/ lunes 17 de septiembre de 2018

Panamá: la lucha por la dignidad nacional

"Mi felicitación más profunda y mi admiración más entrañable es para el pueblo panameño. De él es esta victoria y de él serán sus frutos. Se los ganó con sangre y sacrificios, y así mismo los sabrá defender”.

Omar Torrijos Herrera


La lucha panameña por la recuperación total de su territorio fue de más de 150 años. Fueron varias las batallas en las que los panameños no permitieron la posesión de la nación por parte de los norteamericanos. Desde 1849 los Estados Unidos tenían cierto dominio y control comercial y, por tanto, influencia política sobre el istmo panameño, en tanto operaba la línea férrea de Panamá a Colón (las provincias económicas más importantes: la primera, capital; la segunda, por su desarrollo comercial, a donde llegaban las embarcaciones con productos que se trasladaban del Atlántico al Pacífico), así ejercían fuerza en la toma de decisiones sin ser Panamá territorio norteamericano.

En eso consistía la lucha. Porque Panamá, que era una nación muy pequeña, en formación, era vulnerable cuando se consumó su independencia de España el 28 de noviembre de 1821, por lo que hizo una alianza estratégica de unión a la Gran Colombia por recomendación de Simón Bolívar so pretexto de que no quedara asequible a las posibles pretensiones de España en recobrar el territorio: fue una unión voluntaria y de conveniencia, sin ser o pertenecer Panamá a Colombia. Cosa que en principio funcionó, pero luego también constituyó un lastre, tal que a espaldas del pueblo panameño los colombianos negociaron la construcción del Canal de Panamá con los Estados Unidos y de ahí lo que devino fue la lucha que culminó con la firma de los Tratados Torrijos-Carter el 7 de septiembre de 1977. Desde aquella histórica fecha han transcurrido 41 años.

Entre muchas batallas, como he dicho, me marcaron fundamentalmente dos. La del 9 de enero de 1964 (aunque apenas contaba con 8 años de edad), cuando en la ciudad de Panamá el ejército norteamericano asesinó a 22 estudiantes e hirió a más de 500 personas que reclamaban la soberanía nacional en el territorio llamada Zona del Canal, donde estaba acantonado el Comando Sur con más de 14 bases militares. La excusa fue la seguridad del Canal. Esto lo establecía el Tratado (Hay-Bunau Varilla) de 1903 firmado por John Hay, secretario de Estado, y Philippe Bunau Varilla, embajador de Panamá, en contubernio con los colombianos. Cuando en verdad el gobierno estadounidense lo que pretendía era convertir a Panamá en otro Hawaii u otro Puerto Rico (estados colonizados).

El otro momento fue el 19 de diciembre de 1989. Era la media noche. Sonaban estruendosos los motores de aviones, el bombardeo sistematizado; se escuchan ráfagas de disparos, gritos; había miedo. La explicación: Panamá estaba siendo invadida por los Estados Unidos. La operación militar duró del miércoles 20 de diciembre de 1989 al 31 de enero del 90. El objetivo era aprisionar al general Manuel Antonio Noriega. La verdad era querer detener el cumplimiento del Tratado Torrijos-Carter. No lo lograron. Se fueron, pero mataron a miles.

Hoy la población empieza a tener voces de alerta, pues China, en su pretensión de expandir en América Latina sus lazos comerciales y su poderío económico, está negociando un Tratado de Libre Comercio con Panamá y tendrá un espacio físico importante en las áreas revertidas (ex Zona del Canal). Al parecer está a flor de piel una nueva colonización imperial, ahora con los chinos, quienes de por sí han ocupado el mundo con sus productos y su cultura. Por lo que llama la atención que las palabras de Torrijos (en la lucha nacionalista) parecen haber quedado en el olvido, al menos para los gobernantes de turno.

Omar, ante las expectativas de los panameños sobre el territorio recuperado, dijo: “darle el uso más colectivo posible” esperando el mayor beneficio para el pueblo. Pero el pueblo está en ascuas gracias al gobierno actual, que justifica que habrá más beneficios para el país.


*Consultor y asesor en Comunicación Política y Organizacional; jdelrsf@gmail.com; Twitter: @jdelrsf

"Mi felicitación más profunda y mi admiración más entrañable es para el pueblo panameño. De él es esta victoria y de él serán sus frutos. Se los ganó con sangre y sacrificios, y así mismo los sabrá defender”.

Omar Torrijos Herrera


La lucha panameña por la recuperación total de su territorio fue de más de 150 años. Fueron varias las batallas en las que los panameños no permitieron la posesión de la nación por parte de los norteamericanos. Desde 1849 los Estados Unidos tenían cierto dominio y control comercial y, por tanto, influencia política sobre el istmo panameño, en tanto operaba la línea férrea de Panamá a Colón (las provincias económicas más importantes: la primera, capital; la segunda, por su desarrollo comercial, a donde llegaban las embarcaciones con productos que se trasladaban del Atlántico al Pacífico), así ejercían fuerza en la toma de decisiones sin ser Panamá territorio norteamericano.

En eso consistía la lucha. Porque Panamá, que era una nación muy pequeña, en formación, era vulnerable cuando se consumó su independencia de España el 28 de noviembre de 1821, por lo que hizo una alianza estratégica de unión a la Gran Colombia por recomendación de Simón Bolívar so pretexto de que no quedara asequible a las posibles pretensiones de España en recobrar el territorio: fue una unión voluntaria y de conveniencia, sin ser o pertenecer Panamá a Colombia. Cosa que en principio funcionó, pero luego también constituyó un lastre, tal que a espaldas del pueblo panameño los colombianos negociaron la construcción del Canal de Panamá con los Estados Unidos y de ahí lo que devino fue la lucha que culminó con la firma de los Tratados Torrijos-Carter el 7 de septiembre de 1977. Desde aquella histórica fecha han transcurrido 41 años.

Entre muchas batallas, como he dicho, me marcaron fundamentalmente dos. La del 9 de enero de 1964 (aunque apenas contaba con 8 años de edad), cuando en la ciudad de Panamá el ejército norteamericano asesinó a 22 estudiantes e hirió a más de 500 personas que reclamaban la soberanía nacional en el territorio llamada Zona del Canal, donde estaba acantonado el Comando Sur con más de 14 bases militares. La excusa fue la seguridad del Canal. Esto lo establecía el Tratado (Hay-Bunau Varilla) de 1903 firmado por John Hay, secretario de Estado, y Philippe Bunau Varilla, embajador de Panamá, en contubernio con los colombianos. Cuando en verdad el gobierno estadounidense lo que pretendía era convertir a Panamá en otro Hawaii u otro Puerto Rico (estados colonizados).

El otro momento fue el 19 de diciembre de 1989. Era la media noche. Sonaban estruendosos los motores de aviones, el bombardeo sistematizado; se escuchan ráfagas de disparos, gritos; había miedo. La explicación: Panamá estaba siendo invadida por los Estados Unidos. La operación militar duró del miércoles 20 de diciembre de 1989 al 31 de enero del 90. El objetivo era aprisionar al general Manuel Antonio Noriega. La verdad era querer detener el cumplimiento del Tratado Torrijos-Carter. No lo lograron. Se fueron, pero mataron a miles.

Hoy la población empieza a tener voces de alerta, pues China, en su pretensión de expandir en América Latina sus lazos comerciales y su poderío económico, está negociando un Tratado de Libre Comercio con Panamá y tendrá un espacio físico importante en las áreas revertidas (ex Zona del Canal). Al parecer está a flor de piel una nueva colonización imperial, ahora con los chinos, quienes de por sí han ocupado el mundo con sus productos y su cultura. Por lo que llama la atención que las palabras de Torrijos (en la lucha nacionalista) parecen haber quedado en el olvido, al menos para los gobernantes de turno.

Omar, ante las expectativas de los panameños sobre el territorio recuperado, dijo: “darle el uso más colectivo posible” esperando el mayor beneficio para el pueblo. Pero el pueblo está en ascuas gracias al gobierno actual, que justifica que habrá más beneficios para el país.


*Consultor y asesor en Comunicación Política y Organizacional; jdelrsf@gmail.com; Twitter: @jdelrsf