/ domingo 10 de diciembre de 2023

Pruebas y modelos educativos

El 21 de julio de 2016 se anunció el “Nuevo modelo educativo para la educación obligatoria” (NMEPEO) del gobierno de Enrique Peña Nieto. Según informe del CIDE sobre la Consulta Nacional del Modelo Educativo 2016. PIPE-CIDE, participó sólo el 8.5% de escuelas de nivel básico en la Consulta del Modelo Educativo y la Propuesta Curricular para la Educación Obligatoria 2016; se realizaron 15 foros nacionales, 200 estatales, plataforma en internet, a través de los que se recabaron cerca de 300 mil comentarios.

Así entró en vigor para el ciclo 2018-2019, sería de manera escalonada. Se pretendía que todos los niños y jóvenes tuvieran acceso equitativo a una “educación integral y de calidad”. Fueron 106 maestros y académicos que colaboraron en la elaboración de los nuevos planes y programas de estudio y expuso los cinco puntos clave del “cambio pedagógico”: 1) Menor extensión y mayor profundidad en el aprendizaje; 2) Educación integral, lenguaje, matemáticas, conocimiento del mundo natural y social, impulso al desarrollo personal, introducción de las habilidades socioemocionales, aprendizaje de la educación física y la educación artística; 3) Autonomía curricular, 80% obligatorio y 20% definido por las escuelas a través de aprendizajes en talleres de acuerdo a la realidad geográfica de cada plantel; 4) Mayor articulación entre los niveles de enseñanza de preescolar hasta media superior; 5) Transformación en la manera de enseñar, un enfoque menos orientado a la memorización y más a la comprensión y generación de conocimientos, ante una Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación que se negó a participar y obstruir.

¿Los resultados? Se iban a ver en 10 años, era una apuesta ambiciosa, a decir de los investigadores como Ángel Díaz Barriga de la UNAM, la propuesta estaba bien diseñada, aunque las metas educativas “están pensadas para el primer mundo” y no consideraban las grandes desigualdades que padecemos. Pero el modelo se encontró con un obstáculo mayor: entró un nuevo gobierno en 2019 y los maestros del sistema educativo no completaron las evaluaciones con vistas a tener cuadros magisteriales competitivos.

¿Qué esperar? A Finlandia le llevó 30 años lograr uno de los mejores sistemas educativos del mundo, pero México no pudo ni bien iniciar la implementación del “Nuevo modelo educativo para la educación obligatoria”. Morena trajo el Modelo de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) que, según la información disponible de 200 cuartillas que dejó la gestión de Delfina Gómez, tiene el objetivo de cambiar radicalmente los esquemas curriculares de los programas de estudio y la forma de enseñar dentro y fuera del aula, el enfoque es la excelencia académica, el desarrollo humano y la formación integral; con siete ejes de formación como inclusión, pensamiento crítico, igualdad de género, apropiación de las culturas a través de la lectura y la escritura. El modelo para la educación básica arrancó en octubre 2022 con alrededor de 900 escuelas del país como piloto, y se implementó en el ciclo escolar 2023-2024 “en contra de los procesos de colonización y sus dominios” y en medio de protestas de padres de familia e inconformidades por la forma en que se llevó la unilateral decisión de imprimir los nuevos libros de texto gratuitos “con áreas de oportunidad” por no decir errores. Así que los nuevos intereses ya no políticos sino ideológicos.

La realidad sigue siendo un reto. Según los últimos resultados de la Prueba PISA, que evaluó 2022, en los últimos 15 años México presenta una disminución en los conocimientos y habilidades de matemáticas, lectura y ciencias, agudizada por la pandemia de COVID-19.; las causas son múltiples, como las reformas educativas, los recortes presupuestales, la pandemia, pero la última decisión está en manos del Estado y quien tenga mayoría en los poderes. Además, un problema persistente es la profesionalización del docente para disfrutar las actividades educativas en diversos entornos sociales y culturales; una pedagogía cooperativa y solidaria, a decir del Informe “Re imaginar juntos nuestros futuros: Un nuevo contrato social para la educación” (UNESCO 2021), que está muy lejos de considerarse en el discurso del NEM.


*Politóloga, Doctora en Gobierno, Gestión y Democracia. Miembro de la Junta Nacional Directiva de la AMECIP.

El 21 de julio de 2016 se anunció el “Nuevo modelo educativo para la educación obligatoria” (NMEPEO) del gobierno de Enrique Peña Nieto. Según informe del CIDE sobre la Consulta Nacional del Modelo Educativo 2016. PIPE-CIDE, participó sólo el 8.5% de escuelas de nivel básico en la Consulta del Modelo Educativo y la Propuesta Curricular para la Educación Obligatoria 2016; se realizaron 15 foros nacionales, 200 estatales, plataforma en internet, a través de los que se recabaron cerca de 300 mil comentarios.

Así entró en vigor para el ciclo 2018-2019, sería de manera escalonada. Se pretendía que todos los niños y jóvenes tuvieran acceso equitativo a una “educación integral y de calidad”. Fueron 106 maestros y académicos que colaboraron en la elaboración de los nuevos planes y programas de estudio y expuso los cinco puntos clave del “cambio pedagógico”: 1) Menor extensión y mayor profundidad en el aprendizaje; 2) Educación integral, lenguaje, matemáticas, conocimiento del mundo natural y social, impulso al desarrollo personal, introducción de las habilidades socioemocionales, aprendizaje de la educación física y la educación artística; 3) Autonomía curricular, 80% obligatorio y 20% definido por las escuelas a través de aprendizajes en talleres de acuerdo a la realidad geográfica de cada plantel; 4) Mayor articulación entre los niveles de enseñanza de preescolar hasta media superior; 5) Transformación en la manera de enseñar, un enfoque menos orientado a la memorización y más a la comprensión y generación de conocimientos, ante una Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación que se negó a participar y obstruir.

¿Los resultados? Se iban a ver en 10 años, era una apuesta ambiciosa, a decir de los investigadores como Ángel Díaz Barriga de la UNAM, la propuesta estaba bien diseñada, aunque las metas educativas “están pensadas para el primer mundo” y no consideraban las grandes desigualdades que padecemos. Pero el modelo se encontró con un obstáculo mayor: entró un nuevo gobierno en 2019 y los maestros del sistema educativo no completaron las evaluaciones con vistas a tener cuadros magisteriales competitivos.

¿Qué esperar? A Finlandia le llevó 30 años lograr uno de los mejores sistemas educativos del mundo, pero México no pudo ni bien iniciar la implementación del “Nuevo modelo educativo para la educación obligatoria”. Morena trajo el Modelo de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) que, según la información disponible de 200 cuartillas que dejó la gestión de Delfina Gómez, tiene el objetivo de cambiar radicalmente los esquemas curriculares de los programas de estudio y la forma de enseñar dentro y fuera del aula, el enfoque es la excelencia académica, el desarrollo humano y la formación integral; con siete ejes de formación como inclusión, pensamiento crítico, igualdad de género, apropiación de las culturas a través de la lectura y la escritura. El modelo para la educación básica arrancó en octubre 2022 con alrededor de 900 escuelas del país como piloto, y se implementó en el ciclo escolar 2023-2024 “en contra de los procesos de colonización y sus dominios” y en medio de protestas de padres de familia e inconformidades por la forma en que se llevó la unilateral decisión de imprimir los nuevos libros de texto gratuitos “con áreas de oportunidad” por no decir errores. Así que los nuevos intereses ya no políticos sino ideológicos.

La realidad sigue siendo un reto. Según los últimos resultados de la Prueba PISA, que evaluó 2022, en los últimos 15 años México presenta una disminución en los conocimientos y habilidades de matemáticas, lectura y ciencias, agudizada por la pandemia de COVID-19.; las causas son múltiples, como las reformas educativas, los recortes presupuestales, la pandemia, pero la última decisión está en manos del Estado y quien tenga mayoría en los poderes. Además, un problema persistente es la profesionalización del docente para disfrutar las actividades educativas en diversos entornos sociales y culturales; una pedagogía cooperativa y solidaria, a decir del Informe “Re imaginar juntos nuestros futuros: Un nuevo contrato social para la educación” (UNESCO 2021), que está muy lejos de considerarse en el discurso del NEM.


*Politóloga, Doctora en Gobierno, Gestión y Democracia. Miembro de la Junta Nacional Directiva de la AMECIP.