Hablar de la violencia que sufren las mujeres es un tema complejo, ya que hay muchas historias que contar y varios tipos, como la violencia física, la sexual, la psicológica y en últimos años se ha evidenciado otra, la que tiene que ver con los hombres que no pagan la pensión de alimentos, considerada como violencia económica o patrimonial.
Las mujeres que son víctimas de esta violencia se enfrentan a la revictimización de la sociedad y de las autoridades, pues les exigen que cuiden a sus hijos las 24 horas del día y que les den una buena calidad de vida, pero al denunciar a sus exparejas por una pensión les reprochan: “¿por qué no buscas un trabajo en vez de sólo estirar la mano?”
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Los hombres, con tal de no pagar sus obligaciones, dejan sus trabajos o amenazan a las madres con quitarles la custodia de los menores de edad, es por ello que las víctimas consideran que este es el primer paso para llegar a la violencia vicaria, que es aquella en la que los hombres ocupan a los hijos como instrumento para hacerles daño.
La violencia económica o patrimonial no sólo perjudica sus bolsillos, sino que también la salud. Casi todas las mujeres que han denunciado a un deudor alimentario sufren estrés, ansiedad y depresión. Las mismas autoridades abonan a esta violencia, ya que hay casos en los que les piden “evitar problemas” y no continuar con la demanda por alimentos.
Desde el 2015 y hasta septiembre de este año en Puebla se abrieron mil 228 carpetas de investigación por el delito de incumplimiento de obligaciones de asistencia familiar, que se registra cuando un padre no cumple con el pago de la pensión, a pesar de que es su deber jurídico y previamente se le estableció una cantidad por resolución judicial.
Este 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, El Sol de Puebla presenta la historia de mujeres víctimas de este tipo de violencia, entrevistas con especialistas que reafirman el daño emocional que se les provoca y el punto de vista de un abogado que confirma que los hombres dejan de trabajar con tal de no dar el recurso que les corresponde. El objetivo es evidenciar la situación para que las autoridades se sensibilicen ante la violencia que se ejerce sobre las mujeres.
Por pedir pensión, ahora su expareja quiere quitarle a su hijo
Alejandra es una mujer víctima de violencia familiar que denunció este delito cuando estaba embarazada; su expareja la golpeó durante la gestación y por estas agresiones le emitieron medidas cautelares. Este hombre no quería ser padre y no quiso ver al bebé cuando nació, por lo que la víctima pidió apoyo de un abogado para solicitarle pensión alimenticia.
La ex pareja se enojó cuando le pidió la pensión y contrató a varios abogados para que lo asesoraran. Su solución para no pagar fue pelear la custodia total del niño. “Me dijo que prefería quitarme a mi hijo que darme dinero y que yo me lo gastara, cuando no es así, yo sólo quería que cumpliera con sus obligaciones”, comenta.
Hace unas semanas, el juez de lo familiar, Raúl López Hernández, le avaló visitas sin supervisión al padre, todo esto sin contemplar su pasado violento y sin tomar en cuenta que sólo tiene tres meses de edad. Actualmente Alejandra pide a las autoridades que revisen el caso, pues teme que este hombre ejerza violencia vicaria en el futuro.
Ella no quiere que el menor deje de ver a su padre, sólo que pague su pensión y que las convivencias sean supervisadas para evitar una sustracción. Hay que mencionar que este hombre ya dejó su trabajo para evitar el pago, y pese a que este hecho lo mencionó ante el juez, fue ignorado.
“Es un menor que está lactando, tiene tres meses, necesita cuidados de su madre y por eso no puede llevárselo sin supervisión. Sólo pedimos que lo vea en el Centro de Convivencia Familiar (Cecofam) del Poder Judicial o en un DIF, pero el juez me respondió que no, que estoy afectando los derechos del padre”, expone.
La madre del bebé añade que su ex pareja no tiene casa fija en Puebla, pues es originario de Tehuacán, por lo que no tiene un espacio propio para darle atención a su hijo, pero nuevamente el juez descartó esta información y agregó que si en algún momento su ex pareja se roba al niño, que lo denuncie.
Su expareja la dejó sin trabajo y ahora quiere que ella se haga responsable de todos los gastos
Mitzi se casó pensando que su vida iba a ser color de rosa. Con su pareja impulsó un negocio de repostería y les iba muy bien económicamente, pero todo cambió cuando nació su hijo, ya que su ex esposo prefirió la fiesta y el alcohol que estar con su bebé recién nacido. Los problemas incrementaron y al poco tiempo se divorciaron.
Sin acudir con las autoridades, determinaron que semanalmente este hombre le daría 500 pesos para los gastos de su hijo. Al principio él estuvo de acuerdo, pero como pasó el tiempo dicha cantidad se le hizo excesiva. Sin embargo, se compró un coche nuevo y se cambió de domicilio.
Esta situación hizo que ambos recurrieran a la asesoría de abogados para que el proceso fuera más fácil y que el niño saliera beneficiado, pero fue todo lo contrario. Los representantes del ex esposo propusieron mil pesos mensuales, así como visitas ilimitadas y cuando ella les dijo que era una cantidad muy baja, su respuesta fue que le quitarían al niño.
Los padres de su ex pareja se sumaron al pleito y también demandaron a Mitzi para que los dejara ver al menor, pero no sólo eso, sino que empezaron a intimidarla y espiarla para tener “pruebas” de que no era una buena madre. Le quitaron la parte del negocio que le correspondía para que no tuviera dinero y así fuera más fácil demostrar que no podía darle una buena vida a su hijo.
“Yo lo demandé por pensión de alimentos sin saber todo lo que ocurriría y la verdad es que hasta ahorita no han emitido sentencia porque el señor argumenta que está enfermo, que no puede trabajar, que sus medicinas cuestan más de 20 mil pesos y las autoridades le creen. Ahora sólo quiere dar 100 pesos cada vez que vea a mi hijo y si no lo ve yo me tengo que hacer cargo de todo”, lamenta.
La ex pareja de Mitzi es abogado y argumenta que no encuentra empleo para dar pensión, pero ella sabe que es representante legal de sus padres y por cada caso que toman en su firma, él tiene ganancias. Hoy sólo pide a las autoridades “que dejen de solaparlo” y que lo obliguen a pagar lo que le corresponde y en caso de que insista en quitarle a su hijo, que juzguen el caso con perspectiva de género.
Él le rogó para tener una hija y cuando la tuvieron, no quiso hacerse cargo
Carolina ya tenía un hijo cuando conoció a su ex pareja. Este hombre le rogó mucho porque le diera una oportunidad, incluso le dijo que no le importaba que ya tuviera familia. Después de mucha insistencia, ella accedió, se fueron a vivir juntos y luego le pidió que tuvieran una hija. Como ella lo amaba, se embarazó, pero justo cuando la prueba dio positivo, este hombre cambió por completo.
En ese entonces vivían en Sinaloa y él le dijo que se regresara a Puebla y que la alcanzaría pronto, pero eso no ocurrió. Todo el proceso de embarazo estuvo sola, consiguió empleo para poder comprar las vitaminas que le recetaron, para pagar su renta y este hombre y todos sus familiares la bloquearon para que no se pudiera comunicarse con ellos.
A los 15 días que nació su hija, su ex pareja decidió buscarla, sólo para decirle que fueran a registrar a la niña con su apellido, pero de nueva cuenta desapareció y a los seis meses volvió a buscarla, le dijo que tomaran terapia de pareja y la felicidad duró poco. Cuando cumplió nueve meses las corrió de su casa. Desde ahí decidió ponerle un fin a la relación.
Carolina comenzó a trabajar como conductora de Uber, limpiando casas y vendiendo cosas, pero llegó un momento en donde se empezó a enfermar física y mentalmente por la carga emocional que tenía y decidió iniciar una demanda por pensión alimenticia. Como suele pasar en estos casos, el hombre enfureció y aunque el juez falló a favor de la demandante y avaló la pensión, lleva dos años sin dar un solo peso.
Los estragos psicológicos no sólo han afectado a Carolina, sino también a su hija, pues constantemente se pregunta si su padre la ama y, en suma, cuando llega a hablar con su padre por mensajes, le habla mal de la madre, lo que le ha ocasionado muchos problemas emocionales en la menor.
Esta madre cree que las autoridades solapan a los deudores alimenticios, pues, aunque no ha pagado e incumple con la ley, este hombre no ha recibido ninguna sanción, no le han retenido sus cuentas bancarias y lleva una vida normal. “No hay justicia, ni para los niños ni para nosotras”, critica.
Hombres dejan su trabajo para no dar pensión, empresas y autoridades son cómplices
Arturo Manuel López Ramírez, abogado especialista en temas familiares, de género e impulsor de la Ley Vicaria en Puebla, confirma que es una práctica recurrente que los hombres dejen su trabajo para no dar pensión alimenticia o piden a sus empresas que, en vez de tenerlos en la nómina, les paguen de manera externa, como si fueran socios o subcontratados. Esto es un método poco honesto y vuelve a las empresas cómplices de los deudores, expone.
“En ocasiones piden a sus empresas que los despidan de una manera simulada y que les paguen por vía externa, incluso hay casos en donde nos enteramos que el deudor prefiere que lo den de baja del Seguro Social con tal de no dar la pensión y esto es un delito. En estos hombres existe el dolo y un discurso machista muy grave, dicen: ‘yo no le voy a dar dinero a esa mujer para que se vaya a poner uñas, pero no se dan cuenta que a los únicos que les hacen daño es a sus hijos’”, advierte.
López Ramírez ha registrado casos en donde los hombres sólo quieren dar 200 pesos a la semana, pero al mismo tiempo quieren que sus hijos vistan bien, vayan a escuelas privadas, que sus madres les den tiempo de diversión y que les den de comer productos que sólo venden en establecimientos caros.
“Hay casos en donde la madre tiene un trabajo informal y el padre está asegurado, pero con tal de no pagar renuncia y ahora la madre ya no tiene dinero para pagar el médico. Él pudo darlo de alta y por esa baja ese niño o niña dejó de recibir seguridad médica. El abandono de persona es muy grave y dejan a las madres con mucha incertidumbre”, reprueba.
Reconoce que entre los abogados persiste el pacto patriarcal y que son ellos mismos quienes sugieren a los hombres dejar su trabajo para no pagar o en el peor de los casos les aconsejan pedir la custodia total para que la madre se retracte de la denuncia.
Asimismo, confirma que muchos casos que llegan como denuncias por pensión alimenticia terminan siendo casos de sustracción de menores.
“¿Cuál es la forma de dar la pensión?, la pueden dar con dinero, en especie o llevando a su núcleo familiar a su acreedor, que son sus hijos. Les dicen a las mujeres que los quieren llevar de paseo y ellas acceden para que convivan y que este tiempo los haga reflexionar, pero lo que pasa es que luego les llaman y les dicen: ‘ya no te lo voy a regresar y ya presenté la denuncia en el Ministerio Público y pedí la guarda y custodia provisional’”, comenta.
Para el abogado, las autoridades también se han convertido en cómplices de los deudores, pues en el 90 por ciento de los casos le dan la razón al hombre y revictimizan a las mujeres con frases como “pues usted tiene la culpa por no fijarse con quién se casaba”, “ya ni debería de pelear porque así somos los hombres”, “debería de dárselo al padre porque a él sí le alcanza para pagar”.
Para concluir, señala que a los niños se les utiliza como instrumentos de venganza machista y que, si los hombres no entienden el daño que le están causando al menor y las autoridades no se sensibilizan en estos temas, la problemática de violencia que se avecina en el futuro será peor, pues estas generaciones seguirán con el ciclo violento que vivieron en su infancia.
Estrés, ansiedad y depresión, trastornos por la exposición a la violencia
Por su parte, la psicóloga social, Erika Suleim Espinosa Morales, explica que la exposición a la violencia puede aumentar el estrés, la ansiedad, la depresión y otros trastornos de salud mental, por lo que hace un llamado a todas las víctimas para que busquen ayuda profesional, ya que la carga emocional que llevan puede ser muy desgastante.
El daño que causa la violencia va mucho más allá, pues las víctimas no se dan cuenta que poco a poco se van desgastando al no comer bien, al enojarse constantemente y hasta el llorar todos los días, y derivado de estas problemáticas también registran trastornos gastrointestinales o hasta dolores en la espalda.
“Las mujeres que viven violencia económica tienen diversas consecuencias psicológicas a causa de la violencia, en ocasiones tienen dificultad en la toma de decisiones, tristeza recurrente, temor, somatización, problemas para socializar, estrés, ansiedad, trastornos del sueño, trastornos alimenticios, entre otros, además de que se ven revictimizadas y señaladas por los juicios sociales, se les responsabiliza por completo de la crianza de las hijas e hijos”, detalla.
Como especialista ha identificado que la mayoría de las mujeres que se enfrentan a este tipo de violencia al principio buscaron las formas de solventar económicamente los gastos de sus hijas e hijos y proveer sus necesidades básicas, pero con el tiempo se dieron cuenta de las desigualdades y la falta de oportunidades que tienen al cuidar por completo de sus hijos.
“Los mismos agresores suelen ser los primeros en señalar y descalificar su forma de maternar, a pesar de no cumplir con sus responsabilidades económicas y emocionales con sus hijas e hijos. Siguen violentándolas por medio de la culpa y la manipulación”, acusa.
Claudia Alonso González, responsable en temas de género en la Universidad Iberoamericana campus Puebla, destaca que no pagar la pensión de alimentos es otra forma de ejercer violencia contra las mujeres y es un claro ejemplo del machismo que aún persiste en la sociedad, pues agrega que estos hombres no dan dinero para no perder su poder.
Otro punto por el cual cree que esta violencia es la máxima expresión del machismo es porque cuando una pareja se separa, automáticamente a la mujer se le encarga la crianza, y el hombre, así como la sociedad, esperan que ella acceda sin cuestionamientos.
En nueve de cada 10 casos los hombres son los deudores, pero si la mujer decide dar la custodia, ella es juzgada por ser “mala madre”, cuando en el caso de los hombres no sucede así.
Las mujeres se ven en la necesidad de cubrir los gastos que conlleva ser madre debido a que los hombres no pagan su pensión, pero, además, deben dejar sus pasatiempos, su círculo de amistades y su tiempo personal en general para atender la tarea de la crianza, que por cierto no es remunerada.
La académica exhorta a los legisladores a perfeccionar la Ley Sabina (de vigencia federal y replicada en Puebla apenas este mes), ya que el ingresar a los deudores a un registro nacional para que pierdan ciertos derechos es un avance, pero no soluciona toda la problemática.
Desde su óptica, se debe de capacitar a las autoridades que brindan justicia, brindarles apoyo psicológico a todos los involucrados, puntualmente al deudor, ya que quiere mantener una posición de control y sometimiento psicológico, tanto a su pareja como a sus hijos, lo que los pone en un estado de vulnerabilidad.