúchil y el copal, pues asegura que es “su trabajo guiarlo a casa”.
Ella relata que, aunque el costo y el tamaño de las ofrendas es inferior, en comparación con las que se colocan en la cabecera municipal, estos elementos representan la bondad y el ánimo de la gente por recibir a sus seres queridos y convivir con ellos una vez más, pues siempre serán extrañados.
Aunado a lo anterior, la mujer se alista para dar la bienvenida al joven a la medianoche.
Para finalizar, es importante destacar que, aunque en las ofrendas alternas de Huaquechula se prioriza un ambiente de celebración en torno a la memoria y vida de la persona que falleció, quienes asisten lo hacen para honrar el vínculo que tenían con las personas que ya no están.