/ jueves 10 de enero de 2019

¿Resurrección tricolor?

El PRI en Puebla está en la lona, todos lo saben, incluidos sus militantes; sin embargo, la elección extraordinaria del próximo junio repentinamente ha despertado a los tricolores y les da una bocanada para autorreanimarse ante una eventual oportunidad inigualable.

Ante el canturreo de que su excandidato gubernamental, Enrique Doger, podría repetir en la misma misión, tal posibilidad desanima a algunos y máxime si al final la dirigente nacional, Claudia Ruiz, es quien tiene la sartén por el mango para tomar tal decisión.

Los priistas camoteros conocen de las simpatías y acuerdos de su lideresa con el PAN “morenovallista” y sostienen que, justamente, esa razón sería el principal bloqueo al intentar impulsar una nominación real con posibilidad de hacer una jugada de ensueño rumbo a Casa Puebla, pero al mismo tiempo les anima la duda y la esperanza de revertir tal escenario.

Para todos es bien sabido que una elección extraordinaria como la que vivirá Puebla requiere no solo de dinero, sino de acuerdos y alianzas, las cuales, por cierto, no podría realizar el PRI porque nadie quiere ir con él ni a la esquina; sin embargo, al revisar sus “fortalezas”, los números y cuentas alegres fincadas en votos y su estructura, justamente esas son las razones que les dan una lucecita al final del camino.

En los análisis internos de los tricolores, hay razones que les hacen ver una posibilidad de competir de forma real, pero todo depende, insisten, del papel que juegue la dirigencia nacional. Para los priistas es una ventaja competitiva que, entre sus oponentes, como el PAN, haya división. Los grupos al interior de Acción Nacional sostienen un jaloneo para recuperar o mantener el control del partido y eso a su vez los debilita.

Mientras, en Morena no cantan mal las rancheras. Además de la división actual de los morenos, hay diferencias irreconciliables que podrían agudizarse si la dirigencia nacional, a cargo de Yeidckol Polevnsky, mantiene firme la aventurada idea de que Luis Miguel Barbosa nuevamente sea su candidato al gobierno estatal. En el caso del resto de los partidos de la chiquillada, simplemente ya saben de qué lado jugarán en la elección.

Por todo lo anterior es que los priistas creen tener su oportunidad. Si logran evitar que la dirigencia nacional imponga candidato y que le dé chance a un priista de hueso colorado capaz de dialogar, escuchar, unificar, acordar, proponer, construir y, particularmente, que sea bien visto por la sociedad civil, entonces tendrían su oportunidad de oro.

Difícil, pero no imposible, así lo definen los diversos grupos al interior del PRI, en donde también hay división y en donde cada quien jala para donde están sus cuates e intereses. La posibilidad de encontrar un priista con tantas valoraciones positivas es casi nula y por eso han comenzado a deslizar nombres, unos no tan serios como otros, pero al final ya se escucha, en primer lugar, a Alberto Jiménez Merino, seguido de Juan Manuel Vega Rayet y Juan Carlos Lastiri; claro, más los que se sumen, incluidos algunos personajes de la sociedad civil.

No hay que olvidar que existen otros personajes que antes no podían asomar la cabeza por el temor de que pudieran ser encarcelados o perseguidos, pero hoy, que literalmente ya no vive su coco, también han comenzado a desempolvarse dispuestos a revivir a su partido.

Aunque para muchos camoteros el PRI es un bulto sin valor, los positivistas, optimistas y bien vibrosos confían en que, pese a tener todo en su contra, al final puedan aprovechar el salvavidas que les ofrece la próxima elección extraordinaria, resultado de una tragedia. Así que tienen la esperanza en que sea el principio de su resurrección, al menos en Puebla.


Hasta el perico quiere ser interino

La designación del gobernador (a) interino ya se volvió un verdadero cotilleo. Si bien varios de los que han levantado la mano para “servir” a Puebla desde Casa Puebla tienen razones, acciones y currículum para buscar tal responsabilidad, también hay que decir que otros no saben qué hacen ahí formados. Tampoco hay que pasar por alto que son muy evidentes los intereses partidistas para registrar hasta el perico en la lista de suspirantes, pues el inventario ya superaba la veintena de inscritos, de ahí la razón para sostener que este proceso ya perdió seriedad. Y todo para que el final sea elegido aquel que menos hizo ruido. ¡Bah!

Iniciando el 2019, le recuerdo, como siempre, que tenemos abierto el changarro las 24 horas. Si quiere compartir chismes, ocurrencias y uno que otro tip, son bienvenidos en Twitter @ferabrajan1 y en fabrajan@hotmail.com

El PRI en Puebla está en la lona, todos lo saben, incluidos sus militantes; sin embargo, la elección extraordinaria del próximo junio repentinamente ha despertado a los tricolores y les da una bocanada para autorreanimarse ante una eventual oportunidad inigualable.

Ante el canturreo de que su excandidato gubernamental, Enrique Doger, podría repetir en la misma misión, tal posibilidad desanima a algunos y máxime si al final la dirigente nacional, Claudia Ruiz, es quien tiene la sartén por el mango para tomar tal decisión.

Los priistas camoteros conocen de las simpatías y acuerdos de su lideresa con el PAN “morenovallista” y sostienen que, justamente, esa razón sería el principal bloqueo al intentar impulsar una nominación real con posibilidad de hacer una jugada de ensueño rumbo a Casa Puebla, pero al mismo tiempo les anima la duda y la esperanza de revertir tal escenario.

Para todos es bien sabido que una elección extraordinaria como la que vivirá Puebla requiere no solo de dinero, sino de acuerdos y alianzas, las cuales, por cierto, no podría realizar el PRI porque nadie quiere ir con él ni a la esquina; sin embargo, al revisar sus “fortalezas”, los números y cuentas alegres fincadas en votos y su estructura, justamente esas son las razones que les dan una lucecita al final del camino.

En los análisis internos de los tricolores, hay razones que les hacen ver una posibilidad de competir de forma real, pero todo depende, insisten, del papel que juegue la dirigencia nacional. Para los priistas es una ventaja competitiva que, entre sus oponentes, como el PAN, haya división. Los grupos al interior de Acción Nacional sostienen un jaloneo para recuperar o mantener el control del partido y eso a su vez los debilita.

Mientras, en Morena no cantan mal las rancheras. Además de la división actual de los morenos, hay diferencias irreconciliables que podrían agudizarse si la dirigencia nacional, a cargo de Yeidckol Polevnsky, mantiene firme la aventurada idea de que Luis Miguel Barbosa nuevamente sea su candidato al gobierno estatal. En el caso del resto de los partidos de la chiquillada, simplemente ya saben de qué lado jugarán en la elección.

Por todo lo anterior es que los priistas creen tener su oportunidad. Si logran evitar que la dirigencia nacional imponga candidato y que le dé chance a un priista de hueso colorado capaz de dialogar, escuchar, unificar, acordar, proponer, construir y, particularmente, que sea bien visto por la sociedad civil, entonces tendrían su oportunidad de oro.

Difícil, pero no imposible, así lo definen los diversos grupos al interior del PRI, en donde también hay división y en donde cada quien jala para donde están sus cuates e intereses. La posibilidad de encontrar un priista con tantas valoraciones positivas es casi nula y por eso han comenzado a deslizar nombres, unos no tan serios como otros, pero al final ya se escucha, en primer lugar, a Alberto Jiménez Merino, seguido de Juan Manuel Vega Rayet y Juan Carlos Lastiri; claro, más los que se sumen, incluidos algunos personajes de la sociedad civil.

No hay que olvidar que existen otros personajes que antes no podían asomar la cabeza por el temor de que pudieran ser encarcelados o perseguidos, pero hoy, que literalmente ya no vive su coco, también han comenzado a desempolvarse dispuestos a revivir a su partido.

Aunque para muchos camoteros el PRI es un bulto sin valor, los positivistas, optimistas y bien vibrosos confían en que, pese a tener todo en su contra, al final puedan aprovechar el salvavidas que les ofrece la próxima elección extraordinaria, resultado de una tragedia. Así que tienen la esperanza en que sea el principio de su resurrección, al menos en Puebla.


Hasta el perico quiere ser interino

La designación del gobernador (a) interino ya se volvió un verdadero cotilleo. Si bien varios de los que han levantado la mano para “servir” a Puebla desde Casa Puebla tienen razones, acciones y currículum para buscar tal responsabilidad, también hay que decir que otros no saben qué hacen ahí formados. Tampoco hay que pasar por alto que son muy evidentes los intereses partidistas para registrar hasta el perico en la lista de suspirantes, pues el inventario ya superaba la veintena de inscritos, de ahí la razón para sostener que este proceso ya perdió seriedad. Y todo para que el final sea elegido aquel que menos hizo ruido. ¡Bah!

Iniciando el 2019, le recuerdo, como siempre, que tenemos abierto el changarro las 24 horas. Si quiere compartir chismes, ocurrencias y uno que otro tip, son bienvenidos en Twitter @ferabrajan1 y en fabrajan@hotmail.com