/ lunes 28 de octubre de 2019

En Punto

El informe preliminar de hechos elaborado por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) en torno al desplome del helicóptero que costó la vida a la gobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo y su esposo el senador Rafael Moreno Valle arrojó luz sobre un presunto acto de negligencia por no sacar de circulación el helicóptero Agusta con matrícula XA-BON a pesar de que se tenía referencia sobre una pieza que requería ser cambiada.

En el documento de 35 páginas hecho público la tarde del viernes, se puede inferir que alguien, con una idea de priorizar el negocio de los viajes aéreos optó por postergar la corrección de una falla en la aeronave para después de las fechas decembrinas en las que la agenda estaba saturada.

¿Qué tendrán que decir los dueños de la empresa Servicios Aéreos del Altiplano S.A. de C.V.(SAA), propietarios de la aeronave siniestrada y sobre quienes recae la sospecha de evitar la suspensión de vuelos para no afectar los ingresos?

Aunque causa extrañeza que la SCT no había puntualizado meses atrás nada sobre las fallas en el actuador lineal de roll, el dictamen preliminar asienta que para el 19 de diciembre del 2018, apenas cinco días antes de la trágica muerte de cinco personas, se estaba reclamando la garantía por fallas presentadas en esa pieza.

Y el correo electrónico de la empresa proveedora es contundente.

“Me comenta el cliente (SAA) que si se lo quitan deja la máquina fuera de servicio y ahorita con la agenda algo movida por eso no se puede parar o dejar fuera de servicio estos días, se está viendo también el modo de cómo hacer para que no se quede fuera de servicio”.

A diez meses de distancia del accidente, entonces surge entonces la versión sobre la existencia de fallas en el actuador lineal de roll que, por cierto, se asienta, eran frecuentes.

Según el parte oficial, el 25 de junio de 2018 quedó asentado que a partir de una avería en la pieza referida, el vuelo del helicóptero presentaba cambios repentinos de rumbo pero siguió operando con normalidad.

Para el 4 de julio se acordó remover el actuador para su reparación por lo que temporalmente se le colocó una pieza de otro helicóptero. Para el 30 de agosto fue certificada la reparación y hasta el 10 de septiembre se volvió a colocar la pieza en vehículo aéreo.

El asunto es que mientras tuvo la pieza prestada no hubo problema pero para el 13 de diciembre del año pasado, ya con el actuador lineal reparado, un inspector y un técnico en aviónica, volvieron a referir la existencia de cambios de rumbo repentinos en los trayectos, una desviación de vuelo.

A pesar de ello, el helicóptero continuó operando, aunque la falla debió atenderse a más tardar el 17 de diciembre.

Lo que pasó el 24 de diciembre posterior es historia.

El informe preliminar de hechos elaborado por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) en torno al desplome del helicóptero que costó la vida a la gobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo y su esposo el senador Rafael Moreno Valle arrojó luz sobre un presunto acto de negligencia por no sacar de circulación el helicóptero Agusta con matrícula XA-BON a pesar de que se tenía referencia sobre una pieza que requería ser cambiada.

En el documento de 35 páginas hecho público la tarde del viernes, se puede inferir que alguien, con una idea de priorizar el negocio de los viajes aéreos optó por postergar la corrección de una falla en la aeronave para después de las fechas decembrinas en las que la agenda estaba saturada.

¿Qué tendrán que decir los dueños de la empresa Servicios Aéreos del Altiplano S.A. de C.V.(SAA), propietarios de la aeronave siniestrada y sobre quienes recae la sospecha de evitar la suspensión de vuelos para no afectar los ingresos?

Aunque causa extrañeza que la SCT no había puntualizado meses atrás nada sobre las fallas en el actuador lineal de roll, el dictamen preliminar asienta que para el 19 de diciembre del 2018, apenas cinco días antes de la trágica muerte de cinco personas, se estaba reclamando la garantía por fallas presentadas en esa pieza.

Y el correo electrónico de la empresa proveedora es contundente.

“Me comenta el cliente (SAA) que si se lo quitan deja la máquina fuera de servicio y ahorita con la agenda algo movida por eso no se puede parar o dejar fuera de servicio estos días, se está viendo también el modo de cómo hacer para que no se quede fuera de servicio”.

A diez meses de distancia del accidente, entonces surge entonces la versión sobre la existencia de fallas en el actuador lineal de roll que, por cierto, se asienta, eran frecuentes.

Según el parte oficial, el 25 de junio de 2018 quedó asentado que a partir de una avería en la pieza referida, el vuelo del helicóptero presentaba cambios repentinos de rumbo pero siguió operando con normalidad.

Para el 4 de julio se acordó remover el actuador para su reparación por lo que temporalmente se le colocó una pieza de otro helicóptero. Para el 30 de agosto fue certificada la reparación y hasta el 10 de septiembre se volvió a colocar la pieza en vehículo aéreo.

El asunto es que mientras tuvo la pieza prestada no hubo problema pero para el 13 de diciembre del año pasado, ya con el actuador lineal reparado, un inspector y un técnico en aviónica, volvieron a referir la existencia de cambios de rumbo repentinos en los trayectos, una desviación de vuelo.

A pesar de ello, el helicóptero continuó operando, aunque la falla debió atenderse a más tardar el 17 de diciembre.

Lo que pasó el 24 de diciembre posterior es historia.

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