La inclusión de dos personajes hasta hace poco antagónicos en la planilla de candidatos a regidores del morenista José Chedraui Budib, en el municipio de Puebla, generó un cruce de declaraciones durante el fin de semana que agrega un episodio más de confrontación preelectoral al interior de los partidos alineados con la 4T.
Gabriel Biestro Medinilla, uno de esos dos personajes, cuestionó la aparición de Andrés García Viveros, el segundo de ellos, en la lista de aspirantes, al recordar las denuncias que fueron presentadas en su contra como funcionario del gobierno de Claudia Rivera Vivanco.
Aquella vez, en 2020, Biestro era líder del Congreso y uno de los soldados más leales del extinto Miguel Barbosa Huerta, mientras que García era coordinador ejecutivo de la presidencia municipal con Claudia Rivera en el ayuntamiento de Puebla.
Como operadores y voceros de bandos políticos enfrentados a muerte –dicho en sentido figurado, por supuesto–, Biestro y García se dieron hasta con la cubeta –también en sentido figurado– en esa vergonzosa época.
El candidato a regidor y coordinador de campaña de Chedraui Budib en la ciudad de Puebla incendió la aldea este fin de semana largo, cuando trascendió la declaración que hizo acerca de la incorporación de García Viveros a la planilla.
Lo que quedó como duda, sobre todo entre los simpatizantes de Morena y sus partidos aliados en la capital, fue saber si esa expresión reprobatoria la hizo a título personal o en calidad de coordinador de campaña del empresario de origen libanés.
¿Habrá sido un mensaje de “Pepe” Chedraui a Claudia Rivera?
Eso solo pueden aclararlo las partes involucradas.
Por lo pronto algo bueno hay que reconocerle a Biestro: fue congruente en sus palabras.
Descalificó a Andrés García por aquella denuncia en el pasado y lo volvió a hacer ahora, sin importar el contexto electoral y las cacareadas acciones de unidad que pregonan –muchas veces sin razón–los líderes de la 4T.
Del bando de García Viveros no se quedaron callados.
Roberto Zataraín Leal, virtual candidato a diputado local de la misma coalición, fue el encargado de responder a Biestro por parte del grupo de Claudia Rivera. Y como usted imagina, no lo hizo en un tono conciliador ni amable.
Así se llevan los morenistas.
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Raro y hasta incómodo se vio este lunes Alejandro Cañedo Priesca en medio de la conferencia de prensa que dieron Nadia Navarro Acevedo y otros liderazgos del partido Pacto Social de Integración (PSI) para presentar solo algunos de los candidatos a puestos de elección popular de este instituto político.
Como candidato a diputado local del distrito 10, llevado por la coalición opositora, pero siglado por el PSI, el exsecretario de Turismo del ayuntamiento de Puebla no tuvo más remedio que aparecer en ese acto público, entre figurones de la política como Inés Saturnino López Ponce y la supuesta hija del “Toñín” que dice que no es su hija y que ni lo conoce, para apoyar en las labores de promoción del partido que, presuntamente, lo cobija.
Ni hablar, muchas veces de eso trata la política partidista, y más en tiempos electorales: de tragar sapos sin hacer gestos.
El ingreso de Cañedo Priesca a la contienda electoral es de esas pocas noticias reconfortantes que ha tenido este proceso, por todos los puntos positivos que el socio de la agencia de viajes HR posee en su historia pública y personal.
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Alejandro Armenta Mier se ha sumado a los deseos del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, quien ha pedido evitar que en la contienda electoral participen personas vinculadas (o apadrinadas) por los capos regionales del crimen organizado.
Eso es lo que parece, después de que el senador y virtual candidato a gobernador anunciara ayer que solicitará a la Fiscalía General del Estado, vía Céspedes, que investigue a los próximos candidatos de todos los partidos, incluidos los suyos (de Morena) y los de la oposición, para detectar perfiles con nexos criminales.
La apuesta es interesante y propositiva, pero muy difícil de llevar a cabo.
Principalmente porque, y así se ha demostrado, los servidores públicos suelen corromperse, en la generalidad, hasta que llegan al poder, no antes.
Y una vez sentados en el trono ya nadie los quita.
