/ jueves 28 de mayo de 2020

Ley de Educación: ¿Quiénes ganan?

Los reclamos de rectores y dueños de instituciones de educación por la llevada y traída homologación de la Ley de Educación de Puebla, se los hubieran ahorrado las y los diputados con 2 sencillos puntos: diálogo y foro abierto, y mucha comunicación oportuna.

Más allá del debate sobre si el gobierno quiere “adueñarse” de bancas, pizarrones y gises, o “apoderarse” de modernos edificios o antiguas casonas que funcionan como colegios privados; más allá de que si diputados quieren evitar abusos contra los padres de familia, lo que más dolió a los que hoy reclaman es que hayan sido madrugados e ignorados. Les lastimó que no hayan tenido espacio para proponer y opinar, y sobre todo que hoy se siga aplicando el viejo modelo de la imposición o al menos con esa imagen se quedaron.

Dicen que la forma es fondo y partiendo de esa lógica al ver que desde el órgano parlamentario no se generaron los espacios para opinar, proponer, consultar y debatir; y que ahora solo se les notifica lo decidido, es cuando le gente de enchila por no decir que se encaaa…miona. Los que pensaron que con la 4T –que son mayoría- las cosas iban a cambiar y que los vicios del pasado se habían terminado, tras lo ocurrido con la multicitada ley educativa, se han llevado la sorpresa y su conclusión es que habrá más de lo mismo.

Vale resaltar que el espíritu del movimiento legislativo era solo actualizar el marco jurídico poblano y adecuarlo a la Ley General de Educación de la Federación. Eso era todo, así de sencillo; sin embargo la redacción ambigua e imprecisa de la legislación dio paso a que llegara la especulación, permitió que la controversia creciera y que cada día surjan nuevos y más inconformes que consecuentemente polarizan, polemizan, pero además politizan y por si fuera poco, partidizan un debate que –por ahora- no suma y solo divide.

Al final todos los extremos son malos y si los protagonistas de las controversias así se van a conducir porque cada uno cree tener la razón, entonces esto va para largo. Si no hay espacio al diálogo y si cada bando va a mantener sus razones, argumentos y posturas, ya estuvo que ni académicos ni diputados van a ganar, pero al final todas y todos los ciudadanos sí vamos a perder.

Mensajes contradictorios


El desgaste y desesperación que viven los gobiernos al observar que miles de mexicanos siguen en las calles sin atender las indicaciones del resguardo social para contener el coronavirus, son las consecuencias que tienen que pagar los gobernantes por enviar mensajes contradictorios desde el inicio de la pandemia del Covid-19.

Es muy sencillo entender que mujeres y hombres siguen en las calles porque si no salen a trabajar, sus familias no comen. En el caso de quienes andan “paseando” porque ya se aburrieron, también tienen su razón porque su presidente les dijo que salieran, les dijo que fueran a restaurantes y lo veían en giras besando a niñas y niños. Luego escuchan a su gober decir que si son pobres no se enfermarán y que un mole de guajolote los curará, entonces atendiendo los “consejos” de sus líderes, hoy no les hacen caso porque primero les dicen una cosa y luego les dicen otra, pues entonces ya se confundieron. Esos son los problemas de la mala información y comunicación imprecisa. ¿O no?

Los reclamos de rectores y dueños de instituciones de educación por la llevada y traída homologación de la Ley de Educación de Puebla, se los hubieran ahorrado las y los diputados con 2 sencillos puntos: diálogo y foro abierto, y mucha comunicación oportuna.

Más allá del debate sobre si el gobierno quiere “adueñarse” de bancas, pizarrones y gises, o “apoderarse” de modernos edificios o antiguas casonas que funcionan como colegios privados; más allá de que si diputados quieren evitar abusos contra los padres de familia, lo que más dolió a los que hoy reclaman es que hayan sido madrugados e ignorados. Les lastimó que no hayan tenido espacio para proponer y opinar, y sobre todo que hoy se siga aplicando el viejo modelo de la imposición o al menos con esa imagen se quedaron.

Dicen que la forma es fondo y partiendo de esa lógica al ver que desde el órgano parlamentario no se generaron los espacios para opinar, proponer, consultar y debatir; y que ahora solo se les notifica lo decidido, es cuando le gente de enchila por no decir que se encaaa…miona. Los que pensaron que con la 4T –que son mayoría- las cosas iban a cambiar y que los vicios del pasado se habían terminado, tras lo ocurrido con la multicitada ley educativa, se han llevado la sorpresa y su conclusión es que habrá más de lo mismo.

Vale resaltar que el espíritu del movimiento legislativo era solo actualizar el marco jurídico poblano y adecuarlo a la Ley General de Educación de la Federación. Eso era todo, así de sencillo; sin embargo la redacción ambigua e imprecisa de la legislación dio paso a que llegara la especulación, permitió que la controversia creciera y que cada día surjan nuevos y más inconformes que consecuentemente polarizan, polemizan, pero además politizan y por si fuera poco, partidizan un debate que –por ahora- no suma y solo divide.

Al final todos los extremos son malos y si los protagonistas de las controversias así se van a conducir porque cada uno cree tener la razón, entonces esto va para largo. Si no hay espacio al diálogo y si cada bando va a mantener sus razones, argumentos y posturas, ya estuvo que ni académicos ni diputados van a ganar, pero al final todas y todos los ciudadanos sí vamos a perder.

Mensajes contradictorios


El desgaste y desesperación que viven los gobiernos al observar que miles de mexicanos siguen en las calles sin atender las indicaciones del resguardo social para contener el coronavirus, son las consecuencias que tienen que pagar los gobernantes por enviar mensajes contradictorios desde el inicio de la pandemia del Covid-19.

Es muy sencillo entender que mujeres y hombres siguen en las calles porque si no salen a trabajar, sus familias no comen. En el caso de quienes andan “paseando” porque ya se aburrieron, también tienen su razón porque su presidente les dijo que salieran, les dijo que fueran a restaurantes y lo veían en giras besando a niñas y niños. Luego escuchan a su gober decir que si son pobres no se enfermarán y que un mole de guajolote los curará, entonces atendiendo los “consejos” de sus líderes, hoy no les hacen caso porque primero les dicen una cosa y luego les dicen otra, pues entonces ya se confundieron. Esos son los problemas de la mala información y comunicación imprecisa. ¿O no?