/ jueves 23 de julio de 2020

Seguirán los feminicidios en Puebla

¡Que terrible que Puebla ya ocupe el cuarto lugar nacional en feminicidios, ojalá que nunca llegue a la primera posición! La noticia genera miedo, horror, enojo, indignación, impotencia y otras emociones más; pero desgraciadamente la experiencia dice que el crimen seguirá. Las y los poblanos llorarán a las víctimas, los gobiernos solo se lamentarán, los actores políticos se repartirán las culpas pero todo continuará igual.

El delito ha crecido 30% en todo el país, en Puebla la tendencia a la alza ha superado los feminicidios del 2019 y ya suman 76 asesinatos de mujeres en medio año del 2020. Pese al confinamiento por la pandemia, los crímenes siguen en la entidad; por lo que el riesgo de que haya más familias de luto es real.

En Puebla desaparecen mujeres y más tarde las localizan sin vida en medio de escenas tan dantescas como el caso de Guillermina cuyo cuerpo fue desmembrado y abandonado en diferentes lugares. Y así como este, hay otros ejemplos igual de horribles que tienden a repetirse por muchos factores.

La impunidad quizá sea la joya de la corona en todo el aparato social y gubernamental que sigue dando paso a más asesinatos de mujeres. Si no hay castigo para los criminales, el mensaje es que no pasa nada. Si las penas para los asesinos no son ejemplares, seguiremos hablando de más asesinatos en Puebla y México. Si los homicidios no son sancionados con celeridad, no puede hablarse de justicia pronta para las víctimas y sus familias.

Si la impunidad sigue reinando por mil razones, ya sea porque la densa estructura de una Fiscalía no hace bien su trabajo o porque en los juzgados no hay celeridad ya que tiene como cómplice a la corrupción, entonces los crímenes contra mujeres van a continuar.

Si cada esfera social se queda con los brazos cruzados porque creen haber hecho lo que les correspondía, este será otro factor para que los feminicidios sigan. Por ejemplo si escuchamos a diputadas y diputados diciendo que ya reformaron las leyes para sancionar a los feminicidas, quizá sí han cumplido su chamba aunque solo será una parte, porque deberían observar su cumplimiento.

Otro ejemplo: Si oímos al gobernador lamentarse por el cuarto lugar que ocupa su estado por los feminicidios y sin tomar decisiones correctivas, entonces ya valimos. Y si a eso le sumamos los oídos sordos de las y los fiscales, de los jueces y magistrados; pues por eso habrá condiciones para que todo siga igual. Toda sociedad se reparte la culpa, más entre los políticos para sacar raja electoral.

Este delito ya sucedió cuando los gobiernos eran priistas, también se registró con los gobernantes panistas, y hoy cuando el país es gobernado por la izquierda, seguimos igual o peor. El punto es que el crimen no es un asunto de partidos o de echarle la culpa al rojo, azul o guida; el asunto es un problema social muy complejo de educación y valores en donde los gobiernos no lo resolverán solos, pero lo cierto es que entre sus responsabilidades sí está el diseño de políticas públicas que cambien esta realidad.

Mañana se olvidarán los crímenes de Angie Michelle o el de Guillermina, sí, pasará lo mismo que con Paulina Camargo que a finales de agosto cumplirá otro año de desaparecida, es decir mañana ya nadie se acordará. Ah, pero ocurrirá otro asesinato y nuevamente se repetirá la historia: llegarán las lamentaciones y las culpas para luego ser historia. ¡Ojalá que algún día Puebla ocupe el último lugar en la tabla que mide este crimen!

¡Que terrible que Puebla ya ocupe el cuarto lugar nacional en feminicidios, ojalá que nunca llegue a la primera posición! La noticia genera miedo, horror, enojo, indignación, impotencia y otras emociones más; pero desgraciadamente la experiencia dice que el crimen seguirá. Las y los poblanos llorarán a las víctimas, los gobiernos solo se lamentarán, los actores políticos se repartirán las culpas pero todo continuará igual.

El delito ha crecido 30% en todo el país, en Puebla la tendencia a la alza ha superado los feminicidios del 2019 y ya suman 76 asesinatos de mujeres en medio año del 2020. Pese al confinamiento por la pandemia, los crímenes siguen en la entidad; por lo que el riesgo de que haya más familias de luto es real.

En Puebla desaparecen mujeres y más tarde las localizan sin vida en medio de escenas tan dantescas como el caso de Guillermina cuyo cuerpo fue desmembrado y abandonado en diferentes lugares. Y así como este, hay otros ejemplos igual de horribles que tienden a repetirse por muchos factores.

La impunidad quizá sea la joya de la corona en todo el aparato social y gubernamental que sigue dando paso a más asesinatos de mujeres. Si no hay castigo para los criminales, el mensaje es que no pasa nada. Si las penas para los asesinos no son ejemplares, seguiremos hablando de más asesinatos en Puebla y México. Si los homicidios no son sancionados con celeridad, no puede hablarse de justicia pronta para las víctimas y sus familias.

Si la impunidad sigue reinando por mil razones, ya sea porque la densa estructura de una Fiscalía no hace bien su trabajo o porque en los juzgados no hay celeridad ya que tiene como cómplice a la corrupción, entonces los crímenes contra mujeres van a continuar.

Si cada esfera social se queda con los brazos cruzados porque creen haber hecho lo que les correspondía, este será otro factor para que los feminicidios sigan. Por ejemplo si escuchamos a diputadas y diputados diciendo que ya reformaron las leyes para sancionar a los feminicidas, quizá sí han cumplido su chamba aunque solo será una parte, porque deberían observar su cumplimiento.

Otro ejemplo: Si oímos al gobernador lamentarse por el cuarto lugar que ocupa su estado por los feminicidios y sin tomar decisiones correctivas, entonces ya valimos. Y si a eso le sumamos los oídos sordos de las y los fiscales, de los jueces y magistrados; pues por eso habrá condiciones para que todo siga igual. Toda sociedad se reparte la culpa, más entre los políticos para sacar raja electoral.

Este delito ya sucedió cuando los gobiernos eran priistas, también se registró con los gobernantes panistas, y hoy cuando el país es gobernado por la izquierda, seguimos igual o peor. El punto es que el crimen no es un asunto de partidos o de echarle la culpa al rojo, azul o guida; el asunto es un problema social muy complejo de educación y valores en donde los gobiernos no lo resolverán solos, pero lo cierto es que entre sus responsabilidades sí está el diseño de políticas públicas que cambien esta realidad.

Mañana se olvidarán los crímenes de Angie Michelle o el de Guillermina, sí, pasará lo mismo que con Paulina Camargo que a finales de agosto cumplirá otro año de desaparecida, es decir mañana ya nadie se acordará. Ah, pero ocurrirá otro asesinato y nuevamente se repetirá la historia: llegarán las lamentaciones y las culpas para luego ser historia. ¡Ojalá que algún día Puebla ocupe el último lugar en la tabla que mide este crimen!