/ domingo 7 de abril de 2024

Para votar: consideraciones del sistema electoral

Estamos con un mes encima de campañas, faltan dos más, para que los partidos contendientes convenzan al electorado que decidirá votar para acreditar a más de 20 mil cargos de elección popular. Hasta ahora escuchamos en los medios tradicionales de comunicación y los medios en la web, la cantidad de promesas y propuestas que ofrecen “el oro y el moro” para favorecerse de la preferencia popular. Lo cierto es que alguien cambie su voto no es tan sencillo, al menos de quienes lo tenemos más o menos definido. Son los votantes indecisos lo que están en la mira de los campeadores de las guerras mediáticas. Aun así, me permito ofrecer unos puntos de partida para pensar y razonar por quién vamos a votar. En esta entrega me refiero al sistema electoral y sus avances.

En la década de los 80 no había muchas alternativas, a pesar de que había logrado registro condicionado el Partido Socialista de los Trabajadores, el Partido Demócrata Mexicano y el Partido Comunista Mexicano, los partidos históricos eran el PRI-gobernante y el PAN; después el PRD se fundó en 1987, y fueron los 3 partidos que contendieron en la elección de 1988. Tampoco las campañas contaban con gran ciencia, todo se hacía de forma doméstica para los partidos de oposición, no había posibilidad de comparar gran cosa, impensables los debates. El partido en el gobierno tenía todos los recursos federales para operar, y operaba. Tanto, que tenía en su poder la organización y calificación de las votaciones a través de la Secretaría de Gobernación, al menos hasta el 11 de octubre de 1990 que surge el Instituto Federal Electoral después de una gran lucha de investigadores y organismos independientes.

Además, en las décadas del gobierno del partido único, el voto corporativo de los sindicatos sumaba para que siguiera el mismo partido en el poder, sin posibilidad de transición. Sin embargo, en 1988 México vivió una crisis de ese autoritarismo, aunque el Colegio Electoral daba el triunfo a Carlos Salinas de Gortari con el 48.7% de votos, el partido oficial ganó 60 de los 64 escaños en el Senado y 260 de las 500 diputaciones en el Congreso, una mayoría absoluta. El sistema electoral había logrado que la oposición tuviera representación, sin que el PRI perdiera. El encargado del proceso electoral fue el secretario de gobernación y elecciones, Manuel Bartlett Díaz.

Los triunfos paulatinos se fueron registrando a lo largo de la última década del siglo XX, la joven democracia mexicana se iba institucionalizando, así llegó el triunfo de la alternancia en el 2000. La puerta estaba abierta para que no se concentrara el poder en un solo partido.

La reforma electoral que se trabajó para implementarse en 2014 ofreció un avance importante, la autoridad electoral se hizo nacional para que se homologara la organización de los procesos federales y locales. Garantizó la paridad de género: los partidos debían integrar listas con el 50% de hombres y 50% de mujeres en las candidaturas de legisladores federales y locales, así como la reelección legislativa consecutiva federal.

Los principios de la democracia estaban fortaleciéndose, Igualdad: todas las personas deben tener las mismas oportunidades, derechos y obligaciones. Participación: debe ser general y no excluir a ningún individuo salvo razón fundada en sentencia judicial. Independencia de poderes: los poderes públicos (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) deben estar divididos y ser independientes los unos de los otros. Las leyes Reglamentarias en Materia Electoral robustecieron el sistema: Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, Ley general en Materia de Delitos Electorales, Ley General de Partidos Políticos y la Ley Federal de Consulta Popular. Por ello, las 43 quejas interpuestas por el PRD (2 firmes) y 70 denuncias del PAN, 40 que ya generaron medidas cautelares, son parte de este crecimiento de nuestra democracia.

Ahora, no es suficiente contar con ese marco legal tan importante, hay otros temas en los cuales pensar para decidir nuestro voto.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP y secretaria de Membresías. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

Estamos con un mes encima de campañas, faltan dos más, para que los partidos contendientes convenzan al electorado que decidirá votar para acreditar a más de 20 mil cargos de elección popular. Hasta ahora escuchamos en los medios tradicionales de comunicación y los medios en la web, la cantidad de promesas y propuestas que ofrecen “el oro y el moro” para favorecerse de la preferencia popular. Lo cierto es que alguien cambie su voto no es tan sencillo, al menos de quienes lo tenemos más o menos definido. Son los votantes indecisos lo que están en la mira de los campeadores de las guerras mediáticas. Aun así, me permito ofrecer unos puntos de partida para pensar y razonar por quién vamos a votar. En esta entrega me refiero al sistema electoral y sus avances.

En la década de los 80 no había muchas alternativas, a pesar de que había logrado registro condicionado el Partido Socialista de los Trabajadores, el Partido Demócrata Mexicano y el Partido Comunista Mexicano, los partidos históricos eran el PRI-gobernante y el PAN; después el PRD se fundó en 1987, y fueron los 3 partidos que contendieron en la elección de 1988. Tampoco las campañas contaban con gran ciencia, todo se hacía de forma doméstica para los partidos de oposición, no había posibilidad de comparar gran cosa, impensables los debates. El partido en el gobierno tenía todos los recursos federales para operar, y operaba. Tanto, que tenía en su poder la organización y calificación de las votaciones a través de la Secretaría de Gobernación, al menos hasta el 11 de octubre de 1990 que surge el Instituto Federal Electoral después de una gran lucha de investigadores y organismos independientes.

Además, en las décadas del gobierno del partido único, el voto corporativo de los sindicatos sumaba para que siguiera el mismo partido en el poder, sin posibilidad de transición. Sin embargo, en 1988 México vivió una crisis de ese autoritarismo, aunque el Colegio Electoral daba el triunfo a Carlos Salinas de Gortari con el 48.7% de votos, el partido oficial ganó 60 de los 64 escaños en el Senado y 260 de las 500 diputaciones en el Congreso, una mayoría absoluta. El sistema electoral había logrado que la oposición tuviera representación, sin que el PRI perdiera. El encargado del proceso electoral fue el secretario de gobernación y elecciones, Manuel Bartlett Díaz.

Los triunfos paulatinos se fueron registrando a lo largo de la última década del siglo XX, la joven democracia mexicana se iba institucionalizando, así llegó el triunfo de la alternancia en el 2000. La puerta estaba abierta para que no se concentrara el poder en un solo partido.

La reforma electoral que se trabajó para implementarse en 2014 ofreció un avance importante, la autoridad electoral se hizo nacional para que se homologara la organización de los procesos federales y locales. Garantizó la paridad de género: los partidos debían integrar listas con el 50% de hombres y 50% de mujeres en las candidaturas de legisladores federales y locales, así como la reelección legislativa consecutiva federal.

Los principios de la democracia estaban fortaleciéndose, Igualdad: todas las personas deben tener las mismas oportunidades, derechos y obligaciones. Participación: debe ser general y no excluir a ningún individuo salvo razón fundada en sentencia judicial. Independencia de poderes: los poderes públicos (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) deben estar divididos y ser independientes los unos de los otros. Las leyes Reglamentarias en Materia Electoral robustecieron el sistema: Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, Ley general en Materia de Delitos Electorales, Ley General de Partidos Políticos y la Ley Federal de Consulta Popular. Por ello, las 43 quejas interpuestas por el PRD (2 firmes) y 70 denuncias del PAN, 40 que ya generaron medidas cautelares, son parte de este crecimiento de nuestra democracia.

Ahora, no es suficiente contar con ese marco legal tan importante, hay otros temas en los cuales pensar para decidir nuestro voto.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP y secretaria de Membresías. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com