/ martes 7 de mayo de 2024

Cúpula | Puebla: elecciones en paz, con dos excepciones

Aunque los hechos violentos destacan en el ambiente por la repercusión mediática que tienen, lo cierto es que la jornada electoral en el estado de Puebla se encuentra en una atmósfera de tranquilidad.

Como en toda contienda de esta naturaleza en algunos puntos hay anomalías. En concreto nos referimos a la ejecución en Acatzingo, el homicidio del candidato de Morena Jaime González Pérez y el reciente hecho en torno al domicilio del abanderado del PAN Eduardo Rivera Pérez. Este suceso quedó como la sombra de un crimen que hubiera tenido consecuencias devastadoras, que afortunadamente no ocurrieron.

Dos hechos violentos en 217 municipios.

En el resto de las ciudades y comunidades los procesos electorales transcurren con incidentes normales; los señalamientos y las diatribas propias de un enfrentamiento político.

En toda jornada se desbordan las pasiones y si algo caracteriza al mexicano es el fanatismo. La mentalidad nacional es adepta a tomar con furor las creencias religiosas, la camiseta de fútbol y el partido político.

Y así como en los estadios la pasión se desborda, en las calles donde se desarrollan mítines la agitación es la constante.

En estas temporadas electorales algunas familias incluso tienen diferencias; los vecinos dejan de hablarse; los grupos de Whats App se saturan con publicaciones a favor o en contra de los candidatos y hasta en las escuelas los niños llevan el apasionamiento que escuchan en sus hogares. Todavía no votan, pero ya se exaltan.

Estamos ante una elección presidencial donde las candidatas Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum se han encargado de encender los ánimos y Puebla no es la excepción. Conforme se acerquen los cierres de campaña la presión irá aumentando, pero no existen indicios de focos rojos en el estado.

El factor determinante es la postura de quienes conducen la entidad. En Puebla el gobernador Sergio Salomón ha sido respetuoso del proceder de partidos y candidatos; jamás ha polarizado las posturas sociales y siempre exhorta a la responsabilidad individual e institucional.

El Secretario de Gobernación Javier Aquino Limón conduce su dependencia con los mismos lineamientos y tiene el pulso de lo que ocurre en los 217 municipios.

Hasta el momento solo se han registrado dos incidentes en toda la entidad. Puebla no es Morelos, Guerrero, ni Zacatecas del clan Monreal donde 200 candidatos renunciaron en forma masiva por las amenazas del crimen organizado. Por supuesto todas esas posiciones fueron ocupadas por agentes que obedecen las pautas que se dictan desde las catacumbas. Un auténtico narco-estado.

Si bien es cierto que en Puebla se han registrado episodios lamentables estos no son la constante, más bien se trata de excepciones.

Desde Xicotepec de Juárez hasta Chiautla de Tapia los candidatos pueden recorrer sus municipios y distritos solos, sin escoltas, ni cuerpos de seguridad. No salen temiendo un atentado de sus adversarios políticos o grupos criminales que quieran imponer su poder. Esto no ocurre en la entidad poblana.

El gobernador Sergio Salomón entregará un estado con tranquilidad y paz social y su sucesor deberá velar porque se mantenga ese ambiente de armonía.

Puebla está muy lejos de la tortuosa realidad que padecen los habitantes de Tabasco o Chiapas que en pocos años pasaron de paraísos a infiernos.

La entidad por supuesto tiene problemas de seguridad por la delincuencia local, pero este clima no detiene la marcha del estado.

X @CupulaPuebla

cupula99@yahoo.com


Aunque los hechos violentos destacan en el ambiente por la repercusión mediática que tienen, lo cierto es que la jornada electoral en el estado de Puebla se encuentra en una atmósfera de tranquilidad.

Como en toda contienda de esta naturaleza en algunos puntos hay anomalías. En concreto nos referimos a la ejecución en Acatzingo, el homicidio del candidato de Morena Jaime González Pérez y el reciente hecho en torno al domicilio del abanderado del PAN Eduardo Rivera Pérez. Este suceso quedó como la sombra de un crimen que hubiera tenido consecuencias devastadoras, que afortunadamente no ocurrieron.

Dos hechos violentos en 217 municipios.

En el resto de las ciudades y comunidades los procesos electorales transcurren con incidentes normales; los señalamientos y las diatribas propias de un enfrentamiento político.

En toda jornada se desbordan las pasiones y si algo caracteriza al mexicano es el fanatismo. La mentalidad nacional es adepta a tomar con furor las creencias religiosas, la camiseta de fútbol y el partido político.

Y así como en los estadios la pasión se desborda, en las calles donde se desarrollan mítines la agitación es la constante.

En estas temporadas electorales algunas familias incluso tienen diferencias; los vecinos dejan de hablarse; los grupos de Whats App se saturan con publicaciones a favor o en contra de los candidatos y hasta en las escuelas los niños llevan el apasionamiento que escuchan en sus hogares. Todavía no votan, pero ya se exaltan.

Estamos ante una elección presidencial donde las candidatas Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum se han encargado de encender los ánimos y Puebla no es la excepción. Conforme se acerquen los cierres de campaña la presión irá aumentando, pero no existen indicios de focos rojos en el estado.

El factor determinante es la postura de quienes conducen la entidad. En Puebla el gobernador Sergio Salomón ha sido respetuoso del proceder de partidos y candidatos; jamás ha polarizado las posturas sociales y siempre exhorta a la responsabilidad individual e institucional.

El Secretario de Gobernación Javier Aquino Limón conduce su dependencia con los mismos lineamientos y tiene el pulso de lo que ocurre en los 217 municipios.

Hasta el momento solo se han registrado dos incidentes en toda la entidad. Puebla no es Morelos, Guerrero, ni Zacatecas del clan Monreal donde 200 candidatos renunciaron en forma masiva por las amenazas del crimen organizado. Por supuesto todas esas posiciones fueron ocupadas por agentes que obedecen las pautas que se dictan desde las catacumbas. Un auténtico narco-estado.

Si bien es cierto que en Puebla se han registrado episodios lamentables estos no son la constante, más bien se trata de excepciones.

Desde Xicotepec de Juárez hasta Chiautla de Tapia los candidatos pueden recorrer sus municipios y distritos solos, sin escoltas, ni cuerpos de seguridad. No salen temiendo un atentado de sus adversarios políticos o grupos criminales que quieran imponer su poder. Esto no ocurre en la entidad poblana.

El gobernador Sergio Salomón entregará un estado con tranquilidad y paz social y su sucesor deberá velar porque se mantenga ese ambiente de armonía.

Puebla está muy lejos de la tortuosa realidad que padecen los habitantes de Tabasco o Chiapas que en pocos años pasaron de paraísos a infiernos.

La entidad por supuesto tiene problemas de seguridad por la delincuencia local, pero este clima no detiene la marcha del estado.

X @CupulaPuebla

cupula99@yahoo.com