/ domingo 10 de marzo de 2024

Evolución de las exigencias del #8M

¿Cómo entender las exigencias del feminismo? ¿Cómo pensar las expresiones públicas de miles de mujeres en el mundo un día del año? La ola violeta llegó para intensificarse cada vez más; sin embargo, cada entidad tiene sus motivaciones, que son más claras a la distancia del tiempo y el espacio. ¿En México qué se exige ahora?

Las acciones colectivas son contundentes. La lucha continúa, como reza una de las proclamas; que los derechos e intereses de las mujeres sean reconocidos, cuestionar la realidad establecida en las estructuras e implementar estrategias para lograr la igualdad en todo; desafiar las normas y roles de género impuestos por la sociedad; dar voz y protagonismo a las perspectivas de mujeres y promover su autonomía. Las olas del feminismo identificadas, la de la Ilustración del siglo XVIII, la Sufragista del siglo XIX y principios del XX, la de la Liberación sexual situada a mediados del siglo XX, y ahora la llamada de la Sororidad en pleno siglo XXI, ya no es una ola es una marea.

Pero la lucha en México tiene un componente más. Los grupos se distinguen y expanden, son mujeres aguerridas y valientes, pero también mujeres heridas de muerte por la desaparición forzada o el homicidio que terminó con la presencia de sus hijas, de los suyos; por las agresiones de violencia, acoso y hostigamiento sexual, todavía enclavado en un machismo sin tregua, un machismo que se confunde con el desatino de las esferas de autoridades políticas para atender esas demandas.

Particularmente, las autoridades en México están rebasadas por la violencia, sí; y por los grupos delincuenciales que diversificaron sus “negocios”, también. Pero igual la máxima de las políticas públicas no se observa: escuchar y atender las demandas de la sociedad, pensar en las soluciones más viables, una autoridad empática. “La violencia feminicida en México, aproximaciones y tendencias 1985-2016”, es una publicación de la Secretaría de Gobernación, el Instituto Nacional de las Mujeres y la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderameinto de las Mujeres (ONU, 2017), pero es un estudio que no ha tenido seguimiento y por lo tanto no hay información para formular acciones contundentes.

No importa el número de mujeres que haya salido el 8M a protestar, importa que las demandas no se han atendido y la violencia en México continúa y se incrementa. Los feminicidios que se han incrementado no dejan ver con claridad que la desigualdad también es de clases. El enojo ha escalado para no visibilizar que el futuro próximo de las niñas es frágil. ¿Por qué hay jovencitas que se apuestan a la violencia? ¿Por qué “te prefiero violenta que muerta” es la consigna? Porque no se ven alternativas de solución a la demanda de justicia.

Es comprensible el enojo que muestran muchos mujeres y hombres por ver sus derechos individuales transgredidos. Es comprensible que haya marchas que denuncien y hagan demandas, incluso es comprensible que los grupos radicales del movimiento feminista (que en realidad son muchos movimientos), hagan destrozos “para visibilizar a las mujeres sin voz”, o porque consideren que “solo así harán caso las autoridades”. El enojo acumulado de unas mujeres en otras se hace repositorio y explota, asumen ese enojo como la fuerza vital para ser solidarias, es comprensible porque “no están muertas, las han asesinado”.

No alcanzarán las veladoras, las cartulinas, los “siluetazos” y tendederos para denunciar la violencia de género, así el clima que finalmente se traduce en impotencia y dolor. No hay ideología en el sufrimiento, sólo hay expresiones de los miles de historias que no han concluido en paz para las familias de mexicanas y mexicanos ante autoridades blindadas. ¿Qué sigue?

*Politóloga, Doctora en Gobierno, Gestión y Democracia, miembro de la Junta Nacional Directiva de amecip.com

¿Cómo entender las exigencias del feminismo? ¿Cómo pensar las expresiones públicas de miles de mujeres en el mundo un día del año? La ola violeta llegó para intensificarse cada vez más; sin embargo, cada entidad tiene sus motivaciones, que son más claras a la distancia del tiempo y el espacio. ¿En México qué se exige ahora?

Las acciones colectivas son contundentes. La lucha continúa, como reza una de las proclamas; que los derechos e intereses de las mujeres sean reconocidos, cuestionar la realidad establecida en las estructuras e implementar estrategias para lograr la igualdad en todo; desafiar las normas y roles de género impuestos por la sociedad; dar voz y protagonismo a las perspectivas de mujeres y promover su autonomía. Las olas del feminismo identificadas, la de la Ilustración del siglo XVIII, la Sufragista del siglo XIX y principios del XX, la de la Liberación sexual situada a mediados del siglo XX, y ahora la llamada de la Sororidad en pleno siglo XXI, ya no es una ola es una marea.

Pero la lucha en México tiene un componente más. Los grupos se distinguen y expanden, son mujeres aguerridas y valientes, pero también mujeres heridas de muerte por la desaparición forzada o el homicidio que terminó con la presencia de sus hijas, de los suyos; por las agresiones de violencia, acoso y hostigamiento sexual, todavía enclavado en un machismo sin tregua, un machismo que se confunde con el desatino de las esferas de autoridades políticas para atender esas demandas.

Particularmente, las autoridades en México están rebasadas por la violencia, sí; y por los grupos delincuenciales que diversificaron sus “negocios”, también. Pero igual la máxima de las políticas públicas no se observa: escuchar y atender las demandas de la sociedad, pensar en las soluciones más viables, una autoridad empática. “La violencia feminicida en México, aproximaciones y tendencias 1985-2016”, es una publicación de la Secretaría de Gobernación, el Instituto Nacional de las Mujeres y la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderameinto de las Mujeres (ONU, 2017), pero es un estudio que no ha tenido seguimiento y por lo tanto no hay información para formular acciones contundentes.

No importa el número de mujeres que haya salido el 8M a protestar, importa que las demandas no se han atendido y la violencia en México continúa y se incrementa. Los feminicidios que se han incrementado no dejan ver con claridad que la desigualdad también es de clases. El enojo ha escalado para no visibilizar que el futuro próximo de las niñas es frágil. ¿Por qué hay jovencitas que se apuestan a la violencia? ¿Por qué “te prefiero violenta que muerta” es la consigna? Porque no se ven alternativas de solución a la demanda de justicia.

Es comprensible el enojo que muestran muchos mujeres y hombres por ver sus derechos individuales transgredidos. Es comprensible que haya marchas que denuncien y hagan demandas, incluso es comprensible que los grupos radicales del movimiento feminista (que en realidad son muchos movimientos), hagan destrozos “para visibilizar a las mujeres sin voz”, o porque consideren que “solo así harán caso las autoridades”. El enojo acumulado de unas mujeres en otras se hace repositorio y explota, asumen ese enojo como la fuerza vital para ser solidarias, es comprensible porque “no están muertas, las han asesinado”.

No alcanzarán las veladoras, las cartulinas, los “siluetazos” y tendederos para denunciar la violencia de género, así el clima que finalmente se traduce en impotencia y dolor. No hay ideología en el sufrimiento, sólo hay expresiones de los miles de historias que no han concluido en paz para las familias de mexicanas y mexicanos ante autoridades blindadas. ¿Qué sigue?

*Politóloga, Doctora en Gobierno, Gestión y Democracia, miembro de la Junta Nacional Directiva de amecip.com