Arrancaron las campañas políticas y en la ciudad ya se vive ese ambiente de “fiesta” electoral.
En los semáforos de las vialidades importantes y más transitadas de la Angelópolis ya se observan grupos de jóvenes y otros no tanto portando propaganda, por lo pronto, de los poblanos que aspiran a llegar a la Cámara de Diputados y esa quizá esa sea la única buena noticia ante todo el caos y contaminación visual que generan: el empleo que ofrecen a decenas y hasta cientos de personas, que aunque es temporal, cae muy bien en estos tiempos de crisis.
Estas personas tendrán un ingreso económico asegurado por los próximos dos meses (el periodo para que los candidatos puedan promocionarse y convencer al electorado inició el pasado domingo 4 de abril y concluye el próximo miércoles 2 de junio), algo que suena alentador si perdieron su empleo por la pandemia que lleva instalada en el estado más de un año, donde nada más el sector de comercios y servicios ha reportado un total de 11 mil 350 bajas laborales, hasta el momento.
El único reto es que estos trabajadores de las campañas sepan cuidarse ante las inclemencias que los aquejan porque en esta ocasión al sol intenso, el polvo, la circulación entre autos y motos, así como a la inseguridad de la calle, se le suma un virus invisible que es mortal y que ha vencido a más de 11 mil poblanos.
Suerte para todos ellos, los trabajadores electorales.
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Inés Saturnino López Ponce está de regreso.
El expresidente municipal de Tecamachalco se ha sumado a eso larga lista de exediles que han vuelto en esta contienda electoral para volver a gobernar, por segunda, tercera o cuarta vez las demarcaciones que administraron en el pasado reciente.
Uno de ellos es López Ponce, quien de la mano del morenovallismo encabezó el ayuntamiento de Tecamachalco y ahora retorna por la vía del partido Pacto Social de Integración, sí, ese mismo de manufactura incierta que en su momento se le atribuyó tanto al exgobernador panista como al priista Javier López Zavala.
Lo curioso es que el PAN le cerró la puerta a este personaje hace un par de semanas, justo en el contexto del escándalo nacional que envolvió a Félix Salgado Macedonio como candidato de Morena a la gubernatura de Guerrero.
En el blanquiazul dijeron que no pondrían a un comprobado misógino como abanderado a presidente municipal y lo bajaron, aun cuando ya estaban muy avanzadas las negociaciones para su postulación.
¿Por qué entonces el PSI sí le abre la puerta y lo coloca como abanderado propio por Tecamachalco?
Porque ni a ese partido ni a su dirigente, Carlos Navarro Corro, les interesa el bienestar de los electores, sino el suyo.
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Por fin, los diputados que son mayoría y toman las decisiones relevantes en el Congreso del Estado, los de la coalición Juntos Haremos Historia, dieron inicio con la serie de reuniones del parlamento abierto que servirá para definir si se despenaliza o no el aborto en la entidad poblana.
Ya no está Gabriel Biestro Medinilla, a quien mujeres activistas le habían venido exigiendo que introdujera el tema en la agenda der discusiones de la legislatura, pero le tocó el turno a otra diputada de Morena, incluso del mismo grupo, Nora Merino Escamilla, encabezar un esfuerzo que podría derivar en la reforma legal que desean las defensoras de la “libertad de decidir”, como ellas mismas sostienen.
Las discusiones terminarán el 20 de abril, por lo que hay tiempo para que los legisladores tomen una decisión antes del 6 de junio.
La duda acerca del proceder de los diputados de Morena, sin embargo, ha surgido, después de saber que Biestro no resultó seleccionado candidato de su partido a la presidencia municipal de Puebla.
¿Cambiará el descalabro político de Biestro la resolución del parlamento abierto, ahora que ya no hay interés de congraciar a los legisladores de Morena con las feministas? Tal vez.
