El sistema de parquímetros en la ciudad de Puebla arrancó el viernes pasado con opiniones encontradas entre los usuarios, pero la mayoría de los conductores de vehículos consultados por este diario ese mismo día mostraban su desorientación por un programa del que conocían poco o nada todavía.
Esa fue la constante el viernes y posteriormente el fin de semana.
Al margen de las muestras de inconformidad que plantearon algunos habitantes del centro histórico, manipulados o no por regidores emanados de Morena y afines a la expresidente municipal Claudia Rivera Vivanco, lo que encontró El Sol de Puebla fue a usuarios desinformados acerca de las reglas y operación de ese nuevo sistema.
El dato no es grave, porque al mismo tiempo permite saber que será cuestión de días, quizá semanas, para que los propietarios de vehículos automotores resuelvan todas esas dudas que ahora mismo tienen.
Falta familarizarse con los parquímetros para pasar entonces a la siguiente fase, a la de aprobación o rechazo.
Quien parece tener ese punto claro es el presidente municipal Eduardo Rivera Pérez, pues dijo este mismo fin de semana que el funcionamiento de los parquímetros estará a prueba y evaluación permanentemente, de manera que aquello que no sirva será modificado de inmediato, con el fin de que consiga el principal objetivo por el que fueron instalados: la mejora de la movilidad.
Incluso para los inconformes, esa es una buena noticia.
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El PRI poblano tendrá que buscar mucho más que propuestas estridentes, como esa de permitir que cualquier ciudadano mexicano pueda portar armas de fuego para defenderse de los criminales, para incorporarse exitosamente al proceso de negociación de candidaturas a puestos de elección popular que informalmente había emprendido con el PAN.
Alejandro Moreno Cárdenas, presidente nacional tricolor, no ha encontrado cómo salir de la crisis política en la que está a partir de la difusión de grabaciones muy comprometedoras, y sus correligionarios de Puebla tampoco han podido ayudarle en ello.
Los priistas locales lo han hecho al revés.
De la mano de Néstor Camarillo Medina, dirigente estatal, hicieron eco de esa polémica propuesta (por decir lo menos) para dotar de armas a los mexicanos como respuesta a la inseguridad que impera en el país.
Por todos lados, fuera del partido, claro, ha habido rechazo a esa “ocurrencia”, y en los partidos políticos, todos, incluidos Morena y el PAN, se ha entendido que deriva de la necesidad de Alejandro Moreno por quitar los focos de él mismo y los escándalos en que está inmerso.
El priismo se ha debilitado antes de llegar a las negociaciones de la alianza electoral.
Antes de los escándalos todavía ganaba algunos espacios con relación, por ejemplo, a la definición del candidato a presidente municipal de Puebla.
Pero eso ha cambiado.
Ahora ya nadie le da una posibilidad de quedarse con esa postulación, que en automático se piensa para el PAN.
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Juan Tejeda Foncerrada fue cesado de sus funciones como notario público, después de que el Poder Ejecutivo poblano, a través un decreto publicado en el Periódico Oficial del Estado el jueves, le retiró las facultades (y la patente) por la comisión de anomalías acreditadas en su actuar profesional.
El gobierno del estado, para quien trabajan formalmente los notarios como fedatarios públicos, procedió a la sanción, con lo que dio por terminado un periodo de casi 20 años del personaje como titular de la notaría pública número 2.
Tejeda fue señalado en 2017 como presunto integrante de un entramado hecho en contra del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) y un grupo de particulares.
La gran pregunta tiene que ver ahora con el seguimiento del caso. Si fue responsable de hechos ilícitos, ¿bastará con que se aparte de la notaría o pagará penalmente por ello?
El gremio de notarios estará pendiente de eso, sin duda.
